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MANHATTAN, NEW YORK 24 de septiembre del 2020
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EL AIRE FRESCO DE MI QUERIDO MANHATTAN pega contra mi rostro, cuanto lo había extrañado. Siento cómo alguien toma mi mano y puedo ver de reojo a León.
Mi cumpleaños era en dos días, y cómo buena organizadoras de fiestas, invité a todos mis amigos juntos a algunos compañeros de Leon a venir a mi casa en Manhattan. Las chicas no se negaron, incluso Erin decidió venir luego de los ruegos de Alessia.
— Ahora entiendo porqué lo amas tanto. — Me susurra mi novio. — Es hermoso. — Leon aprieta un poco mi mano y caminamos seguido de los chicos, que venían charlando y bromeando. Veo estacionado a Brad en una camioneta donde fácilmente entrábamos las trece personas que veníamos (contándome a mi, claro esta). Brad me saluda y yo sonrió caminando hasta él. Espero que todos se acomoden en sus respectivos asientos escuchando quejidos de parte de Manuel, que no podía acomodarse a la perfección. Por último, subimos Leon y yo a la par de mi amigo, y así nos disponemos a irnos.
— ¿Dónde dejaste a Harry? — El pelinegro me mira antes de contestar. Separar a Harry de Brad era imposible, y el viaje a Argentina lo confirma.
— Se quedó en tú casa con Anne. — Respondo sin quitar la vista de la avenida. — ¿Directo al hotel, verdad? — Pregunta. Me mira esperando respuesta y yo asiento. Como lo había dicho hace unos días, solamente Leon, Alex y Robert se quedarían en mi casa junto a mis hermanos, por el simple motivo de la falta de habitaciones en mi hogar. — A todo ésto, ¿Dónde están sus maletas? — vuelve a preguntar, y esta vez Ariana responde.
— Las llevarán directamente al hotel, el mejor servicio sin duda alguna. — Se recarga en Ben y cierra los ojos, al menos eso veo por el espejo. Leon en todo momento mira por la ventana y aprecia como caía la noche.
El silencio nunca se hace presente, pues todos charlaban de cosas diferentes. Brad maneja por unos largos veinte minutos hasta llegar a la zona donde estaba el Hotel.
