Back to Black 🖤 Kaneki Ken 🔞

🖤 30

[1 mes después]

Las cosas se habían calmado un poco ya, por lo menos un poco. Touka y Kaneki no le habían contado a casi nadie el motivo de su pelea, querían mantenerlo en secreto, así que los únicos que sabían todo hasta ahora eran tres: Hide, Yomo y Hinami; además de Ayato, Shin y Mai, claro.

[Residencia Kaneki, Distrito 20]

Tras un mes desde su pelea, ellos dos volvieron a reunirse en casa para hablar. Kaneki llegó, abrió la puerta y entró, encontrándose a Touka esperándolo en la sala, de pie, con los brazos cruzados y rostro serio.

– H-Hola... –saludó, nervioso.

– ...Hola.

– Sé que...es una pregunta tonta, pero ¿Cómo has estado?

– ¿Cómo crees?

– Claro...

Él tragó saliva, el tono de hablar de ella era muy brusco.

– Entonces...

La peliazul giró, tomó unos papeles que reposaban sobre la mesa de café y los extendió al contrario. Aquel levantó una ceja.

– ¿Qué es eso?

– Los papeles de divorcio.

– ¿Qué?

El albino tomó aquellos papeles y comenzó a leer con prisa, tragó saliva y miró a su esposa.

– Touka...

– No me importa lo que digas ni qué tan arrepentido me digas que estás, este matrimonio ya no da para más y yo tampoco quiero seguir casada contigo después de lo que pasó.

– ...Está bien, lo entiendo.

– Y me quedaré con Ichika, pero compartiremos la custodia. Me recomendaron que es lo más conveniente para los niños.

– Está bien.

– Y, como Ichika vivirá conmigo, también me quedaré con la casa.

– Está bien.

– ... ¿No dirás nada más? –preguntó, levantando una ceja.

– No. Cometí un error y debo asumir las consecuencias.

– Bien. Ahora ve y cásate con Tn, como tanto querías. Lamento arruinar la relación de ambos –dijo de forma algo irónica y con sarcasmo.

– ...Touka, no fue así. Tú no arruinaste nada, no tienes la culpa. El único culpable soy yo.

– Y ella también. Si fuera buena hermana, no se habría acostado contigo si ya estábamos casados tú y yo.

– ... –bajó la cabeza.

– No tenemos nada más de qué hablar. Vete.

– ¿...Cómo está Ichika? –la miró.

– Yomo se la llevó, no quería que esté aquí mientras hablábamos.

– Entiendo. ¿Puedo verla?

– ...Le dije que te fuiste de viaje porque tenías trabajo, así que dile eso. Puedes pasar por ella el fin de semana, y nosotros nos veremos en el juzgado el lunes.

– De acuerdo. Entonces, vendré el sábado. Nos vemos.

Kaneki giró y comenzó a caminar, pero se detuvo tras dar unos pasos, haciendo que ella levante una ceja; tomó el collar que colgaba de su cuello, se lo quitó y giró hacia la peliazul.