ein

2.8K 226 35
                                    

Odín estaba decidido a hacer todo lo posible para evitar Ragnarok, incluso si eso incluía sacrificar a sus nietos. Por eso cuando Heimdall le avisó que su hijo, adoptivo, Loki había tenindo había tenido otro bastardo, no dudó en mandar a sus guardias a por él. Al parecer, en una de sus escapadas a Midgard, el dios de las travesuras había decidido que era buena idea revolcarse con una mujer mortal.

Otro hijo significaba otra posibilidad del fin del mundo. Otro hijo significaba que tenía que encargarse de buscar una forma de tenerlo controlado.

Técnicamente, el niño era un semidiós, una parte de él seguía siendo mortal, podía dejar que viva su vida en Midgard sin enterarse sobre su progenitor divino; pero cuando muriera había posibilidades de que fuera a Helheim, donde se encontraría con su hermana Hela, lo que aumentaría las chances de una revuelta.

Hela era otro hilo suelto que podía causar el Ragnarok, pero no podía hacer nada por su posición como diosa de la muerte, sólo quedaba vigilarla de cerca.

Los otros críos, Fenrir, Jormungander y Slepinir, estaban retenidos en su forma animal; entonces no se tenía que preocupar por ellos. Había sido descuidado al pensar que al casar a Loki con una persona que fuera infértil iba a lograr que dejara de tener hijos por ahí.

Ahora tenía un bebé en frente suyo que no paraba de llorar y no sabía qué hacer. Su esposa Frigga había decidido que no lo había a ayudar a deshacerse de uno de sus nietos y que la llamara cuando haya terminado. Se había ido sin ni siquiera ayudarlo a calmar el bebé que buscaba a su madre. Ninguno de los otros había sido tan difíciles de manejar (capaz porque en su gran mayoría eran animales).

Las inmensas puertas de la sala de trono se abrieron abruptamente, dando paso a Loki, que teniendo en cuenta su mirada asesina y la cuchilla que estaba enganchada en su muslo, estaba más que enfadado. Odín no opuso resistencia cuando su hijo agarró al bebé y lo dejó tranquilizarlo, viendo como la mirada del dios del engaño se suavizaba al verlo.

—No vas a matarlo—soltó Loki cuando su hijo dejó de llorar, apretándolo más contra su pecho, tratando de protegerlo de cualquier cosa que Odín hubiera planeado— Es sólo un niño humano.

—Siendo tu hijo, dudo que sea un simple mortal— rebatió Odín, pero no hizo ningún amague para quitarle el niño de sus brazos, sabiendo que era inútil. Tampoco dijo en voz alta su miedo a la alianza que podían crear Hela y el bebé. No era tan idiota como para darles ideas.

Si sólo hubiera una manera de que no fuera a Helheim pero tampoco fuera inmortal.

Los ojos de Odín brillaron cuando la idea apareció en su mente, algo que no pasó de ser percibido por Loki, que dio un paso atrás con su hijo.

—Podrá seguir su vida como mortal...

— ¿Pero? —inquirió Loki, listo para saltar en defensa de la criatura que tenía en brazos.

—Pero tendrá su magia retenida, tendrá una familia midgardiana normal y no podrá entrar a ninguno de los otros reinos— Loki entrecerró los ojos, sospechando que había más planeado de lo que dejaba ver. Odín siguió hablando— ¿Cuál es el nombre que la madre sugirió para el niño?

—José Manuel— respondió Loki con una cara de disgusto ante el nombre tan común.

—Entonces ese es el nombre que se queda— Lo frenó Odín antes de que el otro dios pudiera decir que nombre nórdico quería para su hijo— Nada que pueda sugerir una ascendencia divina.

Loki rodó los ojos.

—Hace mucho que los mortales no nos ven como dioses, padre, no deberías de que preocuparte.

LokisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora