🖤︎ 𝟠𝟚.

1.2K 101 9
                                    

Shōta sería el tipo de amor, al que te tendrías que declarar tú, ya que él es demasiado tímido e introvertido como para atreverse.

🖤🖤🖤︎

—Las estrellas están preciosas esta noche —señalaste, ladeando tu cabeza en dirección a Aizawa.

Él ni se inmutó. Continuasteis caminando.

—He escuchado que tu clase va a participar en las olimpiadas, ¿estarás orgulloso, no?

—Sí.

Giraste por completo tu cabeza en su dirección. Ya te había hartado. Últimamente Shōta era todavía más reservado que de costumbre, respondiendo siempre a tus preguntas con monosílabos, mientras que con el resto de profesores de la U.A. actuaba como siempre. Ah, claro, pero luego te invitaba de pronto a una cena. ¿Qué le ocurría a Shōta?

Te detuviste en seco, y agachaste la mirada, él continuó avanzando un par de metros más y se detuvo, ladeando su rostro hacia ti.

—¿Qué te pasa ahora? —preguntó, frío. Era la frase más larga que te había dirigido en toda la semana.

Cerraste tus puños y te dieron ganas de darle un puñetazo a algo.

—¿¡Qué qué me pasa!? —espetaste. Si Aizawa creía que podía jugar contigo de aquella forma, estaba muy, pero que muy equivocado— ¿¡Qué demonios te pasa a ti, Aizawa!? ¡Me ignoras, no me diriges la palabra apenas, pero luego me invitas a una cita! —levantaste tu mirada y en tus ojos cristalinos por las lágrimas se lograba observar un remolino de ira y frustración.

Poco a poco, las nubes comenzaron a cubrir las estrellas, formando un negro y espeluznante manto. Si continuabas enfureciéndote de aquella forma, pronto comenzaría a llover y tronar.

Aizawa te observó de arriba a abajo y se acercó a ti con un paso decidido. Se detuvo en seco a pocos centímetros de ti.

—¡No lo entiendo! No lo entiendo...

Lágrimas de impotencia comenzaron a correr por tus mejillas, que a su vez se mezclaban con las gotas que daban a entender que comenzaba a lloviznar.

Por un momento lo tuviste claro.

—¿Solo me querías por diversión? ¿Para jugar con mis sentimientos? ¿Porque soy pobre, simple e ingenua? —tus palabras salían como dagas que se clavaban en tu propio corazón. Él permanecía impasible— ¡Y te aseguro que si Dios me hubiera dotado de belleza y dinero, también tendría a los hombres haciendo cola, mendigando amor, cómo tú me tienes a mí!

Al momento te diste cuenta de lo que habías revelado. Tapaste tu boca con una de tus manos, y llevaste la otra a tu pecho, como si aquello pudiese remediar lo dicho.

Ya está, ahora él ya lo sabía.

Y todo lo que hizo fue sonreír ligeramente.

—Te ha costado.

Aquello colmó el vaso.

Los truenos resonaron y la lluvia comenzó a caer con furia. Dentro de nada os encontraríais empapados si no buscabais refugio.

—¿Que me ha costado? ¿¡Que me ha costado!? —te aproximaste a él y comenzaste a golpear su pecho con rabia. Las lágrimas no cesaban y la lluvia empeoraba cada vez más.

Un golpe detrás de otro, y millones de preguntas en tu cabeza y trillones de matices que podían adoptar aquella frase suya.

—¡Te odio, Aizawa Shōta! ¡Te odio, te odio, te odio! ¿¡QUÉ DEMONIOS QUIERES DE MÍ!?

—Todo.

Automáticamente levantaste la cabeza y lo miraste a los ojos.

Poco después sentiste sus brazos rodearte y sumergirte en un cálido abrazo, a pesar de vuestras mojadas ropas. El tiempo se ralentizó para ambos, y no eras capaz de procesar aquella única palabra que él había dicho.

—Lo quiero todo de ti: tus rabietas, tus berrinches, tus extraños gustos, tu forma de ser, tu lógica, tus risas, tu ideología, tus rosadas mejillas, tus llorosos ojos, tu rizado pelo, tu cintura, tus gélidas manos, tu risueño rostro, tu imperfecto cuerpo, tu gran corazón, tu vida completa. Te quiero enterita.

No supiste cómo reaccionar. Tu estado de shock duró unos segundos. Después, lo tomaste de las solapas de su americana negra y uniste vuestros labios en un profundo beso, con todas tus fuerzas.

Él se sorprendió. No pensó que reaccionaras con tal ímpetu. No tardó en corresponderte el atrevimiento.

Y allí, bajo la tormentosa lluvia, os besasteis con aquella pasión tan largo tiempo reprimida.

Besaste al hombre con el que tantas ganas tenías de compartir hogar y vida, besaste al padre de tus hijos,

besaste al amor de tu vida.

⇉ [ 🖤 ; ❛ Aɪᴢᴀᴡᴀ ɪs ᴛʜᴇ ᴛʏᴘᴇ ᴏғ... ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora