DELTA

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13 de abril de 1998

Ayer tuvimos una cena familiar muy peculiar, siempre es así cada vez que vienen mis abuelos a visitarnos a la casa. Ellos son tan interesantes y extraños a la vez que creo que es una característica general del pueblo en el que vivimos y su gente... cómo ya dije todos son muy interesantes pero lo principal es que son extraños.

Mi abuela contaba historias acontecidas aquí en Árbol Negro, cada una peor que la otra... me da tanto miedo que después me cuesta dormir. De entre todo lo conversado una me llamó tremendamente la atención y es la historia de Catalina.

Según mi abuela hace unos 10 años atrás una vecina de ella tenía tres hijas, se llamaban Sonia de 18 años, Jimena de 16 años y Catalina de 8 años. La madre de aquellas niñas y su esposo acostumbraban subir a la montaña tras su casona en busca de leña, era una rutina de tarde para el matrimonio, costumbre que se realizaba diariamente desde el inicio de su compromiso, muchas veces las hijas también se hacían parte de la actividad y esta vez no era la excepción. Habían decidido ir todos por la tan anhelada leña seca en este día de invierno.
Era una tarde gris, sin lluvia pero fría y la madre junto al padre encabezaban la caminata a la montaña, seguido por Sonia, Catalina y Jimena.

El ambiente era grato y ya todos tenían su primera carga de madera seca entre los brazos, cuando una repentina y espesa niebla comienza a descender de la montaña y se extiende entre los incontables árboles altos como edificios. La familia apresura de inmediato el paso para regresar a su casa y no ser alcanzado por dicho evento, cuando en un descuido y sin saber cómo, no divisan más a Catalina entre ellos, aún cuando los padres la dejaron adelante entre los dos para recorrer el camino juntos. La neblina no tardó en alcanzarlos y no podían ver bien a su alrededor. Comenzaron a llamar en voz alta y Catalina a responder no muy lejos, la familia deja su leña aparte y comienzan a recorrer hacia la voz de la pequeña quien era prioridad ahora, la voz de Catalina cada vez estaba más cercana y la familia más ansiosa de encontrarla pronto, cuando parecían tener a la niña frente a ellos ya no la escuchan más.

La familia se desespera pero la neblina comienza a desvanecerse rápidamente y deciden quedar en el lugar para seguir llamando.

Una vez que la neblina pasa por completo deciden avanzar hacia un gran árbol que no estaba muy lejos de ellos y que parecía tener unos géneros muy familiares en sus ramas más altas, se escuchan los gritos de cada uno por toda la montaña cuando se dan cuenta que... lo que cuelga de las ramas era toda la ropa de su hija menor y bajo estas... a los pies del árbol, encuentran huesos limpios, apilados y coronados por un cráneo pequeño. Sobre el cráneo una extensión sangrante y abundante de cuero capilar intacto, con el cabello ondulado y los moños de Catalina.

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