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Shōta es el tipo de hombre que solo utiliza colonia en contadas ocasiones especiales. Además, la que utiliza suele ser poco popular, y huele de maravilla, por lo que cuando la olisqueas en otro lugar, solo se te viene su imagen a la cabeza.

🖤🖤🖤

La fiesta se encontraba en su apogeo, y él seguía sin llegar. Miraste a tu alrededor, disgustada. Te había prometido que estaría allí presente en aquella fiesta. Ésta no era nada más y nada menos que la fiesta de cumpleaños del director Nezu, de la academia UA, y, aprovechando la ocasión, también se celebraba el retiro del Símbolo de La Paz, a pesar de que ya hacía largo tiempo que éste había abandonado la franquicia.

Se celebraba en la propia academia, donde tanto alumnos, profesores y héroes profesionales disfrutaban de la noche como iguales. Y sin duda lo estaban festejando por todo lo alto: al principio, y como era de esperar, se profesaron los clásicos discursos de felicitaciones y despedida respectivamente. Endeavor, felicitó al director y un simple discurso acerca de la gran pérdida bastó para mantener su posición y no ser tachado de maleducado. Y los discursos siguientes se basaron en alabar a All Might y desearle más años de vida a Nezu, aunque en ningún momento se mencionó su edad concreta...

La música hacía temblar los suelos y crujir las paredes, a medida que el ambiente se animaba, aunque sin perder el ambiente de lugar de etiqueta. Y como esperabas, todos los presentes se habían adaptado a las reglas de vestir, muy acordes a lo que celebraban. Hasta Hawks, rebelde y autoproclamado "no seguidor de las normas de etiqueta", por una vez había cedido ante los esmóquines y también ante Tokoyami, que prácticamente lo había obligado a vestirse elegantemente. Tú sabías que si hubiese sido por él, probablemente se hubiese presentado en chándal...

Los trajes negros y esmóquines se avistaban en cada rincón, brillantes y pulcros a la luz de la luna, que inundaba el jardín. Las damas se encargaban de aportarle al lugar color y vida, con bellos vestidos de tonos variados; que conjuntaban a la perfección con sus largos cabellos, a diferencia de los tuyos; cortos y tejidos entre sí formando graciosos rizos.

—¡_____! ¿Querrías bailar conmigo?

La voz de uno de tus alumnos a la espalda te sorprendió, y giraste la cabeza con suavidad, para después sonreírle, con afecto.

—Claro, Mirio, vamos a la pista.

El joven te tendió el brazo, con una de sus características sonrisas y lo aceptaste gustosa. Desde luego no te suponía ningún inconveniente o vergüenza bailar con uno de tus alumnos. De hecho te encantaba, pues era muchísimo más alentador bailar con ellos que carecían de ciertas intenciones que otros héroes adultos podían tener hacia ti.

Caminasteis del brazo hasta llegar a la pista y bailasteis entre risas y bromas durante unos minutos. Pero para ti, sin duda, lo mejor fue ver los destellos que se producían en los ojos de Mirio, al reírse. Adorabas ver la ilusión en los ojos de tus niños.

Unos momentos después cambiaste de pareja y así sucesivamente. En total, bailaste con diez personas: Mirio, Best Jeanist, Izuku, Tsuyu, Kirishima, Endeavor, Hawks —porque se había picado al verte bailar primero con Endeavor que con él. De verdad te divertiste mucho bailando con él—, Tamaki —aunque fue muy tímido al pedírtelo y tú finalmente le ayudaste— Shoto y por último Katsuki, que, picado al igual que Hawks, te había "pedido" —a su manera, claro está— bailar. Primero tuviste que convencerlo para que saliera a la pista, pues se negaba rotundamente, hasta que cedió. Te pareció ver como un par de veces sonreía y sus ojos adoptaban un ligero brillo. No había nada mejor, que la sensación de haber logrado que aquel chico se hubiese relajado unos instantes...

Estabas a punto de aceptar la invitación de baile de All Might, cuando un aroma llegó a tu nariz.

Sabías qué era.

Sabías de quién era.

Unos segundos más tarde, sentiste una mano en tu cintura y, de reojo, lograste averiguar de quién se trataba. Y cómo habías sospechado, era él.

—All Might, ¿me permites este baile con la dama a mí?

Su aliento frío y amentolado enfrió tu cuello y los vellos de tu nuca se erizaron.

El héroe rubio, mostró una amplia sonrisa, para a continuación levantar un pulgar, en señal de conformidad.

—¡Claro Aizawa! Nos vemos luego, _____.

El hombre sonrió una última vez, y se perdió entre la multitud.

—¿Así que la "dama", eh? —repetiste tú, con una sonrisa socarrona, sin girarte todavía hacia el hombre, tan solo ladeaste un tanto la cabeza en su dirección.

—La situación lo requiere.

Giraste por completo tu rostro y te encontraste con un hombre apuesto y considerablemente atractivo. Pero sobretodo, elegante: un traje negro, de corbata azul marino, camisa blanca y limpiado minuciosamente. Su cabello, peinado en un semirrecogido, producía destellos a la luz de la luna, puesto que estaba recién lavado y perfumado con aquel olor a romero tan agradable, que combinaba a la perfección con el perfume que envolvía al hombre. Se había afeitado la barba, y a la par, su rostro daba la impresión de que había rejuvenecido, como poco, diez años.

Si los príncipes azules no existen, existirían los rosas, porque aquel aspecto era casi digno de uno. Al menos así pensabas tú.

Firme y decidido, te llevó fuera de la pista de baile y de la parte del jardín en el que se celebraba la fiesta.

Caminasteis juntos hasta estar alejados del tumulto, parando sobre la fresca hierba. Allí, te tomó de la cintura y, con las lejanas melodías de la canción que quebrantaba el silencio de la noche, comenzasteis a bailar.

A Shōta nunca le había agradado las grandes masas de gente, se agobiaba rápido entre muchas personas; por lo que en un lugar apartado, donde no hay nadie y la calma se respira, logra sentirse mucho más cómodo que en un sitio infestado de muñecas de porcelana y grandes descarados que se hacen llamar héroes.

Arropaste su cuello con tus brazos y dejaste que él llevara el ritmo. Mientras tanto, esconderías el rostro en su cuello y disfrutarías de la fragancia que lo envolvía.

Al inicio de la fiesta, habías sentido una punzada de decepción al ver cómo no aparecía tu novio. Pero todo aquello quedó, al menos, parcialmente perdonado. Era una sensación de paz y calma la que te embriagaba indescriptible.

—Tardaste mucho en venir, ¿pasó algo?

Sentiste como te estrechaba más entre sus brazos. Este gesto era característico suyo cuando no sabía qué responder. No lo presionaste a que te diera una respuesta, pues ya sabías cuál era.

Pasaron los minutos y seguíais danzando al son de la brisa nocturna, hasta que comenzó a descender la temperatura y, para vosotros, la fiesta ya tocaba a su fin.

Parece ser que os leísteis el pensamiento, y, entrelazando los meñiques, os encaminasteis de vuelta a casa, sin pedirle permiso a nadie para marcharos.

Lo habías disfrutado, y lo más importante, él también había disfrutado, por lo que no podías pedir más.

Os montasteis en el coche.

Durante el trayecto, te deshiciste de tus incómodos tacones y te acurrucaste junto a Aizawa, mientras conducía. Entrelazaste tu brazos con el de él y aspiraste de nuevo aquel aroma que lo caracterizaba. Dejaste que aquel delicioso olor que emanaba de Shōta te acunara durante el camino de regreso a casa.

🖤🖤🖤

⇉ [ 🖤 ; ❛ Aɪᴢᴀᴡᴀ ɪs ᴛʜᴇ ᴛʏᴘᴇ ᴏғ... ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora