marco bodt

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マルコ・ボット

"Color favorito"

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"Color favorito"

La pequeña chica de cabellos castaños descansaba debajo de un árbol mientras dos pares de ojos la miraban atentamente.

—Vamos, tú puedes. —animó Jean dándole palmadas en la espalda a Marco.

—Yo puedo. —suspiró y cerró los ojos para luego acercarse a la adolescente, quien no se había percatado de sus presencia. —¡Hola! —gritó Marco en voz alta, su tono de voz había sido tan alto que hizo sobresaltar a la chica y abrir sus ojos celestes. —Perdón, no quería molestarte.

—Oh. Hola, Marco. No molestas. —sonrió dulcemente. —¿Necesitas algo? —preguntó posando sus manos en sus rodillas.

—Yo... yo... yo... —no podía evitar estar nervioso.

—¿Tú? —cuestionó divertida.

—¡Sí! Yo... me preguntaba, ¿Cuál es tu color favorito?

—Oh, bueno, nunca lo había pensado. Me gustan todos, supongo. —alzó los hombros.

Genial. Parecía que el plan del joven Bodt había fallado.

—Pero... —rascó su cabeza. —¿No tienes alguno en específico que te guste?

—La verdad no lo sé. —dijo apenada.

—Oh, bueno. Supongo que te veré más tarde. —dijo dispuesto a reencontrarse con su amigo castaño quien miraba todo negando con su mano en el rostro como signo de desaprobación.

—¡Espera! —la chica se paró rápidamente. —Ahora que lo pienso mejor, mi color favorito es el rojo. —habló emocionada.

—Wow... ¿en serio? —ella asintió.
—Vendería mis propios huesos por piedras de rubí.

La chica lo miró confundida. —Eso es algo muy arriesgado, ¿no crees?

Jean comenzó a reírse desde lejos ante la inocencia tan tierna de la chica pero se calló al ver como Marco se tensaba y se alejaba de la adolescente.

Ella miraba la escena confundida, no había entendido absolutamente nada pero parecía que Marco estaba decepcionado. Quería ir tras él pero temía que no quisiera hablarle.

—Hey. —Jean llegó a su lado y comenzaron a caminar. —Te lo diré porque soy tu mejor amigo y también el de Marco.

—¿Qué cosa? —cuestionó con confusión.

—Lo que él trató de decirte. Verás, hay una tradición antigua en la que se le pregunta a una persona especial cual es su color favorito, al responder, el que pregunta tiene que buscar una piedra con ese color y decir "Vendería mis propios huesos por tal piedra".

Ella frunció el ceño. —Supongo que ya entendí, pero... ¿persona especial? —Jean la miró incrédulo y luego ella cayó en cuenta de todo —Lo entiendo. ¡Él también es mi persona especial! ¿Cuál es su color favorito?

—Verde.

—Gracias, Jean. Eres un gran amigo. —lo abrazó como agradecimiento y este correspondió dándole un beso en la frente. —Tengo que irme.

...

Marco Bodt se encontraba en los dormitorios acostado mientras sus demás compañeros hablaban entretenidos. Estaba un poco decaído porque la chica no había entendido las indirectas pero tampoco era su culpa, no todos conocían esa tradición.

Una respiración y pasos agitados se oyeron dando entrada a la chica, la cual todos los adolescentes en la habitación veían confundidos, se supone que estaba prohibido el ingreso a mujeres ahí.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el pecoso parándose sorprendido. —Te castigarán.

—No me importa. —dijo recuperando el aliento. —Marco... ¡vendería mis propios huesos por piedras de esmeralda! —su grito se escuchó por toda la habitación.

—¿Ah? -Marco miró confundido a la chica, pero esta comenzó a sonreír y ahí el pecoso entendió todo. —¡Ah! Entonces... ¿Qué sigue?

—Esto.

Ella se lanzó a sus brazos rápidamente y unió sus labios de una forma tierna. Era un beso dulce, Marco no paraba de acariciar su cabello y ella no dejaba de sonreír entre sus labios a causa de los aplausos y silbidos que el resto de sus compañeros hacían sonar como muestra de festejo.

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