Una noche especial.

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-Bueno…-empezó a decir no muy convencido de ello.- si insistes tanto, me quedaré un tiempo en tu casa, pero después de que salga mi padre del hospital me vuelvo la mía.

-Bien.-hizo un gesto con la mano como si hubiera ganado y Daichi se rió, con él todos los problemas desaparecían.

Después de cenar, ambos se fueron a la habitación de Hyo. Este se sentó en la cama e indicó que Daichi se sentara sobre él, y lo hizo estando realmente nervioso.

-Te quiero mucho, Daichi-le dijo de repente muy cerca de su oído haciendo que Daichi se estremeciara por aquel acto. Sentía su respiración.

-Y yo a ti también.-al decirlo sintió como Hyo, repartía suaves besos por sus mejillas que se tiñeron de un color rojo escarlata mientras bajaba hasta su cuello.

Daichi reprimió un leve gemido por aquello, su cuello desde que era pequeño lo tenía muy sensible.

-A-ah, H-hyo, no hagas eso…-le pidió el menor, pero el mayor no hacía caso, ya que seguía haciéndolo, y luego acostó al menor en la cama y se posicionó encima de este a cuatro patas ya que si no le aplastaría.

-¿Podemos…?-comenzó a pedir algo tímido, porque no quería asustar a Daichi.- Ya sabes, pero si no quieres no importa, solo quería tener un recuerdo especial junto a ti y demostrarte de otra forma cuanto te quiero-terminó de decir con una dulce sonrisa y acariciando el rostro de Daichi.

Asintió levemente con la cabeza mucho más colorado que antes.

-¿Me prometes que no me dolerá…?-preguntó débilmente con miedo a que le doliera.

-Te lo prometo, y si  te duele pararemos ¿vale?-cuando terminó de decir aquello Hyo se apoderó de los labios de Daichi besándole con pasión y dulzura al mismo tiempo, mientras Daichi le correspondía. Mientras seguía besándole, le acarició la mejilla suavemente.

Después de unos minutos, la falta de aire se hizo presente y se tuvieron que separar, para luego unir de nuevo sus labios, Daichi le rodeó el cuello profundizando el beso. El mayor le mordió el labio y este abrió la boca dejándole paso a su cavidad bucal, Hyo buscaba su lengua con desesperación, y empezaron a besarse con algo más de pasión, jugando ambos con sus lenguas.

De nuevo la falta de are se hizo presente, y se separaron dejando un pequeño hilito de saliva entre sus labios.

El mayor se apoderó de su cuello, dándole de en vez en cuando mordidas dejándole pequeñas marcas en este. Daichi se estremeció una y otra vez, soltando leves gemidos por aquel tacto, y poniéndose realmente muy rojo, sentía sus mejilla arder.

En cuanto Hyo se aburrió de hacer aquello, le quitó su camiseta echándola a un lado, observando su torso desnudo.

Daichi le miró a los ojos perdiéndose totalmente en la inmensidad de aquel tono azul que tanto le gustaba. Quería saber qué es lo que mostraban sus ojos. Tal vez eran deseo y amor.

Hyo con sus manos frías, tocó su barriga haciéndole leves cosquillas y subiendo hasta esos pequeños botones rosados. Tocó uno de ellos con la yema de sus dedos, haciendo que a Daichi por todo el cuerpo le recorriera un escalofrío. ¡Hyo tenía las manos heladas!

Empezó a masajearlos y a tocarlos. El menor volvió a gemir, se sentía extremadamente bien, y solo había comenzado. Después los mordisqueó con suavidad, haciendo que este gimiera algo más alto. Con mucha vergüenza tapó su cara sintiéndose morir. El mayor le había escuchado y eso hacía que muriera de vergüenza.

Hyo rió levemente.

-Tu cuerpo es muy sensible a todas las caricias que te doy.-sonrió perverso.

La esperanza llegó con él (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora