Anhelo.

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—Levi... —Te quejaste, frotando tu cuerpo contra el suyo.

No hizo ademán de moverse. No mostró ninguna expresión ni soltó ningún sonido. 

Estoico, como siempre.

Sus ojos siguieron estando clavados en los documentos frente a él mientras tú esperabas sentada en su regazo, su miembro dentro de ti. 

Profundamente, dentro de ti.

Daba igual lo mucho que te quisieras mover, no te lo permitía. Su única mano libre sujetaba tus caderas, su fuerza te superaba a pesar de su pequeña estatura.

Te mordiste el labio inferior para dejar de gemir más, ya que podías notar que tus quejas y la necesidad que sentías le estaban molestando.

—Tch, eres insoportable. ¿Lo sabes? —Gruñó. Soltando la pluma, por fin. Se recostó en su asiento para poder observar mejor tu expresión llena de deseo. Sus manos acariciaron tus mejillas.—¿Crees que puedes venir a este despacho y reclamar mi polla cuando quieras?

Tu cara estaba ardiendo, te sentías avergonzada por lo poco impresionado que se veía. Admirabas la forma que tenía de hacerte sentir humillada con solo su mirada. Cierto es que a él también le gustaba el poder que ejercía sobre ti.

Después de todo, eras tu la que volvía pidiendo más cada noche. 

—Por favor... Lo necesito—. Jadeaste. Te sentiste estremecer con su miembro en tu interior, escondiendo tu rostro en la curva de su cuello.

Miró hacia abajo, frunció el ceño ante el caos que habías provocado en la silla en la que trabajaba y que le habían mojado además los pantalones del uniforme. Lo mucho que le iba a costar limpiarlos.

—¿Qué es lo que necesitas? —Te presionó, su tono volviéndose tajante—. ¿Qué es lo que podrías necesitar y que tanto te crees merecedora de ello, cadete?

—Necesito que me folles—. Suplicaste, mirándole a los ojos. Tus pupilas estaban dilatadas, llenas de lascivia.

En el fondo, todo esto le parecía bastante entretenido. Fuera de los muros eras una soldado respetable, cuyas habilidades superaban a muchos. Pero aquí, en su despacho, no eras más que una chica desesperada. Si supieran de lo mucho más que eras capaz...

Soltó una carcajada, amenazante y algo maquiavélica antes de que notases sus dedos tocar dos veces tus caderas.

—Fuera—. Ordenó.

—P-pero...

—He dicho, fuera.

Te levantaste y notaste cómo tu cuerpo perdía su contacto, te sentías vacía otra vez. Lo único que necesitabas era sentirte completa, una y otra vez hasta que no fueses capaz de pensar en nadie más que él. Si no fuese un hombre tan complicado...

Te empujó hasta que hallaste ante él de rodillas, entre sus piernas. Sabías lo que esto significaba.

—Demuéstrame que te lo mereces—. Dijo en un tono condescendiente, acariciando tus mejillas—. ¿Crees que eres capaz?

Asentiste, tal y como él esperaba. Tomaste su miembro en tus manos, rozándolo de la base hasta el glande. Soltó un gruñido, apoyando la mano en tu cabello.

Lamiste la base, deleitándote con la forma en que se estremecía entre tus dedos. Estaba tan anhelante ante ti como tu por él. Entonces besaste la punta, dando pequeños besos y tentándole poco a poco.

—Te la estás jugando demasiado—. Advirtió, sus ojos analizándote. Pero eras consciente de que en estos momentos, eras tú la que tenía el control.

Levi Ackerman NSFW (18+) - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora