恨 (Hèn) | 𝘊𝘩𝘰𝘪 𝘚𝘰𝘰𝘣𝘪𝘯 (Editando)

✦⋯１５ ┈┈┈•

La alarma de mi móvil comenzó a sonar horriblemente y me vi obligado a despertar.

Jueves.

Solo queda mañana y seré libre de poder dormir toda la tarde.

Hice mi rutina de aseo personal de siempre y organicé los libros que llevaría hoy a la escuela ya que ayer lo olvidé por completo. Preparo un café y me lo tomo rápidamente pues ya voy tarde y todavía debo de ir a pasar a recoger a Hayeon.

Salgo corriendo del departamento y llego al elevador. Presiono el botón repetidas veces para que llegue más rápido, aunque creo que eso no sirve de nada.

—Buenos días. —saludo a las personas junto a mi -aunque estas me ignoren- y me quedo tranquilo viendo los números descender hasta que llego a la planta baja.

En momentos como estos desearía tener una bicicleta.

Camino rapidamente, casi corriendo. No son muchas calles desde mi edificio hasta la casa de ____, por lo tanto ya me encuentro doblando la esquina.

Frunzo el ceño al ver muchos carros de policía y una ambulancia estacionados en la calle.

Quizás sucedió algo con algún vecino.

Saco esa idea de mi cabeza al estar mas cerca y ver que los vehiculos estan justamente estacionados en la entrada de la casa de Hayeon, a eso se le suma la ola de vecinos que hay al rededor.

Camino entre las personas empujándolas sin importarme lo que me digan.

Hay una valla separadora en la puerta de su casa y en la entrada.

Ok, me estoy asustando.

Veo a algunos policías entrando y saliendo de la casa, acompañados por personas de batas blancas y cámaras.

Enfoco mi vista en una de las ambulancias y veo a Hayeon sentada en la parte trasera de esta. Tiene una manta sobre su cuerpo y la cabeza gacha. Me intento acercar pero un oficial me detiene el paso.

—Quiero ver a Hayeon.

—¿Es usted familiar?

Piensa rápido.

—Soy su novio.

El oficial me miró de arriba a abajo y me dejó vía libre para acercarme a Hayeon.
Me quedé de pie frente a ella, ni siquiera levantóla cabeza.

—Hey...

Al sentir mi voz levantó la cabeza y fijé mi vista en sus ojos, rojos, como si hubiera llorado muchas horas, eso acompañado de ojeras que me afirmaban mi teoría de que se la pasó llorando toda la noche.

—Soobin... —apenas podía hablar, se escuchaba muy frágil como si le hubieran arrancado parte de su ser.

—Pequeña. —me agaché para que volviera a mirar hacia abajo y las personas de al rededor no vieran su estado.—¿Qué a pasado? —coloqué mis manos en sus mejillas con miedo a su reacción pero al ver que mantenía la vista fija en mis ojos limpié sus lágrimas. Comenzó a llorar de nuevo, esta vez con más intensidad, entendí que algo grave había sucedido y posiblemente ella no me lo diría.—Espera aquí un momento.

Me acerqué al oficial que hace unos momentos me dejó pasar, toque su hombro pues estaba de espaldas a mi. Al girarse le pregunté que había pasado y por que la razón de tantos policías y cintas amarillas.

Aunque ya me hacía la idea tenía que confirmar.

—En la noche dos ciudadanos entraron a la casa con fines desconocidos y asesinaron a los padres de la señorita Jung.

Oh no. Esto era muy malo.

Mire a Hayeon y seguía igual que como la dejé hace unos momentos.

—¿Ella... Ella les dijo lo que sucedió? —pregunté con miedo a la respuesta.

—Efectivamente.

—Muchas gracias.

Es horrible todo lo que esta sucediendo,  se que Hayeon es quien peor lo esta pasando porque acaba de perder a sus padres y intento ponerme en su lugar pero es imposible.

Sé el dolor que conlleva perder un familiar, pero no debe haber nada peor que perder a tus padres, las personas que te dieron la vida, que siempre están para ti en todo momento, que te apoyan en las deciciones  que tomes, es imposible imaginar que quienes más amas en el mundo te dejen en contra de su voluntad.

Volví con Jung, esta vez me senté a su lado y vi que tenía una venda en su pie.

—¿Qué te sucedió ahí? —señalé el lugar vendado, intentando hacer que piense en otras cosas.

—Cuando iba bajando las escaleras me corté con un pedazo de vidrio, no me di cuenta hasta que un para-médico me cargo y me dejó aquí.

—Oye, me habías dicho que tenías una mascota. ¿dónde esta?

Espero que esté funcionando.

—Ah, Hana.

Después de nombrarla la perrita salió de debajo de donde estábamos sentados.

—Hola pequeña. —cargué a Hana en mis brazos y comencé a hacerle mimos en la cabeza. Mire a Hayeon y tenía una pequeña sonrisa casi imperceptible en sus labios, misma sonrisa que fue cambiada por una mueca de tristeza y más lágrimas. Dejé al animal sobre mis piernas y me acerque más a mí amiga para pasar mi brazo por su espalda y apegarla a mi.— Todo estará bien. —di varias palmaditas en su espalda, ella se aferró a mi cuerpo y lloraba mientas que con una de sus manos agarraba fuertemente parte de mi camisa.— Todo va a estar bien, es cuestión de tiempo.