INNOCENT | DRACO MALFOY ✓

𝐅𝐎𝐔𝐑

Aria Rowen.

—Eso fue jodidamente caliente... ¡eso es lo que fue!.—Dylan me gritó desde el otro lado de su habitación.

Habían estado hablando sobre lo que hice en Pociones durante los últimos 30 minutos como si fuera un movimiento de poder, cuando en realidad estaba hart.

—Dame un respiro.—Golpeé el cigarrillo encendido que sostenía contra el borde de la ventana abierta donde estaba sentado, mirando como pequeñas cenizas caían y flotaban en el viento.—alguien lo habría hecho eventualmente.

—Sí, pero cuando lo haces es mucho más fresco.—Indy dejó escapar una bocanada de humo antes de apagar el cigarrillo en el cenicero junto a la puerta.

—Seguro que lo es.—Me burlé y acerqué mis rodillas a mi pecho. El aire gélido que sopló en mi cara y golpeó duramente mi piel se sintió refrescante, como si me estuviera dando algo que sentir más que el vacío.

—¿Podrías cerrar la maldita ventana? ¡Tengo que dormir aquí esta noche y no quiero morirme de frío!.—Dylan se acercó y me tiró hacia abajo con brusquedad, haciendo que mi cuerpo golpeara contra la delgada pila de almohadas y mantas en el suelo.

Cerró la ventana de golpe antes de regresar a donde había estado sentada en su cama.

Me di la vuelta para estar de nuevo hacia arriba, mirando hacia la habitación. Dylan y yo éramos algunos de los pocos estudiantes lo suficientemente afortunados de tener nuestros propios dormitorios, lo que le dio a nuestro grupo un lugar privado para pasar el rato.

Un golpe fuerte, más como un ruido colgante sonó en la puerta, y todos nos miramos a los ojos, probablemente pensando la misma pregunta... quién se levantaría y lo recibiría.

Jenna soltó un bufido y se puso de pie, acercándose y abriendo la puerta un poquito para echar un vistazo, pero inmediatamente volvió a cerrarla.

—Creo que diablos no.

—¿Quien er...—

—Abre la puerta antes de que yo misma la abra.—la voz fuerte y retumbante de Luke Carrow sonó desde el otro lado y vi como una breve ola de miedo atravesó los ojos de lndy.

La chica de Gryffindor se levantó de un salto, pero Jenna la agarró antes de que pudiera alcanzar la puerta para abrirla.

—¡Tengo que dejarlo entrar!.—Jenna le tapó la boca a lndy con una mano para evitar que gritara, justo cuando Dylan saltaba de la cama.

—Es mi dormitorio. Yo decido quién entra.—Dylan ató su cabello en un moño en la parte superior de su cabeza antes de acercarse a la puerta.

Seguí mirando desde mi lado de la habitación, sabiendo lo que estaba a punto de suceder. Ya había aprendido a no intervenir.

Jenna quitó la mano de la boca de lndy y la giró para que la mirara a los ojos.

—Mírame hey, voy a necesitar que te calles la puta boca por dos minutos, ¿de acuerdo?.

Indy asintió de mala gana.

Jenna fue probablemente la única de nosotras que pudo meterse en su cabeza. Agarró a Indy del brazo y la arrastró hasta el baño, encerrándolos dentro.

Miré a Dylan que suspiró antes de abrir la puerta.

Luke estaba afuera, su mano agarrando la parte superior de la puerta mientras miraba dentro de la habitación por encima de la cabeza de Dylan.

—¿Dónde está mi novia?.—Sus ojos escanearon la habitación, obviamente no la vieron como esperaba.

—Aquí no, ahora lárgate antes de que te haga...—Dylan le lanzó una mirada furiosa cuando su mirada se posó en mí.

Le devolví una mirada sin emociones hasta que finalmente se dio la vuelta, dándole a Dylan la oportunidad de cerrarle la puerta.

—Maldito idiota.—Volvió a cerrar con llave antes de volver a su cama.

—Sin moros en la costa.—grité, escuchando como sonaba un clic y la puerta del baño se abría.

Jenna e Indy se marcharon, y me di cuenta de que Jenna probablemente le había dado otra charla sobre lo increíble que era y que no necesitaba a alguien como él.

Intentamos ayudar, realmente lo hicimos, pero el esfuerzo tuvo que ir de dos maneras. Si Indy no estaba dispuesta a obedecer, entonces no tendría mucho sentido sacar a Luke de su vida nosotras mismos, ella simplemente volvería corriendo hacia él después de que él la manipulara emocionalmente.

Bastante jodido, ¿verdad?

Todos lo estábamos, así que supongo que no era nuestro derecho llamar alguien más cuando ni siquiera sabemos cómo arreglarnos a nosotros mismos.