22. BUEN NOVIEMBRE

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MÚNICH, ALEMANIA 5 (20) de noviembre del 2020

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MÚNICH, ALEMANIA
5 (20) de noviembre del 2020

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COMO TODOS, O BUENO COMO CASI TODOS tenía mis días buenos, y también los jodidos días malos, eso que parecían un grano en el culo. Y sí, luego de la fiesta se Halloween Leon y yo habíamos discutido al punto de irme a dormir con Alex. Luego él fue a buscarme y terminamos haciendo las pases, pero no mentiría si digo que en el fondo seguía el resentimiento.

Hoy, cinco de noviembre, con un frío que te congela hasta el alma, puedo confirmar que estoy teniendo uno de los días más increíbles con Leon Goretzka, hasta ahora, mi novio. Mis botas se perdían en la blanca nieve mientras caminaba en busca de dos ramitas pequeñas.

— Mila, soy un experto en hacer monos de nieve. — Dice airoso mientras termina de moldearlo. El contexto es qué la nieve comenzó a caer, y decidimos salir en busca de un buen lugar para jugar con ella: cómo dos niños pequeños. Encontramos un lugar solo cerca de la casa, estaba completamente blanco y no había gente, perfecto.

— No me subestimes, vivo en New York y créeme: también tenemos nieve, y mucha. — Mi intimidación no sirve, porque bueno, es Leon y era obvio que iba a soltera una carcajada cómo la de ahora.

— Tu muñeco es cuadrado, y el mío redondo. — Enarca una ceja. — El mío tiene una bufanda, y el tuyo... — Miro confundido mi mono. — ¿Una bolsa?

No mentía, tenía una bolsa, simplemente porqué no me apetecía quitarme la bufanda y perder el calor que daba.

— Cómo sea, no cantes victoria. — En su momento soné confiada. Pero no, él había ganado.

Ese día terminó en una pelea de bolas de nieve, con nuestra ropa mojada y posiblemente yo había cogido un resfriado, nada del otro mundo tomando en cuanta que era alérgica al frío, literalmente.

Los días siguientes fueron caso iguales, todos buenos, hasta se me olvidó lo que era estar triste, incluso pude jurar que había olvidado la manera en que se llora.

Películas, salidas al parque, cenas entre risas y desayunos a la cama fueron mis días en Múnich.

No voy a negar que extrañaba mi hogar, y de hecho, esperaba ir tan pronto cómo pudiera: La empresa no se podía quedar tanto tiempo sin mi mando.

Pero, volviendo al tema.

Esos días fueron el jodido paraíso. Un paraíso que prometía un futuro, pero sólo se quedaría en eso: una promesa.

Y sí, las promesas se rompían, pero yo no lo sabía en ese momento.

El veinte de noviembre llegó, y sentía que en algún momento todo cambiaría, ni siquiera sabía la razón, simplemente lo sentía.

— ¿En qué piensas? — Pregunta mientras acaricia mi cabello. Estábamos en la cama con la pijama puesta, la cobija nos calentaba y mi cabeza reposaba en su pecho.

— En nada, solo revisaba mentalmente los pendientes que tengo en la empresa. — Miento. Leon no vuelve a preguntar nada, sigue pasando su mano por mi cabello y lo único que escucho es su respiración.

— ¿Qué haremos en navidad? — Pregunta de repente. Bueno, no me lo esperaba, porque siempre pasaba esos días en casa, con mi familia.

— Pues... — me quedo pensando. — Lo tenemos que hablar, porque suelo pasarlo en la hacienda. — Respondo ladeando la cabeza para verlo. Leon tenía los ojos cerrados.

— Mis papás quieren conocerte. — Suelta de golpe agarrandome desprevenida. — Pero podríamos verlos en año nuevo. — No era una mala idea, así tendríamos tiempo con las dos familias.

— Es una buena idea, se lo diré a mis padres, les gustará verte. — Sonrío. Vuelvo a acomodarme y trato de conciliar el sueño, pero no puedo, tenía un mal presentimiento y no podía descifrarlo.

¿Papá me quitaría la herencia?

¿Asher y Ander estaban bien?

¿Ers adoptada?

Todo pasó por mi cabeza, fue cómo una ruleta, donde iba descartando posibles acontecimientos. Al final, el sueño me ganó, y terminé durmiendo sin saber que en unos días todo se iría a la mierda y las promesas quedarían en eso, en simples promesas.

𝗚𝗢𝗢𝗗 𝗧𝗛𝗜𝗡𝗚 ━━ Reus, Goretzka Donde viven las historias. Descúbrelo ahora