Parte 7

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En su corto tiempo allí, notó que Krystal hacía ciertas cosas con lentitud. A veces le tomaba un minuto procesar algo complejo, y cuando tenía que llevar a cabo una tarea que involucraba mucho trabajo, Liam estaba alrededor para hacerla por ella.

Índigo no podía entender todavía la relación de Krystal y Liam. No sabía si era un mayordomo, un sirviente o un novio (aunque "novio" estaba fuera de discusión ya que sus interacciones se limitaban estrictamente a algo de hermano y hermana). Pero incluso si Índigo no podía delimitar lo que era, sabía que Liam era algo sobreprotector con Krystal, fuera por la razón que fuera.

Mientras caminaba por el vestíbulo, pudo escuchar las voces de Liam y Krystal a la vuelta. Con sus oídos agudizados, Índigo no pudo evitar escuchar.

–¿Estás segura de querer caminar tan lejos? –Podía escuchar que decía la voz preocupada de Liam.

–He caminado hasta allí en muchas ocasiones. Estaré bien.

–Pero eso fue antes...

–Estaré bien. Tengo a Índigo.

La conversación terminó allí. Al momento siguiente, Índigo vio a Krystal doblar la esquina y caminar hacia él. Detrás suyo, Liam intentaba mantener una expresión alegre en su rostro, pero Índigo pudo ver aquella mirada en su rostro de verdadera preocupación.


Caminaron por diez minutos en un sendero sólo para encontrar el árbol del cual Krystal estaba hablando cuando se salieron de su camino. Tras una buena cantidad de vegetación, Krystal apuntó hacia un árbol que parecía ser el rey de todos los que estaban a su alrededor.

Índigo miró mientras Krystal inspeccionaba felizmente la base del árbol. Luego se sentó, mientras Krystal empezaba a trabajar en su pequeño proyecto. Al verlo notó algo cálido dentro suyo, sólo con ver a la mujercita junto a aquel árbol gigantesco. Era una visión agradable, y por primera vez en mucho tiempo, Índigo se permitió bajar la guardia.

Tras cinco minutos tratando de penetrar la dura madera, Krystal suspiró y se volteó hacia Índigo, tendiéndole su navaja.

–¿Puedes hacerlo por mí?

Él parpadeó antes de ponerse de pie. Caminó y gentilmente le quitó el objeto afilado a Krystal.

–¿Es la madera muy dura para cortar?

–Es sólo que estoy algo cansado.

Índigo le echó un vistazo.

–¿Dormiste bien anoche? –Hubo unos segundos de silencio antes de que Krystal respondiera un "Sí..." –Entonces, ¿por qué estás cansada? –preguntó, volviendo a mirar hacia el árbol e inspeccionando el cuchillo.

–He estado enferma por un tiempo... –contestó Krystal.

–¿Has ido a ver a algún doctor?

–Sí.

–¿Y?

–Dijeron que es sólo un resfriado –dijo Krystal, apartando la mirada–. Dijeron que estaré bien...

–Sólo un resfriado, ¿eh?

–Sólo un resfriado.

Índigo frunció sus labios y apuntó al árbol con el cuchillo.

–Bueno, ¿qué quieres que escriba?

–Binario.

Índigo dio un resoplido, pero sonrió con amabilidad de todas formas.

–Siempre estás con el binario.

–Los números pueden decir cosas que los humanos jamás tendrían el coraje de poner en palabras –dijo Krystal, devolviéndole la sonrisa–. Mientras que las palabras son confusas, los números son claros.

10080Donde viven las historias. Descúbrelo ahora