Epílogo.

110 8 0
                                    

Había pasado ya bastante tiempo desde el secuestro de Daichi, todo en sus vidas cambió para bien de vez en cuando Daichi y Hyo discutían, pero siempre se acababan perdonando, porque ninguno de los dos podía vivir sin el otro.

Daichi durante la secundaria, bachillerato y su carrera se quedó viviendo con su tío, sus padres verdaderos, y su hermana Ai.

Luego de eso y conseguir trabajo, se fue a vivir con Hyo, y al cabo de los años adoptaron a dos niños gemelos, que eran tan parecidos que a veces se confundían de nombres y ambos se quejaban de aquello.

Uno de ellos se llamaba Yuuki, tenía el pelo marrón con el flequillo recto y el pelo algo alborotado, pero no mucho, con ojos verdes, algunas pecas, baja estatura y complexión delgada.

El otro se llamaba Riki, también tenía el pelo marrón, el flequillo recto y el pelo alborotado, pero él no tenía los ojos verdes los tenía marrones, y tenía más pecas que su gemelo, era un poco más alto, sin embargo solo unos centímetros, también complexión delgada.

Ambos tenían 4 años, y llevaban viviendo con ellos desde que eran bebés.

-¡Monstruitos venid aquí ahora mismo!-les decía Hyo mientras les perseguía para llevarlos al coche porque se iban a una comida con sus amigos y su hermano.

-Corre, Yuuki, ¡que nos atrapa!-dijo uno de los gemelos corriendo junto al otro huyendo de su padre, pero Daichi los atrapó, mientras ellos no dejaban de reírse.

-Jo, ya nos han atrapado Riki.-le respondió el otro.

-Vámonos ya, que si no llegamos tarde.-le dijo Daichi a Hyo y cuando ya cogieron todo lo necesario se fueron hacia casa de Kaoru y Rui donde allí todos iban a comer y pasar la tarde. Antes de irse, ambos se dieron un pequeño beso.

-Wiii, los veremos a todos de nuevo-lo dijeron ambos felices, y así partieron hacia la casa.

Kaoru Rui, Kairi y Raito, por el momento decidieron vivir juntos en una casa bastante espaciosa, para que ambos hermanos pudieran recuperar el tiempo perdido, todos se llevaban bastante bien.

Rui estaba vistiendo a su hijo, Hotaru, que tenía cuatro años, y no se estaba quieto ni un segundo, por lo que la tarea le costaba un poco, mas no le importaba. Hotaru era un chico rubio con el pelo hasta los hombros, con el flequillo hacia un lado, y unos grandes ojos azules, a veces se le podía confundir con una chica.

Después de vestirlo con una camiseta de mangas largas azul oscuro y rayas blancas, y unos pantalones vaqueros, lo cogió en brazos para ir a la cocina y ayudar a su hermano con la comida.

Justo cuando iba a abrir la puerta, apareció Kaoru, un poco alterado.

-¿Qué pasa?-preguntó Rui con el ceño fruncido, Hotaru le tendió los brazos a su padre como queriendo que lo cogiese él y así hizo.

-Es que, haciendo una broma manché a Kairi con harina, ahora viene a por mí protégeme.-se escondió detrás de él con miedo.

-Ni que te fuera a matar por eso, no seas tonto, y vayamos abajo a seguir cocinando, los demás vienen dentro de poco.-iba a pasar por la puerta, mas Kaoru le cogió del brazo tirando un poco de él, y robándole un beso.

Raito cocinaba, mientras su novio jugaba con su pequeña hija de cinco años, llamada Yukiko le quisieron poner ese nombre, ya que su pelo era rubio casi blanco. Llevaba un vestido también blanco haciendo juego con su cabello, sus ojos eran de color rubí.

Tras aparecer por la cocina Kaoru con Hotaru, Yukiko dejó de jugar con su padre para abrazar a su tío.

-¿Puedo jugar con Hotaru?-pidió con una voz muy angelical.

La esperanza llegó con él (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora