2020

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EN MODO OSCURO




















El siglo XXI está flechado por los estereotipos. Está la clase alta, y la clase baja. Las mujeres flacas y gordas. Los hombres hermosos y los... No tan hermosos. Los que quieren seguir su sueño y los que se esclavizan en un trabajo que odian. A decir verdad, nunca entré en ninguna categoría. Los que me conocen siempre me consideraron como una marginada.

Tener tu propio estilo no suele ser una opción en la boca de los demás. Desde que estaba en la escuela todos los chicos decían que era rara. ¿Y eso está mal?. Es exactamente lo mismo, ellos decían:

"¿Por qué te vistes de esa manera?"

Porque puedo.

"¿Por qué actúas de esa manera?

Porque quiero.

"¿Por qué no te vistes como yo?"

Y porque no me da la gana.

Así que ¿Eso es lo que querían decirme? ¿Y sólo por sus comentarios negativos no voy a comer, no voy a dormir? Jugaron conmigo, con mis cosas y mis sentimientos ¿Tengo que llorar?

Me dijeron que era una estúpida y me abandonaron. Y sólo allí me di cuenta del círculo vicioso en el que estaba envuelta, uno donde las faltas de respeto sobraban y lo que hacía era responder a sus ofensas que día tras días seguían con más veneno en sus palabras.

-Cry baby, coloreame mal hoy, dibuja una falsa pintura -comentó con cinismo.

-¡Una que sea tan falsa como tú! -agregó su amiga.

Doy media vuelta y sostengo en mi pecho la carpeta con mis dibujos. ¿El acoso tiene un final feliz? ¿O los autores ganan méritos con el dolor ajeno?

Caminé lejos, saliendo de las instalaciones de la escuela, donde los adolescentes se drogan en el baño y beben alcohol en el almuerzo. Crucé la calle y me dirigí hacia el gran roble. Ambos necesitamos una buena compañía.

Me senté en el césped y saqué de mi carpeta el dibujo de el chico que me gustaba. Tan lindo cómo una rosa y tan hiriente como sus espinas.

—No conocías mi corazón, pero sé que eso no es tu culpa.

Le hablé al dibujo intentando crearme su respuesta. ¿Los amores son verdaderos o te hacen quedar delirando?

—Vives en tu mundo, te aferras y no sales mucho.

Miré al cielo y las hojas del roble obstruyen mi campo de visión. Y esto se aplica a la realidad, me hace pensar que nos quedamos estancados en un hoyo y no escalamos ni saltamos para salir de el, solo nos culpamos y conseguimos caer aún más hondo.

MELANIE MARTÍNEZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora