Uno: Tiene un talento implícito

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—Roma bebé, ¿me podes decir donde dejaste los juegos de Elian?— dijo Daniel, a un lado mío de la mesa, esperando una respuesta de mi parte, señalando la Play Station

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—Roma bebé, ¿me podes decir donde dejaste los juegos de Elian?— dijo Daniel, a un lado mío de la mesa, esperando una respuesta de mi parte, señalando la Play Station.

—Se los dí a los perros- respondí.

-No podés- se rió mi mamá-¿Otra vez?.

-Me enojé la semana pasada y bueno, actúo depende de como me trate. Newton decía, "toda acción corresponde a una reacción"-informé con una sonrisa.

En lo que se refiere a Elian, es mi hermano mayor, no vive con nosotros, tiene su propia casa y familia. Y un hermoso hijo de cinco años, Benjamin.

En fin, es grande. Bueno, somos grandes ya, pero esa costumbre de pelear constantemente se volvió aún más grande cuando se fue de casa. Pelear es algo necesario que preciso hacerlo, si o si.

-Roma- me llamó la atención Dani, sacándome de mi transe. Juro que sabia lo que iba a hacer, pero como muy ilusa me dí vuelta, cuando lo hice confirmó mis sospechas, estaba el pelimarrón sacándome la lengua mostrándome los restos de papas fritas que tenía dentro de la boca.

Hice una cara de asco y completé su asquerosidad con un eructo mío.

Si, así de asquerosos somos.

-¡Roma, no seas asquerosa!- me retó mi progenitor.

-Y a él no le dicen nada, ¿no?- pregunté ante tal injusticia. Señalando a mi mejor amigo.

-Es que él tiene un nivel de boludez muy elevado Romita, si vos te seguís juntando con esta cosa, se te pega, corazón. - contestó Lucia, la hermana mayor de Daniel.

Lucia es la persona que más admiro, es una persona que te transmite tanta paz, pero que a la vez es alguien que te puede descontrolar tu vida, pero de una buena manera.

Es de esas personas que no importa si son las cuatro de la madrugada, les mandas un mensaje, y la tenés en la puerta de tu casa. Es una persona que vale un mundo.

-No soy una cosa, tarada- dijo enojado Daniel- Romi, decile que no soy una cosa- habló e hizo un puchero, poniendo su cabeza en mi hombro.

Modo mimado, on.

-No le digas cosa, a mi bebé - dije con un puchero yo también.

Perdón, me corrijo. Modos mimados, on.

-¿Hoy competís no?- susurré bajito.

Colegas // Daniel RibbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora