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levi ackerman

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リヴァイ・アッカーマン

"Estrellas"

Después de haberse enfrentado al titán hembra y haber perdido a la mayoría de su escuadrón, Levi Ackerman estaba muy frustrado y sensible, aunque no compartía sus sentimientos en público, por lo que nadie sabía lo que estaba pasando por su cabeza.

Su única subordinada, sobreviviente al ataque de la titán, hacía lo posible por acercarse a él para animarlo. Sabía que tal vez no cambiaría nada pero estaba dispuesta a intentarlo.

—¿Puedo pasar? —preguntó al otro lado de la puerta.

—¿Quién es? —cuestionó desconfiado.

—¿No reconoces mi voz? —habló con algo de indignación.

—Pasa. —dijo al reconocer el característico tono de la mujer.

Ella se abrió pasó a la oficina, cerró la puerta y se sentó en la silla frente a él. Se notaba cansado, había ojeras debajo de esos bonitos ojos azul oscuro.

—¿Ya dormiste?

—No. —tomó un sorbo de su icónico té negro. —¿Por qué viniste? —preguntó fríamente.

—Yo... quería ver cómo estabas. —sentenció con un hilo de voz.

Levi Ackerman se había tensado con su comentario pero decidió quedarse callado.

—¿Quieres dormir? o ¿Quieres que haga más té? Puedo quedarme aquí a hacerte compañía.

—Basta. —la mujer se quedó helada ante su comentario. —No necesito nada de ti.

—Pero...

—Será mejor que te vayas.

—Levi...

—¡Vete!

La mujer se paró furiosa de su asiento. —No quiero. —el de cabellos negros se sorprendió ante su actitud. Ella siempre había sido una persona amable y servicial, siempre hacía lo que le ordenaban y no decía nada. —Estoy aquí porque quiero hacerte sentir bien, quiero ayudarte.

—¡Tú no sabes cómo me siento! —sentenció evitando su mirada.

Ella estaba furiosa. Todos los sentimientos negativos que había evitado desde que se unió a la Legión ahora habían explotado. Ahora ella se encontraba destilando lágrimas de enojo y tristeza sin sollozar.

—¡Vete a la mierda! ¿Cómo te atreves? ¿Cómo te atreves a decir eso? —se acercó a él con los brazos cruzados. —¿Crees que eres el único que ha sufrido? ¿Te borraron la memoria? ¡Yo también sufrí la muerte de Farlan y mi hermana!
¡Yo también sufrí la muerte de Petra, Gunther, Auruo y Erd!
Probablemente soy la única persona que te entiende tanto. Sé que no estás bien, yo tampoco lo estoy. Por eso vine, pero ¿Sabes qué? Es inútil. No entiendo el porqué pero siempre has estado alejándome. Ahora te daré la satisfacción. Renunció a mi puesto. Ya no estaré en tu escuadrón, lo hablaré con Erwin, seguro me entenderá.

Ella salió de la habitación dejando a Levi con el corazón en la mano. Había sido un idiota, tenía razón. ¿Cómo podía haber sido tan insensible y egoísta para minimizar los sentimientos de esa mujer que siempre lo había acompañado?

El de cabellos negros salió de la oficina y caminó rápidamente hacia donde se suponía que estaba el comandante Rubio.

—Erwin. —habló entrando rápidamente.

—Lo sé. —respondió. —Nunca la había visto tan enojada. No te preocupes, se lo negué. Eso la enojó más, pero no quiero que vaya a otro escuadrón. En el tuyo estará más segura que nunca.

—Te lo agradezco. —habló para luego salir a buscarla. No tenía idea de dónde podría estar, hasta que un recuerdo invadió su mente.

"—Me gustan las estrellas. —sonrió mirando hacia arriba. —Este es el mejor lugar para verlas. —luego fijó su mirada en Levi. —Gracias a ti, todos podemos ver las estrellas. Solo había oído de ellas, pensé que eran un rumor pero ahora veo que son reales ¡Son reales! —exclamó con felicidad.

—Sí lo son. —dió una pequeña sonrisa a la chica. "

Levi se dirigió al techo, subió unas cuantas escaleras y abrió la puerta para salir al exterior. Ahí estaba ella, con su cabello agitándose por el aire de la noche. Admiraba las estrellas, justo como esa noche antes de su primera misión, antes de la tragedia.

Notó la presencia del hombre y se tensó. —No quiero verte. —tapó su rostro con sus manos.

Él se acercó y se sentó en una caja.
Ambos se quedaron en silencio.

—Perdóname. —dijo en un susurro. —No era mi intención.

Ella quitó sus manos de su cara y lo observó, de verdad se veía arrepentido. —¿Por qué eres así? —se preguntó con la mirada triste. —Siempre que tienes algún gesto lindo conmigo pareces recordar algo y luego te alejas.

Levi cerró los ojos. En serio había evitado este momento pero ahí estaba, no había escapatoria, tendría que confesarle todo.

—Soy así contigo porque... no quiero salir lastimado. Te alejo de mí lo más que puedo porque quiero evitarme el dolor de perderte. Prefiero que seas una extraña a que seas importante para mí. Así al momento de tu muerte no dolerá como me dolió con los demás.

—Eso... es estúpido. —Levi la miró incrédulo. —Eso es egoísta y estúpido. No puedo creer que estoy enamorada de una persona que lastima a los demás para no lastimarse a sí mismo. Lo soltó sin querer y cuando se dió cuenta se tapó la boca. —Carajo. Solo... Solo olvida lo que dije. —se paró para irse de la azotea pero él la tomó por el brazo.

—No te vayas. Me tragaré mi orgullo y no voy a negar que soy todo lo que dijiste. De nuevo, te pido perdón por haber sido insensible.

—Está bien. —dijo suavizando su rostro. —Te perdono. —dijo con intención de ir al interior del edificio.

—¿Puedes quedarte un rato? Por favor. —pidió con voz neutral.

La mujer asintió y se sentó junto a él en la misma caja. Levi la miró de reojo sin saber que decir, su corazón latía tan fuerte como el sentimiento de amor que provocaba en su ser.

—Siempre te gustaron las estrellas.

—Porque tú fuiste quien me las enseñó. —comentó con ojos brillantes mientras las admiraba.

—Yo también... yo también estoy enamorado de ti. —respondió bajando su rostro para evitar encontrarse con su mirada.

—¿Es enserio? —preguntó sorprendida tomando su mano. Él asintió y apretó el agarre.

—Por favor, no te mueras. —dijo y repentinamente la tomó de los hombros para aferrarse a ella.

—No lo haré. —ella sonrió y procedió a darle un beso en la mejilla.

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