🚨

2.6K 113 37
                                    


NARRADOR

Gritos, alcohol, personas besándose sin ninguna vergüenza, el ruido de los motores es lo que había en aquel lugar. Todos gritaban eufóricos al ver a aquellas personas correr en sus motocicletas. Ver a los perdedores ir a hecharles bronca a los ganadores solo para tener un espectáculo que ver.

Así eran las cosas en ese lugar. Hacer apuestas para ganar dinero fácil sin siquiera mover un dedo o solo para pasar el rato yendo a buscar a alguien que quisiera un polvo de una noche o inclusive dos.

Pero para Emilio era diferente.

Si, aveces iba con esas intenciones, tener a alguien abajo de él gimiendo por que le destrozara el culo y él sin protestar lo hacía. No le importaba mucho el género. Si era hombre o mujer, daba igual, con solo tener un orifico en el cual meter a su amigo.

Emilio iba para competir. Era lo único que le importaba.

Aunque muchas veces tenía que venir a escondidas de su hermano y de su padre por sus estúpidos ideales del chico perfecto que tenía que ser o aparentar con las amistades de sus padres.

Gente hipócrita y falsa que solo estaban con ellos por las millonadas que guardaban en el banco y las tarjetas de crédito que portaban. Emilio no sabía si sus padres eran tan imbéciles que no se daban cuenta de la gente con la que se relacionaban o simplemente ellos eran iguales.

Creía en las dos opciones.

Y su hermano. Christian.

Era el prototipo de hijo perfecto que todos soñarían con tener.

Guapo, de buenas notas, engreido, con un futuro prometedor, superficial y todo un idiota. Obedecedor, todo lo contrario a Emilio. Eran como el agua y el aceite.

Christian siempre le recordaba y recalcaba que era un bueno para nada junto con su padre. Ellos se encargaban de recordarle que no tenía futuro y que era la vergüenza para la familia.

Par de idiotas. Que se jodan.

Emilio sale de su baño con una toalla en la mano secando sus rizos que aún escurren. No tiene prenda alguna que cubra su cuerpo. Él tiene un lema. Es su habitación y pueda hacer cualquier cosa dentro de ella y a quien no le guste que se joda.
Si él quiere estar con su periquito al aire lo hará.

Va hasta su closet y saca la misma ropa de siempre. Su camisa de tirantes blanca, sus jeans grises rotos, chaqueta de cuero negra y sus botas.

Coloca deshodorante, un poco de loción. Cepilla un poco su cabello para después revolverlo. Se mira al espejo subiendo las mangas de su chaqueta hasta los codos. Agarra las llaves que están en su tocador y sale de su cuarto.

Baja las escalera llegando a la sala. Lo primero que ve es a su hermano sentado leyendo su libro de mitología en uno de los sillones individuales con sus lentes puestos.

Hijo de la chingada. Ni siquiera los necesita.

- ¿Vas a salir? - pregunta sin alejar la vista de su libro.

- No te importa - pasa de largo yendo a la cocina. Christian cierra su libro levantandose siguiendo a su hermano.

- Papá y mamá no están y por ser el hermano mayor tengo que estar a cargo de ti asi que... si me importa, aparte mañana tienes clases y no puedes desvelarte - ve a Emilio abrir la nevera sacando una cerveza en lata ignorandolo por completo.

Emilio abre la lata para después tomar un trago largo sintiendo el líquido quemarle la garganta. Ve a su hermano parado en la entrada de la cocina con su libro en las manos en frente de él tomando una postura erguida.

Éxtasis de Velocidad | EMILIACO [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora