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"Por el resto de nuestros días..."

—Bright, Bright—se repitió así mismo el pelinegro de ojos vivaces mientras que con ambas manos sacudía fugazmente los hombros del mencionado. —Despierta, tienes que despertar.

Conforme el contrario recuperaba la conciencia y los sentidos, alzo ambas manos alejando sin mucho afán las molestas manos de Win, quien hizo caso omiso a esto y siguió firme con su intento de despertarlo de una buena vez. Finalmente, el castaño abrió ambos ojos de mala gana y le lanzó una mirada repleta de mucho odio, nada nuevo entre ellos.

— ¿Nunca te has compadecido de mi lo suficiente como para dejarme dormir un rato más? —se quejó este mismo mientras se incorporaba sentado y se sobaba ambos ojos con brusquedad.

—Lo siento, pero es que tengo buenas y malas noticias y no pueden esperar más tiempo.

Lo primero que Bright hizo una vez despierto de pies a cabeza fue darle una larga mirada al joven frente a sus ojos. No parecía exactamente deprimido ni asustado que era lo que se temía, sino más bien algo ansioso.

—Primero dime las buenas noticias y las malas pueden irse al coño.

— ¿Qué has dicho mocoso?

De un solo movimiento el castaño se giró por completo hacia el comedor desde donde había escuchado aquella espantosa y ya familiar voz. Esbozó una gran mueca mientras que las maldiciones llenaban su cabeza. "Que mierda" pensaba él.

— ¡Las buenas noticias es que la tormenta se ha ido!—exclamó Metawin sonriendo de oreja a oreja antes de dedicarle un leve golpecillo amigable en el hombro al sujeto malhumorado que tenía a su lado. —La mala noticia es...

—Es que mi piscina se ha desbordado y toda mi sala está inundada, ahora, ¿Qué dijiste sobre irme al coño grandísimo pedazo de-?

—Bright solo está algo aturdido por haber dormido tanto—interrumpió Win antes de solar unas cuantas risas debido a los muchos nervios que invadían su cuerpo. —Es mediodía, te traeré algo de comer Bright.

Apenas el mayor hubo terminado de hablar, de un salto salió disparado a la cocina donde se dispuso a prepararle un sándwich de queso, el favorito de Bright.

Mientras el pacifico joven se encontraba ocupado en la cocina, Gulf no dudó mucho en aproximarse al sofá y sentarse a su lado de manera amenazante, ¿o solo buscaba sentarse?, Bright tan solo esperó lo peor.

— ¿Sabes que tu pierna sanara algún día verdad? —comentó el joven de tez bronceada y cabellera obscura. —Podrías dejar de usar a Win como un sirviente, por lo que sé ni siquiera le pagas.

—Win ama cocinar para mí.

— ¿Lo hago? —el pelinegro bromeó desde la cocina trazando en su rostro un gesto burlesco.

Bright se limitó a encogerse de hombros sintiendo como la vergüenza le quemaba las mejillas mientras que Win colocaba su plato servido en la mesa y Gulf se dirigía hacia allá donde una taza de algo que olía como a café le esperaba. El menor viendo todo, se incorporó con ambas muletas y caminó al encuentro ansioso por la mirada expectante del pelinegro sobre él. Sin decir mucho, Win empujó la silla donde Bright se sentaría para darle mayor acceso y una vez este cayó sentado, acercó su silla a la mesa con la misma gentileza de siempre.

—Gracias Win...—susurró el castaño sintiendo como sus latidos parecían al borde de desbordarse.

—Entonces, ¿Aún no sabes nada de Mew? —Win pregunta jugando con su propio flequillo debido a la ansiedad.

Eterno Resplandor || BrightWin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora