Paraíso escarlata
El sonido del tacón chocando contra el escritorio retumbaba por toda la sala. Sentada sobre su silla de cuero, en una postura dominante y demostrando grandeza; el pie de Misha no paraba de moverse después de haber leer el contenido de la nota.
Los rayos del sol se filtraban por las grandes ventanas que decoraban sus paredes laterales. Pero ni la belleza del día pudo calmar a la deslumbrante pelirroja y su expresión de serenidad absoluta.
Más que serenidad, su rostro no mostraba gesto alguno. Su mirada no se despegaba de la nota, que ahora, estaba sobre su escritorio.
¿A dónde se había ido la sonrisa que siempre portaba? Acaso estaba... ¿Asustada? ¿Enfadada?
Lo que sí se podría decir, era que las fotos no habían tenido un fuerte efecto en ella, pero la nota al parecer si lo logró.
Cruzó las piernas, sin dejar de mover lentamente su pie. Con su mano, apoyada en su escritorio, no paraba de mover su dedo índice como si contara los segundos a la espera que algo pasara.
De pronto, para sorpresa del mismo diablo, su expresión fría se fue descongelando poco a poco en cuanto las comisuras de su boca se empezaron a levantar. Hubiera sido suficiente, pero lo más preocupante fue cuando esa simple sonrisa fue ensanchándose hasta convertirse en una frívola y diabólica sonrisa.
Una risa burlona se escapó de esos maquiavélicos labios. Ese simple gesto la hizo volver a su semblante imponente y aura depredadora.
Levantó su mirada al oír como la puerta de su oficina era abierta.
—Señorita Roseford, traje su nuevo cambio de ropa y su bebida. – anunció Eros dejando ver su presencia al ingresar.
Un gesto de extrañeza inundó su rostro al momento que vio la llamativa sonrisa de Misha esperándolo al final de su oficina.
Cerró atrás de él, llevando en uno de sus brazos, la bolsa de portatrajes donde estaba la nueva vestimenta de Misha y en su otra mano tenía un simple vaso desechable con su bebida favorita.
—¿Puedo saber el, ahora, motivo de su sonrisa? – preguntó, acercándose a su escritorio.
Misha lo miró de reojo y le regaló una media sonrisa, que parecía portar un poco de la emoción que estaba sintiendo.
—Parece que voy a hacer chantajeada. – rió.
Eros abrió los ojos por un momento, frenando su paso. Suspiró reacio, dejó su bebida y traje a un lado de su escritorio, que minutos antes fue usado para motivos de "reproducción humana".
—Señorita Roseford – dijo Eros, forzando una débil sonrisa –, no debe tener ese tipo de expresión si está siendo víctima de una extorsión.
—¿Puedes creerlo? – volvió a soltar una rápida risa y tomó su bebida, ingiriendo el contenido de este.
—En verdad, me gustaría saber quién se atrevería a chantajearla. – mencionó Eros cómo si fuera la broma más sarcástica que hubiera escuchado –. Seguro ha de ser alguna pobre alma pensado lograr lo imposible. – declaró, tomando la bolsa del portatrajes y sacando, con cuidado, el elegante vestido –. No se preocupe, ordenaré una investigación exhaustiva para que usted no corra peligro.
—No, no... – negó con su cabeza, manteniendo su carisma –. No va a ser necesario.
Eros lució confundido, dejó su vestido en uno de los sillones y quiso hablar nuevamente. Pero las cortas palabras de Misha, hicieron que su hablar fuera ahogado.
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Bondage || +21
Romance🚨| Contenido sexual explícito y lenguaje obsceno. 🔥| Historia paralela a "Atrápame, si puedes...", no necesariamente debes leerla para entender esta historia. 🚨| Contenido Bdsm. Dom/sum (M/S) Misha Roseford. De bella fisonomía, ojos oscuros y...