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- ¿Estas segura de esto, Mari? - Preguntó Alya buscando algo de ropa en mi armario.

- S-si, creo... - Mentí.

En realidad no estoy lista para esto, si algo sale mal moriré de vergüenza.

- ¿Cómo "CREO" ? Amiga estas enamorada de Adrien desde hace dos años, no puedes seguir ocultando tus sentimientos. Quien sabe, tal vez sienta lo mismo por ti. - Me animó mi mejor amiga.

Amo su amor incondicional de mejor amiga/hermana mayor, siempre me hace sentir protegida.

- ¿Tu crees? - Alya asintió haciendo una cara de; "Obvioo".

- Esta bien, lo haré. ¡Le diré a Adrien Agreste que estoy enamorada de el! - Me paré sobre la cama y alce un brazo con determinación como en las películas. Alya carcajeo.

- ¡Esa es mi amiga! - Chocamos las manos. - Pero ahora ven, ayúdame a buscar ideas de vestidos, tu eres la que sabe de moda.

- Sisi, ya voy. - Me bajé de la cama y la ayude a buscar.

Estoy planeando este momento hace meses, pero jamás tuve las agallas para hacerlo. Cada vez que estoy junto a Adrien mi lengua se traba y todo lo que intento decir termina en un tonto tartamudeo, ¿Pero saben qué? Ya no importa la vergüenza, le diré de una vez por todas lo que siento.

Mientras tanto en otra parte, un callado chico rubio se encontraba bajando de un avión.

- Madre, ¿Por qué debemos hacer esto? Sabes que mi relación con mi primo no es muy buena - Preguntó desanimado mientras caminaba detrás de su madre, la cual se había adelantado unos metros.

- Lo lamento mi cielo, pero no tienes elección. Tu tío tiene buenas expectativas sobre ti, desea que tú seas parte del negocio familiar. Además un nuevo aire te hará bien, tendrás nuevas amistades y te divertirás. - Respondió mientras tomaba su valija y lo miraba despreocupada.

- Esta bien... Pero no pienso hacer ninguna amistad, sabes que no me gusta. - Rodó los ojos y tomó su maleta.

- Como quieras hijo, pero apúrate, hay que llegar puntuales a la mansión. - Subió a la gran limusina que los llevarían a su destino, dejando la puerta abierta para que su hijo entre.

Al llegar a aquella residencia, un hombre alto de traje claro junto a un chico rubio de ojos verdes con cara de fastidio, los recibieron.

- ¡Gabriel! ¡Adrien! ¿Cómo están? - Sonrió emocionada al ver a sus familiares.

- ¡Amalie! Nosotros nos encontramos de maravilla, ¿Y ustedes? ¿Cómo fue el viaje?

- El viaje estuvo muy bien, tío. Es un gusto volver a verlos y saber que se encuentran de maravilla. - Contestó haciendo su mayor esfuerzo para aparentar estar contento.

- Me alegra oír eso - Sonrió alegremente, sin embargo al ver la cara de su hijo su expresión cambió. - Adrien, ¿Por qué no saludas?

- Ah, no es nada. ¿Cómo estas Félix?- Félix simplemente lo miro, lo ignoró y desvió su mirada a su tío.

- Tío Gabriel, estoy algo cansado por el viaje ¿Puedo ir a mi habitación a desempacar? - Era más que obvio que quería salir de allí.

- Por supuesto. Tu habitación esta arriba, es la cuarta puerta a la derecha.

- Perfecto, gracias. - Se fué.

Una vez allí dejó sus cosas a un lado y se recostó en la cama.

- Uhgg, odio estar aquí, en la misma casa que el mocoso de Adrien. - Se quejaba. Para distraerse, tomó su celular y comenzó a chequear sus mensajes.

¿Mejores amigos? | FelinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora