🚨

1.2K 104 8
                                    

JOAQUIN

Veo desde la entrada de la que era mi casa sentado en las escaleras cómo mis cosas son subidas al camión de mudanza al igual que todos mis muebles y cajas. Entre cuatro hombres tratan de subir la base de mi cama pero les es casi imposible por lo que llaman a un quinto.

Cabrones. Se supones que hacen esto casi a diario y que no puedan subir una simple base de una cama. Malditos inútiles.

Todos me dan asco, todos gordos con sudor en la frente, el pantalón a media nalga, dientes amarillos.

Asco.

- Joaquin ¿te vas a quedar ahí parado o vas a ayudar? - mi madre se coloca a lado de mi con una caja en manos. Tiene un chongo mal hecho hasta arriba de su cabeza, su blusa está mal arreglada y está en chanclas. Baja la caja tratando de descansar mientras limpia el sudor que cae por su frente con su blusa.

- Me quedaré aquí, gracias por preguntar - me acomodo mejor en mi lugar poniendo mis codos en mis rodillas.

- Por favor Joaquin, tu padre no tarda en llegar por nosotros e irnos.

- Sabes lo que pienso sobre toda esta mierda.

- ¡Joaquin! ¿Qué son esas palabras? - la voz de indignación no me sorprende. El papel de buena madre no le queda.

- No seas tan hipócrita - susurro solo para mi. Saco un cigarrillo colocandolo en mi boca encendiendolo.

- ¡No señores eso no va ahí, en el otro... no, si ahí... no! - ver a mi madre frustrada me hace mucha gracia. Ella va hasta los señores para verificar que las cajas se estén colocando correctamente y como ella quiere, le doy una calada a mi cigarro dejando salir el humo después.

A lo lejos veo la camioneta de mi padre acercarse. Me lavanto de mi lugar y voy hasta mi motocicleta subiendome en ella. Mi padre sale y va hasta mi mamá saludandola de un beso. Hablan de algo rápido; después la mirada de mi progenitor se posa sobre mi. La esquivo volviendo a concentrarme en mi cigarro viendo a cualquier otra parte que no sean sus ojos. De reojo veo como como viene caminando hacia mi dirección.

- Hola Joaco ¿listo? - su mano se coloca en la manilla de mi motocicleta.

- No me quiero ir - mi voz sale en un susurro.

- Joaco, ya hablamos de esto sabes que por mi trabajo tenemos que mudarnos.

- Yo podría quedarme aquí, ustedes se van y me mandan dinero cada semana, sé cuidarme solo ya no soy un niño - mi padre niega, sé que trata de comprenderme pero no es así. Nadie nunca va a poder comprenderme.

- Sé que no lo eres pero porfavor, no quiero discutir de esto otra vez nuestra próxima casa está a unas cuatro horas si es que no hay tráfico, será mejor que nos vayamos ya - ignoro sus palabras tiro mi cigarro y lo piso.

- Como sea - tomo mi casco colocandolo en mi cabeza y enciendo el motor haciendo que ruja - Yo los sigo.

Parece no quedarle otra opción más que aceptar, golpea mi hombro y se va hasta la camioneta donde mi madre ya espera. Los dos se suben y arrancan.

Voy detrás de ellos mientras veo una última vez este lugar. Maldigo la hora en la que a mi padre le asendieron de puesto, mi familia nada en dinero no necesitabamos más. Así estábamos bien.

Yo ya tenía una vida aquí y a mis padres se les hizo fácil arrebatarmela. Tenía mis amigos, tenía el respeto que merezco en la escuela. Tenía mi rutina, tenía mis lugares secretos, tenía mis horarios.

¡LO TENÍA TODO!

Y ahora mis padres me quitaron mis privilegios. Chistoso ¿no?

Claro, como a ellos no les importa nada más que tu estúpido dinero se les hace fácil alejarme de lo que era mi felicidad. ¿Qué se supone que haré allá?

Éxtasis de Velocidad | EMILIACO [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora