2015

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COLOCAR PÁGINA
EN MODO OSCURO





















—Bienvenido a más por menos, ¿En que podemos ayudarle? —hablé de manera monótona a la cliente que acaba de entrar a la tienda. Ya hasta he hecho una canción con la campanita que suena cada vez que llega alguien.

La anciana agarra un paquete de pan de sandwich, un frasco de mermelada de fresa junto con una botella de leche mirándome de reojo, si tan solo las miradas mataran. Registro la compra y meto los productos en una bolsa, ella con el ceño fruncido, tira unas monedas en el mostrador, cuando, cabe recalcar, no le he dicho el precio a pagar.

—Son 5$, señora. —recojo las monedas y las guardo en la caja. Ella frunce aún más el ceño sin entender—. Le faltan 4$ con 50c

—¡Ja! Que insolencia. —agarra la bolsa del mostrador y me la tira en la cara con la inútil fuerza que tiene.

—Que tenga un buen día. —murmuro entre dientes, sobando mi rostro con una mano.

Antes de salir, empuja al suelo un puesto de revistas y se va sonriendo. Si buscaba alguien con quien desatar su enojo solo tenía que decírmelo.

Tendré que poner ahora un letrero de "no se aceptan viejos charamuscas"

—Genial... —pongo mi mano en el mostrador, y con ella me impulso para saltar delante de él. Las suelas de mis zapatos resbalan y me sostengo de la máquina de videojuegos—. Uff, salvada por una máquina de videojuegos, para algo más me tenías que servir —despego mi mejilla de la pantalla y camino hacia el que, era antes, un puesto ordenado alfabéticamente de revistas—. Me hizo el día, señora. De seguro al jefe no le molestará un poco de desorden.

Levanto el puesto y cojo de primero las revistas de jardinería y las uno con las de moda, aunque ahora que lo pienso, la jardinería debería estar de moda.

Mi teléfono vibra. El número es desconocido. Atiendo y lo pongo en altavoz.

—¡Hola! Que bueno que contestas, soy Amina, ¿Me recuerdas, Melania?

Un susceptible ardor se presentó en mi pecho, ¡¿Amina?!

—Holaaaa. —insistió al teléfono al no oírme hablar—. Sé que a pasado mucho tiempo, pero aún te tengo presente en mi corazón.

—¿Y esto es lo único que haces después de tanto, disque, extrañarme? ¿Llamarme por teléfono? Te sientes tan lejos Amina, como todas las amistades que he tenido.

Su repentina llamada me hace caer en una crisis existencial, ¿Cuántas personas han dicho ser mis amigos, y luego me abandonaron?

Ella no me responde.

MELANIE MARTÍNEZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora