Diecinueve: Amo a Daniel Ribba

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Sonó el timbre, bajé suponiendo que era Dani

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Sonó el timbre, bajé suponiendo que era Dani. Al bajar me encontré una escena en la cual Gastón estaba saludando a Dani con una expresión un tanto extrañada. Sin decir que el morocho, peligris estaba todo despeinado y con cara de dormidito.

Es hermoso.

—Ey Dani, ¿qué onda, que pasó?— hizo el típico saludo de hombres.

—Nada Dto, la vine a buscar a Roma.

—Uy, sisi, pasa. No me dijo nada que venías.

—Hola—Hablé bajando las escaleras.

—Yo los dejo...—Habló rápido, viendo la situación. Agarró las llaves y se dirigió hacia la puerta, antes de irse me miró—Avisame cualquier cosa.

—Si—Y se fué.

—¿Estas bien Gre?—Se acercó a mi y yo pasé mis brazos por su torso hasta llevarlos en la parte de atrás de su espalda, conformando un abrazo.

Apoyé mi nariz en su hombro, sintiendo su rico olorcito. Él pasó sus brazos por mi cintura y me dió besitos en la cabeza

—¿Podemos ir a tu casa?—Hablé.

—Si, me estas preocupando...—Dijo él, acunando mi cara en sus manos.

—No te preocupes bebé, no es nada serio. Solamente quiero estar en mi refugio, que es donde estás vos.

—Bueno, vamos entonces— Entrelacé nuestros dedos antes de salir. Dani bajó la vista hacia nuestras manos y se le escapó una sonrisa, pero no dijo nada.

Acto que agradecí por que me estaba muriendo de nervios por dentro, y más si decia algo de eso.

Cerré la puerta con la llave que tengo de la casa de Zoe. Si, tengo una llave de la casa. Y me subí al auto de Dani, me abroché el cinturón y esperé a que arranque el auto.

En el transcurso del viaje, llevó su mano a mi pierna y la acarició. Yo apoyé mi codo en la ventana viéndolo con ternura.

—¿Te desperté?—Le pregunté cuando me miró.

—No amor, o bueno si, un poquito—hizo una mueca y paró en el semáforo por que este se puso en rojo.

—Perdón—Hice una mueca.

—Pero por vos me levanto hasta las siete de la mañana—Me reí, eran exactamente las siete de la mañana.

—Es que me despertó la lluvia—Me acerqué a darle un besito en la mejilla.

—¿Estas segura de que estás bien?—Arracó nuevamente el auto.

Si Dani, estoy bien.

Colegas // Daniel RibbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora