CAPÍTULO V: CAUTELOSO

587 75 5
                                    


Las dos erres y plantas delicadas

Resaca y remordimiento. Eso es lo que siente Howl cuando abre los ojos a la mañana siguiente. Al principio le cuesta creer lo que se le pasó por la cabeza la noche anterior e intenta convencerse a sí mismo de que fue un sueño. Pero sabe que no lo fue, así que echa la culpa al alcohol y a llevar tanto tiempo sin estar con una chica. Cuando baja al comedor, Haku ya está allí. Parece extrañado de que se levante tan tarde. Cuando le pregunta qué le pasa, el chico responde:

—Como ayer me dijo que la lección de hoy era importante, di por hecho que empezaríamos temprano.

¿Lección importante? Claramente se lo inventó en el momento, así que toca improvisar. Le lleva al estudio, donde pasan todo el día aprendiendo botánica. Por suerte en esos días del año hay plantas raras, que deben ser recolectadas antes de florecer para según qué trabajos, y es la justificación perfecta de por qué la lección es importante y súper exclusiva.

En realidad no lo es. Howl se la pasa nervioso, con mal cuerpo y ya no se debe al alcohol porque ha tomado una poción para eso. Sigue ahí. El sentimiento. Si es que se le puede llamar sentimiento y no aberración. No es tan fuerte como la noche anterior, porque claramente el alcohol sí ayudó a intensificarlo, pero sigue ahí. Lo siente cuando le mira de reojo, y ahora se da cuenta de que lleva mirándole de reojo bastante tiempo. Mientras lee, mientras hace cualquier cosa. Cualquiera de las mil cosas que se le dan bien, porque todo se le da bien. Durante un rato, mientras le mira (para variar) recogiendo y clasificando plantas, reflexiona sobre si lo que siente realmente es admiración, pero llega a la conclusión de que no. La admiración no te hace querer besar a alguien. Cuando piensa la palabra "besar", le da un escalofrío.

Después de recoger las plantas van a la casita que hay en medio del prado, donde las cuelgan para secar con su correspondiente etiqueta. Howl se retira un poco antes para ir preparando la comida. Cuando entra al Castillo, Cálcifer le nota raro.

—Howl, ¿estás bien?

Pero el mago no le responde.

Esa noche, Haku se queda dormido al lado de la chimenea con un libro sobre botánica entre las manos. No es la primera vez que pasa y tampoco es la primera vez que Howl tiene que despertarle, pero se sorprende a sí mismo sin saber cómo hacerlo. Recuerda cómo lo ha hecho las veces anteriores, pero ahora es ¿diferente? Termina por poner una mano suavemente en su hombro, como si quemase, y llamándole bajito. Cuando el chico despierta, ni siquiera le mira. Se frota los ojos con una mano y se levanta, rumbo a su habitación, tras balbucear un "buenas noches".

Bueno para todo

Aunque tener sentimientos de ese tipo por un adolescente le parece terrorífico, Howl termina por aceptarlo. No va a mentirse a sí mismo. Y tampoco a hacerle nada a Haku, obviamente. Conforme pasan los días se va fijando más y más en él aunque no quiera. Se fija en sus ojos de color verde oliva, almendrados y grandes, a los que no se les escapa ni el más mínimo detalle; se fija en sus labios, en sus manos, en su cuello. Todo en él es hermoso. Conforme la primavera avanza, hay días que el chico tiene calor y transforma su uniforme de manera que le queden al aire los brazos y los costados. Su piel es más blanca que la de Howl y parece muy suave.

A Haku se le da bien prácticamente todo lo que hace. Desde la magia hasta cuando le ayuda con alguna tarea de la casa. Sus movimientos son elegantes haga lo que haga. Una noche, mientras Howl prepara la cena, el chico se pone a ordenar los libros de una estantería. Howl ve cómo los va cogiendo uno a uno, limpiándoles el polvo, leyendo el título y colocándolos en su sitio nuevo. Lo hace con mucho cariño.

Otro día se lo pasa en grande viendo cómo Haku camela a Cálcifer para que le cuente sus secretos. Sabe que no va a hacerlo porque no puede (tiene un contrato con él), pero debe admitir que el chico resulta realmente convincente y que probablemente en otras circunstancias no le habría costado nada sonsacarle al pequeño demonio sus trapos más sucios.

Haku's Moving CastleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora