Ai Riku.

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La chica de pelos negros y bastantes largos y algo rizados, se abrazó a Daichi sin soltarlo,  sus ojos eran también negros, el flequillo lo tenía hacia un lado y dos mechones que le llegaban al hombro. Su complexión era mucho más delgada que la de Daichi, pero no mucho y era algo más baja que él, solo unos centímetros.

-¡Daichi!-volvió a gritar y se tiró encima de este haciendo que casi se cayeran al suelo. El menor supo reconocer enseguida quien era, era su prima.  Llevaba más de un año sin verla, porque estaba en América con sus padres.

-¡Ai!-correspondió a su abrazo y la miró a los ojos-¿Por qué no me avisaste de que venías?

-Te quería dar una sorpresa Daichi-lo abrazó con más fuerza si eso era posible, dejándole apenas sin respiración- ¿Vamos a tu casa? Seguro que tu madre se alegra de verme~

-V-vale, pero suéltame que me ahogas-Ai lo soltó y tosió un poco, algo más y acaba ahogado por su prima.

-Lo siento, ¿estás bien?-le dio golpecitos en la espalda para que se recuperase.

-Sí, y no me abraces tan fuerte que te juro que me da algo.-empezó a caminar hacia su casa.-¿Y cómo sabías que me había mudado?

-Es que los otros días mi madre habló con la tuya y sé dónde vives.  Además, me quedaré con el hermano de mi padre que vive por aquí cerca así que nos veremos todos los días-Daichi se alegró mucho al escuchar eso, así no estaría tan solo aunque ya tenía a Hyo.

-Que bien que te vaya a tener cerca, así no estaré tan solo-sonrió de forma muy dulce, por fin la suerte por lo menos se ponía más de su lado y tendría amigos con los que contar.

-Sí, y también estaré en tu mismo instituto. Y dime ya que tienes amigos, porque como sigas solo como antes, les pegaré a todos por ser tan idiotas-dijo molesta, porque siempre al pobre lo dejaban solo, por lo menos cuando vivía con él estaba su lado, pero luego se tuvieron que mudar.

-Sí, tengo, se llama Hyo Toshiki y me trata muy bien.-se le dibujó una sonrisa de tonto enamorado, lo quería tanto. Ai rió levemente.

-¿Estás enamorado de él? ¡Sería genial, podría ver yaoi en vivo!-respondió bastante emocionada, Daichi rió algo nervioso.

-No saques conclusiones precipitadas, solo somos amigos y deja ya el yaoi estás muy obsesionada-se cruzó de brazos inflando las mejillas.

-Pero es que el yaoi es muy bonito Daichi, y te digo yo que acabareis siendo pareja, es instinto femenino-cogió ambas manos de Daichi y las movió hacia arriba y hacia abajo, muy emocionada por eso.

-No me fío de tu instinto femenino-se dejó hacer y siguieron hablando de muchas tonterías que a Ai se le ocurrían. Como la echó de menos todo este tiempo. Le prestaba atención de todo lo que decía y se le quedó que: le gustaban los chicos de pelo largo y de peinado de chica como el suyo, que le gustaba el yaoi, leer manga y ver anime, más o menos lo que él hacía menos ver yaoi, no era de su tipo.

-Te obligaré a ver hoy yaoi contigo-soltó de repente y por su cara lo decía muy en serio-Y se me olvidó decirte que me quedaba en tu casa a dormir esta noche, y mañana también ¡en estos dos días te molestaré!

-¡Siempre se te olvida decir esas cosas! Que memoria-la regañó y suspirando se puso una mano en la frente.- Y está bien, veré yaoi contigo si tanto lo deseas- La chica pelinegra se puso a saltar de la alegría, ¡qué fácil era convencer a Daichi! Pensó para si misma y llegaron por fin a su casa. En la cocina había una nota que decía: he salido de compras y luego me iré a comer con tu padre, en la nevera hay comida suficiente para ti y hazle también a tu prima si viene a esa hora.  Hasta luego.

La esperanza llegó con él (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora