Capítulo 6

4.3K 101 2
                                    

Narra Externo.

Dentro de aquélla habitación con el ambiente lleno de sexo y la cerradura colocada en la puerta, a Calum no se le ocurría mejor lugar para estar que ese. El parecía relajado y descansaba sobre la silla, con los ojos cerrados, pensando en el intenso orgasmo que recién acababa de experimentar y en lo bien que se sentido las manos de ella sobre su pene. Si Calum hubiese sabido desde un principio que eso pasaría, el perfectamente se hubiera presentado como voluntario para donar semen.

Narra Ethel.

-¿Calum?.- El abrió sus ojos, aquéllos ojos con un toque asiático que me volvían loca para luego verme. La relación enfermera-paciente había desaparecido, ya no existía entre nosotros. Así había sentido así apenas junto sus labios con los míos. -Quiero hacer una última cosa contigo antes de que te vayas.

-¿Qué cosa?.- Preguntó él, entre cerrando mas sus pequeños ojos.

Calum era consciente de su desnudez y cuando vio que lo observaba se dispuso a subirse el boxer, pero me adelante colocando mi mano sobre la suya. El entendió de inmediato cual era la intención y dejó caer sus manos a sus costados, mirándome ansioso por lo que vendría acontinuación.

-Quiero follarte!. Quiero que follemos!.- Dije de manera alta y clara para asegurarme de que el me escuchará a la perfección.

-¿Ahora?.- Me preguntó con una pequeña sonrisa tirando de sus labios.

-Si! Ahora! Aquí!.

Calum se quedó allí, sentado, sin siquiera verse afectado por mis palabras. Decidí ver su silencio como algo afirmativo y muy lentamente comencé a desvestirme. Empecé por desabrochar mi uniforme de enfermera hasta que quedé en una camiseta simple de tiras que ceñia a mi cintura.

Narra Calum.

Veía desesperadamente la forma en la cual ella se desvestía hasta que quedó solo en ropa interior, se acerco lentamente a mi hasta acomodarse por entremedio de mis piernas. Alzé la vista, hasta fijarme en sus pechos que lucian llenos y tentadores en ese bonito sostén de diseño floral.

Mi mirada fue desendiendo sutilmente por todas sus curvas y contemple con fascinación infinita su cuerpo desnudo y cuando se quito las bragas y el sostén, mi pene cobró vida propia, se endureció una vez más, anciando desesperadamente un poco de su atención. -Eres....- Le decía mientras mi mirada recorria cada pequeño y diminuto rincón de su cuerpo.

-¿Soy qué?.

-Hermosa!.- Suspiré, como cuando te quitas un peso de encima, así que coloqué mis manos sobre su cadera y la tiré hacia a mi, hasta pegar mis labios en su vientre, depositando un tierno beso en su ombligo, acariciaba con mis manos sus muslos y su trasero. -Siéntate encima de mi!.- Dije de la manera más áspera.

Ethel apoyó las manos en mis hombros y de ese modo se ayudó para sentarse a horcajadas sobre mi. Reposó sus piernas a cada lado de la silla, hizo una mueca de desagrado seguramente al sentir el tacto del piso helado, pero no le dio mucha importancia, levantó su pelvis, tomó mi pene con su mano y lo puso en su entrada, lentamente fue bajando hasta que lo introdujo por completo, en lo más hondo de ella y gemimos al unísonido.

-Joder!.- Mascullé con los dientes apretados. -Está sensación es única. Tú eres única.

La feminidad de ella me arropó hasta el punto extremo de casi me llevó a la desesperación. La cogí fuerte del trasero, enterré mis dedos con tanta rudeza que tuve miedo de herirla, pero en ningún momento la escuche quejarse.

Narra Ethel.

Me deslize hacia arriba una vez y me incline para besarlo, ahogando los gemidos que Calum soltaba. El subió mis manos hasta mis senos y los masajeaba mientras intensificaba el beso, hundiendo su lengua por entremedio de mis labios. Rompí el beso de golpe, coloque mi mano en la parte trasera de su cabeza y tiré de su cabello hacia atrás. Me acerqué al hueco de su cuello ahogando mis gemidos que pronunciaban su nombre. -Calum!.

-Ethel!.- Suspiraba y luego gemía cuando mis movimientos comenzaron a aumentar velocidad.

Nuestros gemidos inundaron hasta el último rincón de la habitación. El sudor corría por nuestros cuerpos y el calor emergia desde el centro de nuestro pechos, llevándonos hasta el éxtasis. El pene de Calum se introducía una y otra vez en mi cada vez más rápido y más intenso. Me tomó del cabello y lo haló hacia atrás, dejando al descubierto mis pechos. Me acarició la barbilla con dulzura, transmitiendome con esa dulzura toda la ternura que podía.

-¡Dios!.- Cerré los ojos con fuerza y los volví a abrir, luego le hablé con voz excitada. -Mi coño nunca se había sentido así de caliente.

-¡Si!.- Gruñó, arque mis caderas y el.nuevamente tomó mi trasero con brusquedad. -¡Mierda! Como me encanta follarte.- Exclamó.

Segundos después, Calum se corrió por segunda vez en el día con un bramido. Anuncié mi liberación de la misma manera como el la había hecho, y me quedé quieta, muy quieta sobre él, mi rostro reposaba sobre su hombro y está vez era yo quien estaba siendo llenada por el esperma de Calum y no un jodido frasco de plástico.

Donador de Semen (MiniNovela Hot) «Calum Hood».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora