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Oír la voz del mayor llamándolo lo hizo parar. Se detuvo frente a él examinándolo con la mirada.

—"No puedes irte sin mi, dije que te cuidaría".— dijo esbozando una sonrisa.

—"No necesito que me cuides. Sé cuidarme solo".— respondió simple. Su tono era áspero.

—"¿Quieres comer algo? Yo invito".— dijo cordialmente.

El menor puso cara de confusión.

—"¿Deberia?"—

—"Les tomará tiempo a los demás venir, aprovechemos en comer algo".— respondió entusiasta.

Lo pensó un poco. No quería deambular por todo el lugar solo. Pero tampoco quería quedarse a solas con el perro.

Suspiró resignado.

—"Bueno, no tengo nada más que hacer".—

Sucesivamente y casi de inmediato fue jalado del brazo.

Miro al perro con sorpresa. ¿Cómo osaba por agarrarlo de esa manera?

El perro prácticamente lo arrastro hacia un puesto cerca de alli. Al llegar le preguntó qué quería comer. Ambos pidieron algodones de azúcar y unas bebidas. Sin embargo, en ningún momento lo soltó.

De vez en cuando miraba fastidiado la mano que lo sujetaba y al mayor. ¿No pensaba soltarlo?

Su cabeza estaba hecha un lío. Maldecía internamente no subirse a la montaña rusa.

Trataba de fijar su mirada en otra cosa para mantenerse concentrado, posando su mirada en la noria*. No duró mucho tiempo hasta que su acompañante lo interrumpió.

—"¿Te gustan los juegos tranquilos, verdad?"— preguntó con interés.

—"Supongo, son más calmados".— respondió sin mirarlo.

—"Tienes razón, ¿por eso no quisiste subirte a la montaña rusa?"— inquirió sonriente.

Por primera vez no había burla en su voz, ni había malicia en ella. Vaya sorpresa.

—"Puede ser..."— dijo dudoso del nuevo Mike que se encontraba con él. Aprovecharía la oportunidad para que respondiera su duda.

—"¿Por qué no fuiste con los demás?"—

—"Para cuidarte."—

El gato no parecia contento con su respuesta y frunció el seño.

—"Quiero decir..."– añadió el perro al notar el descontento de su amigo. –"Quería probar algo nuevo".—

—"¿Tratas de decir que era en serio lo de querer conocerme?"—

—"Claro, ¿tú no quieres?."— dijo divertido el can.

Pronto todo tuvó sentido. Sus palabras, sus acciones y su propia actitud. La manera en la que lo miraba, se le acercaba y lo del batido.

"Tambien creo que tu voz es linda".

Se sintió asustado por primera vez al reconocer estos sentimientos nuevos. No quería. Quería encerrarse en la idea que solo podria odiar al perro.  Pero una parte de él le decia que no podia ser tan malo.

¿Por qué ahora dudaba?

No se dio cuenta que se quedo callado y no respondió a lo dicho de su compañero. El cual solo lo miraba atento.

—"¿Quieres subirte a la noria?"— su voz lo saco de sus pensamientos, volviendo a la realidad.

¿Qué debía responder? ¿Deberia abandonar el lugar y encerrarse en su casa para jamás volver a salir? La idea sonaba tentadora...

¡No! No podia hacer eso. Quedaría en ridículo y su dignidad valia más que cualquier cosa.

—"Si eso quieres".— habló desinteresado, pero con los nervios a flor de piel.

No notaron que sus amigos ya habian bajado de la atracción, viéndolos como se alejaban ambas mascotas con las manos sujetadas.

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* Noria || Rueda de la fortuna.

'•Cօsas զuє օԀiօ Ԁɛ ti »҉ || MikenixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora