Félix llegó corriendo hasta donde nos encontrábamos, estaba sudando y su respiración estaba agitada. Sorprendidas por su estado nos alarmamos por completo y comenzamos a preguntarle ¿Qué es lo que paso?
- Adrien, -e-él... - Tomó aire. - ¡Él acaba de despertar! - dijo al fin.
Mis ojos se abrieron como platos por la sorpresa, tomé mi bolso y corrí lo más rápido posible hasta la habitación, ambos me siguieron. Abrí la puerta y entré, allí estaba él, despierto y sonriente, al igual que siempre. Me emocioné tanto al verlo que quise abalanzarme y abrazarlo, pero no lo hice, estaba muy lastimado. Me acerqué y me senté a su lado.
- Hola Adrien. - Le sonreí dejando caer una lágrima.
- ¿Por qué lloras? Estoy bien, mi amor. - Acarició mi rostro. Reí y sequé mi lágrima.
- ¿Cómo te sientes? - Tomé su mano.
- Tener una pierna quebrada no es tan malo como parece, hay comida muy deliciosa aquí. - Bromeó. Volví a reír.
Verlo tan despierto luego de un accidente y saber que sigue siendo el mismo de siempre es fantástico, sin embargo la culpa volvió a mi haciendo que mi expresión cambie.
- Ey, ¿Qué pasa? - Se preocupó. Di vuelta mi rostro y limpie mis lágrimas.
- N-no es nada. - Mentí.
- Mari... Se que estas mintiendo, dime que te pasa. - Acarició mi brazo.
Se que debo ser sincera, pero no puedo hacerlo ahora, mucho menos con Félix presente, no se como podría afectarle esto. ¡Soy tan tonta! ¿Qué debo hacer? ¿Mentirle? No puedo hacer eso.
- M-me siento muy culpable respecto a esto, Adrien. - Levantó una ceja confuso. - Y-yo no debí hacer lo que hice. - Tapé mi rostro con mis manos. - Soy una imbécil, lo siento tanto, Adrien.
- No, no Mari, ¿Qué estas diciendo? Esto no es tu culpa, no tienes porque sentirte así. - Tomó mi mano y me acercó a él, como pudo. - Oye, mírame. - Lo miré. - No es tu culpa, yo fui quién salió en medio de la noche sin ver por donde iba, no fuiste tú. - Sonrió.
- N-no, y-yo hice algo muy malo, i-imperdonable en realidad, y-yo...
- Ey, cuéntamelo luego, ¿Si? Ahora intenta relajarte. - Me interrumpió. Suspiré algo aliviada.
Miré a Félix, este apretó los labios con tristeza, bajo la mirada y se retiró de la habitación junto a Jessica. Intenté poner mi mejor cara, quiero que Adrien esté feliz, aunque eso implique guardarme este cargo de conciencia tan pesado.
Conversamos un rato hasta que una enfermera llegó y me dijo que vuelva a casa, Adrien debía descansar. Tomé un taxi para llegar a mi casa, en el camino no podía dejar de pensar en lo que había pasado, se que estuvo mal pero de cierta manera me sentía a gusto con ese beso, es algo que, aunque no quiero admitir, esperaba o quería que pasara, pero no así...
Llegué a mi casa, me preparé un café y prendí la televisión, no pienso dormir esta noche. Recibí una llamada, era Félix, no contesté así que dejó un mensaje de voz;
"Ho-hola Mari, tal vez estás dormida y por eso no contestas. N-no te preocupes, no es nada importante, solo quería saber si estabas bien y... Ugh, ¿Qué estoy diciendo? Yo, yo quería disculparme por lo de hoy, a-anoche en realidad, estuvo muy mal. Fue completamente mi culpa, lo sé, te confesé mis sentimientos sabiendo que salías con mi primo, creí que tal vez me darías una oportunidad aunque en lo más profundo de mi corazón sabía que...*sollozo* sabía que no sería posible... tú lo amas y él te ama a ti, el te hace feliz y-y realmente me alegro por eso, no quiero interponerme en su relación...*Sollozo* Y-yo me iré mañana, junto a Jess, volveremos a Inglaterra, solo quería despedirme... Creo que será lo mejor para todos. Adiós, Mari."
ESTÁS LEYENDO
¿Mejores amigos? | Felinette
Romance¿Qué pasaría si le confiesas tus sentimientos al chico equivocado? Esto es exactamente lo que le sucedió a Marinette. Confundió a Adrien con su primo y terminó confesando sus sentimientos al odioso y egocéntrico Félix. Quién, para su mala suerte, t...