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En otra parte de la historia, se encontraba Mike arreglando su habitación. Su barra de chocolate se habia perdido entre todo el desorden.

Trollino sugirió que arreglara su habitación para poder encontrarlo. No muy convencido y con molestia lo hizo.

Aun así ordenaba las cosas muy mal. El azabache lo regañó por esto, pero al menos lo ayudo a arreglar algunas cosas.

A veces sentia que Trollino en realidad quería adoptar un gato y Victor viceversa. Al oji-azul no le gustaba el desorden y mucho menos el mal olor. Le gustaba la tranquilidad y se cansaba muy rápido en los paseos. Victor en cambio era bastante activo, siempre salia a correr en las mañanas y se mantenia en forma. Sabía que Victor no era del todo ordenado, pues no sabia organizarse, y tenia un escaso sentido del olor.

La imagen de Acenix paso por su cabeza. Siempre que podia ese gato se aparecia en su subconsciente. Pensaba en Victor, estaba Acenix; pensaba en chocolate, estaba Acenix; pensaba en cualquier otra cosa y alli estaba él, dominando sus pensamientos.

Pero no le importaba, dejaba que hiciera con él lo que quisiera. Se habia rendido y había caido perdidamente enamorado de ese felino.

¿Cómo nunca antes se habia fijado en él?

Quizás desde el principio no entablaron una buena comunicación, y en parte podria ser su culpa, pero desde que lo vio más de cerca en su propia casa pudo apreciarlo mejor, y es que en serio la palabra "hermoso" no describía con perfección como lo veia.

Al principio no lo entendía. ¿Por qué en esos momentos pensaba de esa manera? Lo penso por mucho tiempo, tratando de negar una posible atracción hacia el gato en el pasado. Quizás estaba ciego en ese entonces, pero nunca le había tomado importancia hasta ese dia.

Pero no podían culparlo, el gato siempre pasaba desapercibido por todos, cuando salían en grupo él nunca participaba en las conversaciones o en las bromas.

Su naturaleza siempre lo hizo ser reservado y costaba ganarse su confianza. No destacaba en nada, pero para el perro el felino había robado su corazón y era el centro de su atención. Incluso más que el diamante.

Suspiro enamorado. Había caido por un gato. Macho.

Y de nuevo fue preso por el miedo. ¿Estaba bien todo eso? Y no, no es que a él le importara, pero quizás y Acenix si. Sabia que su orgullo estaba por encima de todo

¿Seria suficiente para él?

Se sentia triste por el pensamiento, no ser lo suficientemente bueno para Acenix. Eran muy distintos, no solo por ser perro y gato, sus personalidades eran completamente diferentes, pero al menos lo intentaba. Sabia que no podia cambiar el hecho de ser un can, y aun con todo trataba de cortejar al felino.

No sabia si lo estaba haciendo bien. Sabia que el más minimo error y Acenix podria mandarlo a la friendzone. Conocia un poco de la naturaleza de los gatos gracias a Jon, su antiguo dueño. Era gran amigo de Victor y siempre iba a visitar a Acenix cada vez que podia. Aun no sabia con exactitud el porqué Jon no podia cuidarlo, pero lo importante era la información que poseía.

Los gatos no eran tan abiertos como los perros. Costaba ganarse su confianza, pero cuando te lo ganabas, podrían ser muy cariñosos contigo y nunca se alejarían de ti.

La idea lo emocionaba, pero le aterraba de igual manera. Era una espada de doble filo, porque al igual que puede ser difícil ganarse la confianza de un gato puede ser facil perderla. Todo su progreso con el oji-verde podria irse a la basura en cuestión de un segundo.

Estaba siendo más cuidadoso y paciente ahora, trataba de no ser tan molesto y brusco con él. No queria ir muy rapido o lo asustaria, pero aun asi le haria saber sus sentimientos en cada acción, para que se notara que iba en serio. Cuidadoso, pero directo.

Y no mentiría, le costaba ser asi, ser tranquilo no era lo suyo. Aunque empezaba a agradarle ser asi, como la vez en la noria, aprovechó la oportunidad y termino gustándole.

La calma y la tranquilidad que le transmitía el paisaje no podían compararse al estar al lado de su interes romántico.

Era una experiencia nueva para él. Ese día su sonrojo por suerte no fue visto por el felino, pero eso no quitaba sus ganas de abrazarlo y hacerle saber sus sentimientos.

Sentia que tenia que decirlo, su pecho lo oprimía, pero una parte de él le dijo que esperara. ¿Pero por cuanto tiempo se quedaría callado?

Cada dia sentia más ganas de estar cerca de él, ansiaba tomarlo de la mano, quería sentir su embriagante aroma en un abrazo y deseaba probar sus finos labios. No sabia si era bueno o no que tuviera tanto autocontrol, pero de algo si estaba seguro.

No se habia sentido tan vivo como ahora.

'•Cօsas զuє օԀiօ Ԁɛ ti »҉ || MikenixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora