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El arte no debe ser hermoso,
Debe hacerte sentir algo.

—Eleonor & Park.

Bright se había ido dormir la noche anterior con un terrible dolor de cabeza que lo había puesto de un terrible humor. Parecía que su cabeza hubiera podido reventar del dolor, era jodidamente intenso y seguramente lo había causado Win. Se había saltado la cena y encerrado en su habitación, preocupando a muerte al joven pelinegro que cuidaba de él provocando que múltiples veces intentará entrar a su habitación para ayudarlo y sin embargo, Bright sencillamente cada que escuchaba la puerta abrirse y crujir lanzaba todo lo que tenía en la mano hacia la puerta sin siquiera fijarse en si realmente estaría él en la puerta. Almohadas, sus calcetines, un celular de lo más lujoso que Win terminó por atrapar entre sus manos salvándose de un tremendo golpe.

Win lo había molestado toda la noche con su preocupación, ganándose varios golpes clásicos de Bright haciendo rabieta y lanzamos cosas como un niño de prescolar, cuando en su lugar Win pudo haber tenido una noche relajada con una copa de vino tinto y pasando una hora en la tina nada más releyendo sus libros favoritos que tanto disfrutabas. Pero no. ¿Y si Bright necesitaba ayuda con sus pierna?,¿Y si se moría de hambre o de sed por ser demasiado orgulloso para pedir algo?, ¿Y si le sangraba la nariz y no podía salir corriendo por papel por sus muletas?

El mayor papel como cuidador de Win había sido hace un año cuando Drake sorpresivamente se había contagiado de una terrible gripe que lo dejó tirado por alrededor de una semana, pero mientras que Drake le agradecía cada dos segundos, por su parte Bright solo se quejaba amargamente y lo llamaba estúpido.

—Bright...—Win entró por la mañana nuevamente a la habitación de Bright, quién finalmente había quedado dormido luego de 4 pastillas para el dolor y algo de vodka para pasarlas por su garganta pese al ligero ardor que esto le provocaba, nada de lo que no estuviera acostumbrado. —¿Sigues dormido?, Ya es mediodía.

Win se cruzó de brazos y alzó una ceja al ver al molesto joven castaño durmiendo plácidamente a tales horas del día. Sin embargo, la hora del baño había llegado para Bright.

—Bright—susurró el pelinegro sentándose a su lado en la cama y moviendo su brazo con suavidad. —Bright.

—Si nena, déjame dormir y luego te doy duro.

El castaño malhumorado sintió un fuerte y frío golpe en el brazo que terminó por obligarlo a abrir sus bellos ojos cafés con lentitud y sin una pizca de prisa dislumbrándose en él.

— ¿Qué carajos quieres?, ¿No te quedó claro que quiero estar solo?—Bright farfulló hundiéndose más entre su manta.

Acto seguido Win se vio básicamente obligado a poner los ojos en blanco y dedicarle otro fuerte golpe en el brazo. ¿Qué otra opción tenía con alguien como Bright?

—Ya es mediodía, tu desayuno se enfría y debes tomar una ducha.

Dicho esto, caminó directo y sin titubeos hacia la ventana donde abrió de par en par las finas cortinas, dejando todo el sol matutino entrar de lleno a la habitación de Bright, quién ahora se retorcía en la cama arrastrando su yeso por entre las sábanas, haciendo otro tipo de rabieta de niño de pequeño. Solo faltaba que se pusiera a llorar por su mami para que finalmente pudiera graduarse del preescolar como malcriado experto en berrinches.

—Vete a la mierda.

Repentinamente sintió como fue jalado por encima de la manta bruscamente de su único pie sano para fuera de la cama. Soltó un grito en seco cuando se dio cuenta que Win literalmente estaba a punto de arrastrarlo al frío suelo.

Eterno Resplandor || BrightWin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora