🖤︎ 𝟛𝟘.

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Shōta es el tipo de novio que, al llegar tú reventada de una misión, te cuidaría.

🖤🖤🖤

Tras una agotadora misión, llegaste a casa completamente rendida. Apareciste por el umbral de la puerta con el alma en los pies, pues había requerido aquella misión bastante energía, tanto física como mental.

Solo tenías ganas de lanzarte en plancha a la cama y dormir hasta que sacaran la nueva temporada de tu serie favorita.

Caminaste arrastrando los pies y tu traje estaba hecho algo menos que jirones. Desde luego la casa parecía una leonera, pero no tenías fuerza material para hacer algo que no fuese dormir.

A pesar de que trataste de no hacer ruido, tus pesados pasos no pasaron desapercibidos para cierto héroe, que leía sobre el sofá aunque sin ganas. Este giró la cabeza en el momento en el que se oyó el chirrido de la puerta principal, y esperó a que hablaras, anunciando tu llegada. Ese momento nunca llegó, por lo cual, se alertó y se deslizó silenciosamente hasta ti, momento en el que logró comprender el porqué de aquella actitud tan apagada, muy impropia de ti.

—Oye, ¿estás bien? —su voz era ronca y profunda, como siempre, pero con un toque suave en aquellos instantes.

Ni siquiera fuiste capaz de mover la cabeza, y le contestaste secamente:

—Misión. Cansada. Sueño.

Y tras pronunciar esto, simplemente te dejaste caer sobre el blanco edredón que cubría la cama que compartías con el héroe.

—No es bueno que te metas en la cama así, créeme.

Soltaste una especie de gruñido con parte de suspiro, que venía a decir entre líneas: "Me importa un reverendo pepino".

Shōta acompañó tu extraño sonido con un suspiro.

—Voy a prepararte un baño, porque veo que no tienes intención de hacerlo tú.

Tu corazón se expandió un poquito en tu pecho, a pesar del tremendo cansancio, al ver que tu novio, normalmente desinteresado por aquel tipo de cosas, te preparara un baño para ti solita.

Tras unos segundos comenzaste a oír el agua corriente en el baño, proveniente del grifo de la bañera. Minutos después, Shōta volvió a aparecer en el umbral de la puerta, recargando parte de su peso en el marco de la puerta.

—¿Me vas a hacer bañarte?

Literalmente, rodaste sobre la cama hasta lograr encarar a Aizawa, que te veía con expresión seria, pero relajada.

Mordiste tu labio inferior, sonreíste y asentiste con la cabeza, como una niña pequeña. Para luego extender tus brazos en su dirección, en señal de que te cargara.

Él volvió a suspirar y se acercó para tomarte entre sus brazos en estilo nupcial, y llevarte al baño.

—Y luego me preguntas por qué no quiero niños...

Allí te desvistió por completo y te sumergió lentamente y con extremo cuidado en la tibia agua de la bañera. Te jabonó todo el cuerpo, y con delicadeza limpió los arañazos y rasguños de tus brazos. Total, no quedaba ya ninguna parte de tu figura que él no hubiese visto ya.

Intercambiaste miradas divertidas con él, pues sabías cuanto le avergonzaba aquello, pero cuanto disfrutaba mimándote, a pesar de que su forma de ser le impidiese hacerlo a diario.

Una vez bañada y aclarada, te envolvió en tu blanca toalla y te dio un pequeño masaje.

Después de aquello, salisteis del baño, te vistió con tu pijama de Hello Kitty —sí, eras muy fan de aquel personaje de dibujos animados— y se tumbó junto a ti en la cama. Apoyaste tu cabeza en su pecho, escuchando los relajados latidos de su corazón y con aquella hermosa melodía, caiste dormida en unos minutos.

Sentirse tan amada como te sentías en esos momentos, te daba la fuerza casi para parar un tren.

Dormiste de un tirón y al despertar, tu energía y vitalidad se habían restaurado por completo.

De verdad tenías que hacer más a menudo ese tipo de misiones.

⇉ [ 🖤 ; ❛ Aɪᴢᴀᴡᴀ ɪs ᴛʜᴇ ᴛʏᴘᴇ ᴏғ... ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora