8. Intruso (Parte 2)

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Punto de vista del intruso.

-Escuchaste bien, dije Declan - repito al ver la cara de idiota que puso.

Veo vacilación en sus ojos y lo aprovecho para subirme a la encimera y deslizarme al otro lado. La sorprendo y de un manotazo tiro al suelo el cuchillo que estaba sosteniendo. Rápidamente la agarro del cuello y la estampo contra la pared. Ella reacciona rápido y con su puño golpea mi abdomen, pero hago caso omiso al dolor y la jalo hacia mi para volver a estamparla, hace una mueca y empieza a jadear. La estoy apretando mucho. No quiero matarla.
Suelto su cuello pero tomo sus muñecas y las subo a la altura de su cabeza, pego mi cuerpo al suyo para evitar que se mueva. Se retuerce y trata de soltarse de mi agarre mientras me dice un sin fin de groserías.

-Cálmate pequeña - tuve que comprar este distorsiónador de voz para evitar que Quinn descubra mi identidad.

-¡Suéltame! - grita.

No tengo tiempo para esto, debo encontrar lo que vine a buscar.

Le doy una bofetada ladeando su cara, el estruendoso sonido viaja por toda la cocina. Doy unos pasos para atrás, soltándola, pero tomo un rodillo de madero que se encuentra a la vista y antes de que Quinn de un paso hacia la salida, le golpeo la cabeza tirándola al suelo.

No se mueve.

Me agacho para comprobar que siga viva.

Está respirando. Está inconsciente.

Suelto el rodillo, salgo de la cocina y me encamino a la oficina de su padre. Ahí debe estar lo que busco.

Sé que su papá, el cocinero y su hijo no están en casa, pero la empleada de la limpieza si, no será un gran problema. Si pude dejar inconsciente a los guardias, puedo manejarla.

Entro a la oficina y recorro mi vista por todo el lugar.

¿Dónde escondería Jeremy algo tan importante?

A pesar de ser una oficina grande, no tiene muchos muebles. El escritorio está en medio, toda la pared de mi izquierda es ocupada por un enorme librero y a mi derecha solo hay dos sofás con una mesa en medio.

Cierro la puerta con seguro y me dirijo a los sofás, los muevo para ver si en el suelo hay algo pero nada. Saco mi cuchillo y rasgo todo el sofá por si lo esconde adentro. Nada.
Me acerco al escritorio y abro todos los cajones sacando los papeles y tirándolos al suelo. Me meto en su computadora pero no hay nada de información.

Después de diez minutos buscando y sin tener éxito me desespero.

-Joder - exclamo.

Camino por toda la oficina tratando de tranquilizarme.

-Vamos, piensa - me digo a mi mismo.

En un acto de impulsividad, me quito el dispositivo que distorsiona mi voz y lo lanzo con fuerza hacia el escritorio. Este mismo acto me lleva a otro haciendo que lance mi mochila y ésta se estrella contra el librero, tirando unos libros.

-Maldita Quinn y maldito Jeremy - enojado, camino y me detengo frente al librero y empiezo a tirar los libros por toda la oficina - ¡Maldito Declan y maldita Hazel!

Siento mi ira creciendo pero no hago nada para evitarlo, aún sabiendo que no debo permitirlo, no ahora.

Antes de tomar otro libro y lanzarlo, alcano a ver algo en el fondo.  Me inclino un poco y descubro un teclado incrustado en la pared.

Bingo.

Sonrío.

Estoy seguro de cual es la clave. Tecleo la fecha en que sucedió todo, cuando mi vida cambió. El pequeño foco de al lado parpadea hasta ponerse verde. Se escucha un "click",  y un cuadro del piso se levanta un poco. Me agacho y quito completamente el piso revelando lo que tanto tiempo desee.

El diario.

Una prueba irrefutable de lo que sucedió esa noche. Recuerdo a Hazel y lo que dije de ella hace rato y me arrepiento.
No tiene la culpa de nada, hago todo esto por ella, para vengarla.

Vuelvo a poner el piso en su lugar y tomo mi mochila para guardar el diario. Es hora de irme. Me asomo por la ventana y lo que veo me deja helado. Los guardias están despertando.

-Carajo - susurro.

Un guardia levanta la cabeza en mi dirección y me ve. Me escondo inmediatamente, por suerte, aún tengo el pasamontañas.

Escucho como los guardias gritan dando indicaciones y es mi señal para salir corriendo.

Me apresuro a la puerta y con un plan nada perfecto en mente, me dirijo a la cocina esperando que Quinn siga ahí para que sea mi pase de salida, si no me dejan ir, les haré creer que la voy a matar.
En realidad, no vine con un plan elaborado, la vi en la universidad y los recuerdos llegaron brutalmente, uno tras otro, después de años tratando de superarlo. Y verla tan tranquila, sin recordar nada, simplemente me volvió loco. 

Entro a la cocina y veo como una señora le limpia la sangre a Quinn de su frente. Sus ojos se topan con los míos y esbozo una sonrisa al ver su miedo, aunque no pueda verme.

-Lamento el golpe, no pretendía ser demasiado rudo - digo irónicamente.

La señora se sobresalta y se da la vuelta, posicionándose delante de Quinn.

Los ojos de Quinn se abren desmesuradamente y su piel se pone pálida.

En ese momento me doy cuenta de mi error.

No traigo el dispositivo distorsionador de voz.

Lo siguiente que escucho... es mi nombre saliendo de sus labios.

***
Ya sé, ya sé.
Desaparecí, pero eso no es algo nuevo, algo que pretendo cambiar, si, pero nuevo no.

¿Quién creen que es el intruso?
¿Por qué es tan importante ese diario?

Muakatela.
No es cierto, no soy Ari.

Lo mío es...

Bueeeeeeeno bye.

LIES AND LOVE (El Diario Secreto) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora