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6 años atrás.

Un joven y radiante Win de recién 20 años cumplidos se encontraba sentado temblando en su sofá. Se esforzaba por no verse demasiado nervioso, fallaba en esto mismo claro debido a la situación en la que se encontraba. Era la tan esperada noche de aniversario con su amado y apuesto novio y no había manera alguna de dejar de temblar. Ese día cumplirían 5 años de estar juntos, y nada podría hacerlo más feliz.

Luego de unos minutos el famoso novio regresó con él al aclamado sofá y se sentó a su lado sosteniendo un álbum de fotos entre ambas manos.

—Sabía que lo había dejado en el armario—murmuró el mayor sonriendo de oreja a oreja. — ¿Quieres ver fotos conmigo Win?

El menor asintió sin pensárselo dos veces y se empujó hacia su pelinegro novio sumamente contento con la situación en la cual se encontraba. Una cita en casa.

El mayor abrió con lentitud el antiguo álbum de fotos y apenas empezaron con la primera página, las risas se escaparon de los labios de Win.

— ¡Mírate aquí Drake!—exclamó el contrario apuntando con su dedo la foto de ambos niños tomados de la mano en el último día del preescolar. —Siempre te ha gustado tomarme de la mano.

—Y siempre me gustará, ¿Lo sabes verdad?—hizo una pausa tratando de conseguir el valor necesario para continuar. —Siempre te amaré Win, siempre.

El menor alzó una ceja confundido ante la poco familiar conducta de su novio mientras que Drake volvía a cerrar el álbum, el cuál había sido un proyecto empezado por sus madres quienes habían sido mejores amigas, y continuaba llenándose de fotos gracias al hábito de imprimir muchas fotografías de Win.

—Lo sé Drakie, ¿Por qué pareces tan asustado?

Win tenía la leve idea del porque su novio se encontraba tan muerto de miedo, y es que aquello solo podía significar una sola cosa: una propuesta de matrimonio.

El mayor cerró los ojos con fuerza antes de soltar un pesado suspiro.

—Tenemos que hablar.

(...)

El pelinegro de ojos obscuros no había hecho en todo el día nada más que preparar la velada de aquella noche con la intención de que todo saliera a la perfección. Trataba de imitar el ambiente de un restaurante elegante y ridículamente caro como conocía gracias a la televisión, pensando que Bright se sentiría acostumbrado de esa pomposa atmósfera a la luz de velas.

Miró a su reloj de muñeca solo para caer en cuenta que Bright ya llevaba casi una hora completa sin dignarse a bajar para acompañarlo, sin importar cuántas veces Win le había gritado molesto para que bajara.

Cuando la preocupación comenzaba a consumirle, dejaron de importarle todas aquellas palabras amenazadoras del castaño sobre nunca interrumpir en su habitación por las noches y finalmente subió escaleras arriba con mucho miedo de encontrarlo en un mal estado.

La casa se sentía fría especialmente por las noches, los escalones comenzarían a crujir dentro de poco debido a la temporada de lluvias.

Vaya sorpresa se llevó cuando apenas abrió la puerta de la obscura y tenebrosa habitación de Bright, se lo encontró riendo como un lunático arrastrándose en el suelo al borde de golpearse la cabeza con fuerza.

— ¿Qué demonios estás haciendo? —Win corrió a su rescate desconfiando del estado del castaño. —Tienes los ojos muy irritados Bright, pareciera que...

El menor se mordió seductoramente el labio moviendo las cejas de forma juguetona. El pelinegro le dio un fuerte golpe en el hombro derecho antes de recordarse a sí mismo que el chico ya estaba lo suficientemente lastimado.

Eterno Resplandor || BrightWin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora