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MÚNICH, ALEMANIA 1 de julio del 2020
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DECIR QUE LA DESPEDIDA EN MADRID había sido fácil sería una completa mentira. Papá no me soltó por unos minutos, luego hizo lo mismo con Alex. Y mamá, Dios, ella casi llora porque se había vuelto a acostumbrar a tenernos a todos en casa. Leon parecía haberse acoplado a la familia, incluso Ander le sacó unas cuentas risas al Aleman. Cómo era de esperarse en el aeropuerto de Múnich nos esperaban los reporteros en busca de cualquier nueva foto de nosotros, una que sin duda la tuvieron. A pesar que Leon y yo teníamos cubierto el rostro con unas gafas y una gorra nada fue impedimento para que los flashes llegarán a nuestra cara.
Goretzka apartó a uno que otro abriendo paso, mientras yo caminaba lo más rápido que podía a la salida donde estaría Robert esperándonos — porqué él había regresado antes. — en la camioneta. Ahora estábamos en casa de Leon, comiendo pizza.
— ¿No cocinas? — pregunto mientras muerdo mi rebanada. Él asiente limpiando su boca con una servilleta.
— Lo hago, pero ahora no tengo ganas. El día está para subir una calorías. — dice en forma de broma, pero con la misma cara de siempre. Dios, me estaba acostumbrado a esto.
— Yo nunca aprendí a cocinar. — Me sincero, creo que lo único que hacía era sopa, y eso, si bien me iba. Por eso tenía a mi adorada maggie, la mujer que facilitaba mi vida.
— Eso será por poco, tendré que enseñarte unas cuentas recetas del chef goretzka. — me guiña un ojo. — Cierto, ¿Cuándo vuelves a New York?
— Mañana, te juro que yo me moriré en un avión. Me la paso volando de Múnich a New York, y todo por tú culpa y la de Alex.— digo y ruedo los ojos. — Nunca pensé que me gustaría estar aquí.
Al decir aquello Leon parece sorprenderse.
— ¿Te gusta estar aquí? — pregunta y deja su plato a un lado.
Mierda, no, bueno sí.
— Me gusta la ciudad, pero nunca dejaría Manhattan. — respondo. Creo que lo mejor de vivir en Manhattan era decir que tenía una casa ahí con carros que nunca pensé tener. Cómo extrañaba New York.
— Nunca digas nunca, Mila. — es lo único que dice Leon.
Luego de terminar de comer, Leon se puso a jugar fifa online con Joshua y yo me puse a ver Grey' Anatomy en la computadora. ¿Por qué Jackson Avery era tan guapo? nunca lo sabré.
Mi celular comienza a sonar haciendo que la atención de Leon vuelva a mi. Era Henry, el sujeto con el que solía salir antes de comenzar a acostarme con Leon. Aclaro que nunca fuimos novios, ni siquiera pensé en salir formalmente con él, y eso, él lo sabía. Rechazo la llamada y Goretzka voltea de nuevo a la televisión.
— ¿Quién era? — pregunta de manera desinteresada mientras me miraba de reojo.
— Una amiga. — Respondo y vuelvo a poner mi serie. Que preguntones eran los hombres en ocasiones.
— Una amiga. — dice más para él que para mi.
Nadie vuelve a decir nada y cada quien reactiva sus actividades.
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MANHATTAN, NEW YORK 3 de julio del 2020
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Abrí la puerta de mi casa sintiendo el aroma a hogar. Dios, la había extrañado. Nala y Milo, mis perros, vienen corriendo con la lengua de fuera hasta mi persona, avalanzandose y haciéndome tambalear. Maggie aparece detrás de ellos junto a mi mejor amigo quien tenía un bote de helado entre sus manos.
— Hola, Mila. — dice Maggie antes de darme un abrazo. — Harry invadió el hogar y no pude hacer nada, ya sabes lo gorroso que puede ser.
Harry cierra los ojos y niega.
— Está bien, Maggie. Ya sabemos que Harry no tiene donde dormir. — Juego y Harry rueda los ojos. El castaño a pesar de ser empresario era sin duda un caos. Tenía una casa alejada de la ciudad, probablemente a treinta minutos de la mía, pero nunca estaba ahí, porque las fiestas y su trabajo estaban aquí. Harry no quiere venderla porque para ser sinceros, esa casa es una reliquia.
— Anne y Brad también estuvieron aquí, solo que se fueron a sus departamentos hace unas horas. — chismea. — No soy el único que piensa que tú casa es la mejor de los cuatro, Cami.
Bueno, probablemente en eso tenía razón, aunque los departamentos de Anne y Brad eran un tremendo espectáculo. Aunque para ser sinceros, un departamento en Manhattan, siempre sería un lujo que no todos se podían dar.
Camino hasta el salón principal, con Harry siguiendome. Me dejo caer en el sillón gris que había comprado hace unos meses y él imita mi acción.
— Entonces, Mila. Cuéntame, ¿cómo comenzaste a salir con Leon Goretzka?
Y cuando hizo esa pregunta, sonreí cómo si hubiera vuelto a vivir todos esos magníficos días en Madrid y Múnich con el alemán más serio que pude conocer.
