INESPERADO

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En unos meses se cumplirán dos años desde que ella se fue. He pasado un año entero llorando, aún lo hago, pero ya no es seguido como antes. Al principio creí que algo le había sucedido, pero investigando, salió de la casa, subió a un taxi y luego desapareció.

Me abandonó, por un año entero no lo creía, era imposible ver que una persona te diga te amo mirándote a los ojos y luego diga que no puede seguir.

Pero sí, al parecer el amor que ella sentía por mí no era suficiente, me amó, claro que lo hizo, pero no con tanta intensidad como ella lo hacía aparentar.

Yo sé que tuvimos muchos problemas, perdimos a nuestro hijo por culpa de esos problemas. Estuvimos al borde de la muerte a causa de todos los problemas de los cuales creí que era causante. Pero no, no comprendo que pasó, pero desde que ella me dejó ya no hay conflictos, ni problemas, todos vivimos nuestra vida tranquilos y eso es lo que me sorprende.

Me levanto de la cama y me acerco a la mesita de noche. Abro el primer cajón y encuentro a la imagen de la ecografía. Beso la foto, sé que este angelito siempre me cuida desde el cielo y paso un ángel en el camino.

Mi teléfono suena, lo busco para contestar, pero no lo encuentro. Busco debajo de la cama y ahí está. ¿Cómo llegó hasta ahí? Sin tomarle importancia reviso quien es y veo el nombre del ángel.

—Hola Sara —saludo.

—Hola guapo —responde—. ¿Cómo te sientes hoy?

—Bien, me siento bien. ¿Cómo amaneciste tú? —pregunto.

—Yo muy bien, ya estoy preparándome para ir al trabajo —dice—. Te invito a desayunar. '

—No Sara, ¿Cómo crees? Yo invito, pero tendrás que esperar un poco, porque recién me levanté —explico y escucho su risa.

—Ok, no te preocupes, te veo en una hora en la cafetería que está cerca del bufete.

—De acuerdo, me daré prisa, nos vemos...

—Adiós querido.

Termino la llamada y me apresuro en darme un baño para desayunar con Sara. La verdad que esta mujer fue de mucha ayuda. Cuando estuve en mis días difíciles, llorando y sufriendo por su partida, Sara fue esa persona que me escuchó, hace como nueve meses que decidí contarle el motivo de mi sufrimiento, con el paso del tiempo nos hicimos amigos y ahora creo que somos más cercanos.

Sara ha sido mi ánimo, ni mis padres pudieron ayudarme tanto como Sara, ella venía y me sacaba a la fuerza, le estoy muy agradecido porque de no ser por sus ánimos yo estaría hundido en una depresión.

Termino de darme la ducha, salgo de la bañera y escucho un sonido, algo calló. Volteo a ver que era y veo tirado la crema de cuerpo de Emma, ahora que lo pienso, todas sus cosas están intactas.

—Es hora de dejarte ir —susurro—. Pero tengo un compromiso, así que será más tarde.

Salgo del baño y me dirijo al closet rápidamente. Veo sus prendas y me quedo un momento observando su vestido de novia. Me acerco lentamente para tocarlo, pero no me atrevo.

Necesito quitar todo esto de mi habitación, no es sano para mí ver las cosas de una persona que ya no me ama. Tengo que pasar la página, sé que dolerá demasiado, pero es el primer paso para estar bien

Hoy, regresando del trabajo, me dedicaré a retirar todas las cosas de Emma, no sé dónde las pondré, pero no pueden seguir en mi habitación.

Me visto con prisa, seco mi cabello y salgo de mi habitación. Al bajar las escaleras me encuentro con mis padres. Estos al verme me sonríen y se acercan.

Tú, Siempre Tú #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora