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EN MODO OSCUROEmpiezo a cuestionarme si las invitaciones a mí fiesta de cumpleaños desaparecieron. Camino alrededor de la mesa donde está postrado el pastel. Estoy inquieta y preocupada. Puse mi corazón en cada letra cursiva ¿No les habrá gustado?
—¡Dime porqué diablos no hay nadie aquí! —enardecida, me senté en el sofá pataleando.
Mi papá se acerca a mí, y se sienta a mi lado, pasando un brazo por encima de mis hombros.
—Dime qué hacer para sentirme mejor —supliqué, haciendo un puchero con mis labios—. Tal vez sea una broma cruel para mí —dije resignada.
Él besó mi cabeza sin decir nada y se alejó dándome espacio. Un espacio que no necesitaba.
¿Esto solo significa que habrá más pastel para mí? Para siempre ¿Verdad?. Supongo que no debe ser tan malo...
A quien engaño, esto es una decepción. Mis ojos se inundan y el agua no tarda en correrse por mis mejillas, el maquillaje que me esforcé 3 horas en hacerlo se desmorona. Esto no puede estar pasándome, no puede.
—Cry baby, no llores.
Mi apodo, más, sus palabras resultan irónicas. Mi madre me observa desde la puerta de entrada de la casa, viene con algunos globos de colores y serpentina. Eso solo me hace sentir peor
—Es mi fiesta y lloraré si quiero.
Me levanté y caminé afuera de la casa, haciéndola a ella a un lado. Crucé la calle y llegué al pequeño parque del vecindario, está solo. Puedo sentir la incomodidad en el ambiente y la melancolía en el aire. Todo salió mal, muy mal.
Agarro el gorrito de papel de mi cabeza, y empuño mi mano arrugando lo. La bolita la lanzo al aire y, al descender, con mi rodilla lo vuelvo a elevar. Dibujo en mi mente un pequeño planeta tierra que se visualiza en el gorrito arrugado. Verlo elevarse y descender, es como jugar con el mundo, lo tengo justo frente a mí. Mi rodilla por última vez alza la bola de papel al aire y en esta parte lo dejo caer al suelo. Me inclino y lo cogí. Despacio lo desenvuelvo, recuperando su forma, pero no su textura.
Me lo pongo y camino directo a la casa sin pensar. Al entrar no encuentro ni una pizca de actividad humana. El pastel aún sigue donde lo dejé, con las velas encendidas.
Lloraré hasta que las velas quemen este lugar. Lloraré hasta que mi penosa fiesta esté en llamas.
Saco de mi cabello una orquilla y empiezo a pinchar los globos, explotandose en el acto. El ruido del "Pop pop pop" de los globos es música para mis oídos. ¡De lo que se perdieron!
Tal vez si no los conociera bien, ¡No estaría atrapada en este infierno que me retiene!, Sino los conociera bien no tendría remordimiento alguno. Tal vez si les lanzará un hechizo o les dijera que las decoraciones están hechas con lazos color pastel, los convenceria. Me río de mí misma ante ese pensamiento, que tonto tener que rogarles para no abandonarme en mi fiesta de cumpleaños.
Lloro.
Me río.
Me siento como si me estuviera muriendo. Es el sexto cumpleaños que me dejan plantada, pero e de admitir que será el último.
Lloro más fuerte, sin evadir la risa.
Me estoy muriendo por dentro. He sido lastimada en incontables ocasiones, no lo seguiré permitiendo.
Sigo llorando, y suelto un grito desgarrador, de aquellos que afectan las cuerdas vocales y desgarran todo tu ser. De esos gritos que desahogan y desafían tu mentalidad cuerda.
—¡Es mi fiesta y lloraré si quiero!
Sumergí una mano en el pastel, y mastico apresurada la deliciosa contextura del pastel y la crema, las fresas se resbalaban con facilidad en mi garganta cayendo directo a los ácidos de mi estómago. Con ambas manos destrozo el pastel, y continúo comiendo del desastre que he hecho. Al lado de lo que era el pastel se encontraban algunas tarjetas de invitación que nunca terminé, y las velas aún encendidas llegaron a tocarlas, incendiandolas.
De un suave soplido, la tarjeta llameante cae al suelo alfombrado, expandiéndose más como si fuera nieve cayendo del cielo. Varias partes de la sala comienzan a incendiarse, y el olor asfixiante del humo me sofoca. Toso repetidas veces, sin desaparecer mi sonrisa.
Camino a la ventana junto a la puerta principal, y la abro. Me dispongo a salir y salto, tirándome en el césped. El hormigueo en mi cuerpo se presenta por la imprudencia de varias, de muchas hormigas. Caí en la colonia de unas hormigas. Me levanto deprisa y sacudo mi vestido, espantando los diminutos intrusos.
Doy varios pasos hasta terminar en medio de la carretera. Miro deleitada la casa quemándose. Limpió con mi muñeca el glaseado que me molesta en la comisura de los labios, cantando.
—Happy birthday to me.
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MELANIE MARTÍNEZ
Mystery / ThrillerNo me gustan las introducciones pero supongo que cada libro merece una ¿No? Cómo un resumen antes de empezar a ojearlo, no basta solo con una portada llamativa. Mi experiencia con este libro fue casi como el nombre que le puse a mis lectores. Pinker...