🚨| Contenido sexual explícito y lenguaje obsceno.
🔥| Historia paralela a "Atrápame, si puedes...", no necesariamente debes leerla para entender esta historia.
🚨| Contenido Bdsm. Dom/sum (M/S)
Misha Roseford. De bella fisonomía, ojos oscuros y...
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11 𝓪𝓷̃𝓸𝓼 𝓪𝓽𝓻𝓪́𝓼...
¿Diversión?
—¡Ar-thur...! – gimió la joven al sacar el miembro erecto de su boca.
De cabellos negros pero con un toque de lila en las puntas, la delgada estudiante estaba sentada sobre sus rodillas rosáceas. Con cuidado de no ensuciar su uniforme con el suelo, se levantó la falda a la cintura y reluciendo sus bragas húmedas de sus fluidos naturales.
Dio un corto beso al glande de su acompañante y procedió a lamerlo mientras se desataba la corbata que adornaba su camisa. Sus lentes empañados de sudor, escondían una mirada de satisfacción que reprimió al levantar su rostro para observar a su compañero.
El hombre de rasgos ásperos pero de hermosa cabellera rubia, la miraba desde arriba con sus penetrantes ojos celestes, tan fríos como el hielo. Sus labios cálidos ensancharon una media sonrisa que se atenuaba con su pálida piel. De porte alto y corpulencia atlética, el joven estudiante pasaría fácilmente como modelo para una pintura de la mitología griega.
La joven embobada profundizaba sus besos y presionaba sus manos con fuerza para satisfacerlo. Se desabotonó los últimos botenes de su camisa, y un pequeño brasier salió a la luz, ocultando sus redondeados montes.
—¡Arthur! ¡Ar-thur! – gemía con cada bocanada.
Bajó su mano libre, deslizando una línea hasta su entrepierna. Liberó un pequeño jadeo al sentir su zona sensible, pidiendo ser tomada por él.
El ambiente se estaba tornando caluroso en el laboratorio del instituto Shadowbank. Las variadas mesas tenían diferentes equipos que parecían sacados de una película científica, desde tubos de ensayo básicos hasta nitrógeno líquido en varios de los refrigeradores del lugar.
El sol se estaba ocultando en las últimas horas de la tarde. Su luz se friltaba por las ventanas e iluminaba a la traviesa pareja de espaldas. Y con una última lamida en su hombría, se separó lentamente de él con la boca entreabierta y respirando pesadamente para recobrar fuerzas.
