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Domimgo por la mañana. Bueno, no tan mañana, 11:00 am. Me quedo un rato en la cama, envuelta en las sábanas, recordando el sueño que tuve.

Sería muy hermoso ir a un concierto de Twice y estar en primera fila, sin contar que la entrada sería gratis y podría ir a ver a las chicas a su camerino.

Soñar no cuesta nada.

Tampoco cuesta nada levantarse de la cama y ir a robar algo de comida a la cocina.

Me levanto de mi comoda cama y doy un gran estirón sientiendo todos mis huesos crugir. Me pongo mis hermosas pantuflas blancas y salgo de la habitación para bajar las escaleras con la mayor cautela del mundo.

Bien, mis padres estan en el patio trasero, se les escucha hablando muy felizmente.
Atravieso la sala caminando en puntitas, me siento una ladrona profecional. Llego a la cocina y veo una hermosa bandeja llena de galletas con chispas de chocolate.

Busco en el refrigerador y encuentro una lata de Coca-Cola. Perfecto, dejo en un plato algunas galletas y unos chocolates que encontre en el refrigerador.

Muy feliz llego a mi habitación y lo dejo todo sobre mi mesa de estudio frente a la ventana.

-Esperenme aquí. Ahora vengo. -le hablo a la comida.

Entro al cuarto de baño y me doy una ducha rápida. Un simple short y una blusa sin mangas color blanco. Muy veraniego todo, aunque ayer hacía algo de frío, pero eso ahora no importa.

Deje mi cabello suelto y fui a mi mesa de estudio, me senté en la silla con rueditas que tengo aquí y abrí la lata de refresco y los paquetes de chocolate.

-Delicioso.

Dije después de saborear una de las ocho o nueve galletas que habia robado, hab8an demasiadas por lo que mamá no lo notará.

Hana entró al cuarto, al parecer el olor de la comida la trajo hasta aquí. Partí in pedazo pequeño de galleta y se lo di.

Terminé de comer mi sano desayuno y baje para lavar el plato y botar la lata. Lo hice todo y estaba a punto de subir las escaleras para ir a mi cueva pero la voz de mamá interrumpió mis planes.

-¿Por qué no sacas a Hana a la calle? No estas haciendo nada.

-Vale.

Busqué su cadena y se la puse.
-Más te vale no correr tras el primer perro que veas. -parecía su madre advirtiéndole lo que debía y no de hacer.

Salí de casa y mi pequeña mascota comenzó a mover su cola, intento tirar de mi pero por ser tan pequeña no pudo. Si fuera el perro que tiene nuestro vecino salgo volando, ese hombre y su perro dan miedo.

Llegué al parque que solía frecuentar cuando era pequeña y me senté en un banco. Le quité la cadena a Hana y la dejé que corriera con sus pequeñas patitas, recorrió todo el parque y volvió a donde yo me encontraba. Caminó hacia un área con mucho cesped y allí hizo sus necesidades.

Dejé que diera otra vuelta y luego volví a ponerle su cadena para ir de vuelta a casa.

(...)

Otro lunes que debo despertarme temprano para llegar al trabajo en hora. Cuando se acaben las vacaciones será escuela y trabajo, claro que eso lo hablare con el señor Kim y decidiré que días trabajar.

-Buen día.

Entré bostezando, como siempre la primera en llegar fue Yeji.
-Mujer, te ganarás el puesto de la empleada del mes con esa puntualidad. -palmee su espalda mientras ella reía.

Nos sentamos en las bancas que habían en la pequeña barra para esperar a los Choi's.

-¡Hombre! Te has perdido lo que es la mejor fiesta del año.

Escuchamos la inconfundible voz de Yeonjun ingresar al local. Miramos a su dirección y venía un chico fresita dando detalles de una supuesta fiesta mientras que el rascacielos se limitaba a escuchar todo y asentir una y otra vez. Al parecer ya estaba harto de las anécdotas de Yeonjun.

Por una vez seré buena y lo ayudaré.

-¿Que fiesta? -cuestioné alzando la voz para que me escuchasen ambos chicos.

-La del sábado. Duh. -dijo Yeonjun como si eso fuese lo más obvio.

-¿Por qué nadie me dijo nada? Sois malos. -hice un puchero mientras cruzaba mis brazos.

Choi fresita rodó los ojos y se puso delante de mi.
-De todas formas no hubieras ido.

-¿Que te asegura eso?

-Tu novio no quiso ir.

Le di un manotazo en el hombro haciendo que se alejara un poco de mi mientras se quejaba por mi fuerza.

-Ya dije que no somos nada. Además, si el no quiso ir a la fiesta es su problema ¡No el mío! -dije lo último alzando la voz para que Yeonjun me escuchara ya que se había ido a cambiar.- El sábado en la noche me aburrí mucho en mi casa yo sola. -hice un puchero como la víctima que soy.

-Mira... -Yeji comenzó a hablar.- Si te hace sentir mejor, la fiesta no fue la gran cosa que digamos.

-¡Tu también fuiste! ¡Y no me dijiste! Hwang Yeji nuestra relación termina aquí.

-Como quieras. -Se puso de pie y fue hacia la puerta para poner el cartel de abierto.

-Gracias.

Choi rascacielos estaba parado a mi lado, ahora estaba un poco mas alta pero nada como su metro ochenta y tantos.

Le miré con una ceja alzada sin entender por que me agradecía.
-¿Por qué me das las gracias?

-Me salvaste de toda la charla de Yeonjun.

Ah si.

-Oh, no es eso. Sólo tenía curiosidad por saber de que fiesta hablaban.

Obvio.

-Ya, claro. -comenzo a reírse mostrando sus hoyuelos.

Son muy lindos, quiero tocarlos.

¡Stop!

-¡Ya! No te rías de mi. -le di el mismo golpe que recibió su amigo, sólo que el seguía riéndose como loco.

Llevé mis manos a mi cara por el leve sonrojo que tenía.

-Aww. Que linda, se sonrojó. -con sus manos apartó las mías de mis mejillas y las pellizcó.

-Ya dejame.

Moví mi cara para que me soltase y así lo hizo. Me bajé de la banqueta de un salto, arrepintiendome al instante ya que casi caigo tragicamente al suelo, de no ser por Soobin que me agarró a tiempo.

-Gracias. -seguía con mi vista en el suelo y el con sus grandes manos sobre mis hombros.

-Por nada. -comentó por lo bajo y se alejó de mi.

Avergonzada al 99,99%.




恨 (Hèn) | 𝘊𝘩𝘰𝘪 𝘚𝘰𝘰𝘣𝘪𝘯 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora