🚨| Contenido sexual explícito y lenguaje obsceno.
🔥| Historia paralela a "Atrápame, si puedes...", no necesariamente debes leerla para entender esta historia.
🚨| Contenido Bdsm. Dom/sum (M/S)
Misha Roseford. De bella fisonomía, ojos oscuros y...
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Dulce pasado libidinoso
Eros apresuró su paso por los corredores, pero mantuvo la tranquilidad para no levantar sospechas. Se cruzó con algunos empleados a los que tuvo que saludar con un ademán y reanudar su apurado caminar.
Llegó hasta las puertas de la oficina de Misha y se apresuró en tocar con firmes pero delicados golpes.
—Señorita Roseford.
Esperó unos segundos y no obtuvo respuesta. Suspiró.
—¡Señorita Roseford! – insistió con un tono más alto.
Volvió a esperar unos segundos y siguió sin obtener una respuesta.
Hizo un gesto con su labio en molestia. Miró a los alrededores y al verificar que no había nadie, apegó su oreja a la puerta con cuidado de no dañar y maltratar su traje. Negó con la cabeza al escuchar los gemidos entrelazados de dos mujeres proviniendo de dentro.
Se alejó y tomó las manijas de la puerta.
—Señorita Roseford, respeto su privacidad tocando la puerta pero reafirmo mi autoridad como secretario entrando de todos modos. – anunció, y sin importarle las represalias o los castigos, abrió las puertas de un solo y fuerte movimiento.
La escena frente a sus ojos, sólo le hizo levantar las cejas un breve momento.
La joven Johan de rasgos asiáticos y de aspecto "profesional", estaba sin camisa y con los pechos al aire, sentada a horcajadas sobre los muslos de Misha. Su rostro se tornó rojo de la vergüenza y se tapó los pechos con sus manos de un rápido movimiento. Desvío su mirada para evitar su vista y su vergüenza.
Misha lanzó un quejido de molestia y separó sus labios del liso cuello de ella. La excitación se le había esfumado por la repentina interrupción.
Alejó sus manos que rodeaban la cintura de Johan, y ella se limitó a encogerse, más no abandonar su asiento en los muslos de Misha. Tal vez la vergüenza la había inmovilizado sus piernas.
Misha colocó su codo en el apoyo de la silla y puso su mentón sobre su mano, mientras su brazo libre rodeaba la delgada cintura de su acompañante. Le devolvió una mirada apática a Eros y dijo:
—¿Qué ocurre? – su gesto se relajó.
Fue una señal para que Eros prosiguiera, y él aceptó gustoso.
—Señorita Roseford, me he visto en la degradante situación de interrumpirla y lo lamento, pero debo notificarle que el señor Thompson ha pedido una conversación en privado con usted. Ahora mismo de ser posible, porque la está esperando en la entrada del edificio.
Misha mostró sorpresa momentánea.
Dejó caer su mano de Johan y pensó un momento. Johan dio un sobresalto, cuando escuchó la risilla de Misha como si le pareciera divertido.
