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Akutagawa era conocido por ser callado, serio, con pocas ganas de asistir a las clases y con no muy buenas calificaciones.
Sin embargo, a pesar de estar en su segundo año de carrera, también lo conocían por las buenas fiestas que a veces hacía en su casa. Fiestas de esas que ves en películas, donde están haciendo desastres por todo el lugar, bailando, escondidos en un cuarto fajando, tomando, drogándose.
En fin, fiestas universitarias.
Por eso, cuando escuchó que su querido y admirado senpai, Dazai Osamu iría a una de ellas, se esmeró para que el lugar estuviera perfecto. Que haya suficientes bebidas, que la música no esté tan fuerte para que pueda platicar con él sin tener que estar gritando, inclusive separó unos muebles para que se sentaran ahí sin que nadie les molestara.
Mas se olvidó de un pequeño (literal), ruidoso y llamativo problema: No invitar a Nakahara Chuuya.
Quien ahora yacía sentado en el mueble doble junto a Dazai, él en el mueble individual de enfrente.
—¡Pero está mal! —le gritaba el pelirrojo a Dazai.
—Yo no le veo lo malo —respondía este de vuelta, moviendo su mano de un lado a otro dando a entender que no era muy importante.
Esta vez, Chuuya volteó hacia adelante para ver a Akutagawa que solo quería que el mueble se lo comiera.
—¿Verdad que está mal?
—¿El qué? —preguntó él confundido, hacia rato que le había perdido el hilo a la conversación porque, bueno, sabía que si hablaba sin que ellos se lo pidieran, sería ignorado por completo.
—Que salga con media institución para luego dejarlas —explicó Chuuya, mal mirando al castaño que sonreía con orgullo.
—No lo sé —respondió secamente.
—¡¿Ves?! Claramente está mal.
—¿Acaso sientes envidia porque no puedes tener tantas chicas como yo, Chuuya? —preguntó divertido Dazai, cruzándose de piernas mientras observaba al pelirrojo divertido.
Akutagawa se iría, pero quería ver cómo iba a terminar esto y cuándo se darían cuenta...
—¿Ah? Claro que no. Además, podría conseguir a quién quiera si me lo propusiera —se cruzó de brazos el pelirrojo, su ceño fruncido nunca desapareciendo.
—Claro, claro. Apuesto a que ni siquiera sabrías qué hacer en una cita —devolvió Dazai, alzando una ceja desafiante al pelirrojo.
—¡Ja! Lo dice el que les pide suicidio doble y que seguro ni sabe besar —contraatacó Chuuya, una sonrisa de victoria apareciendo en su rostro.
Dazai cruzó los brazos de igual manera, acomodándose en el mueble mientras observaba al pelirrojo desafiante.
—Apuesto a que beso mejor que tú, babosa.
—¿Si? ¿Qué quieres apostar, caballa?
Y Ryunosuke pasaba sus ojos de Dazai, a Chuuya, esperando la respuesta del castaño.
—Un día entero como mi sirviente si pierdes.
—Un vino de los caros si tú pierdes.
Hubo un silencio después de eso, uno en el que, Akutagawa estaba seguro que ahora los dos imbéciles se estaban preguntando cómo iban a hacer el reto en primer lugar. Lo cual era fácil de hacer, podrían preguntarle a cualquier chica que pasara. Pero el pelinegro sabía, que ese no era el plan de ninguno de los dos porque, bueno.
Uno. Desde que los dos llegaron, Dazai con su chaqueta de cuero, pantalones de mezclilla y sonrisa coqueta. Chuuya con una sudadera amarilla que dejaba ver parte de su abdomen, pantalones negros pegados e irradiando confianza, no habían podido apartar la mirada uno del otro.
Dos. Empezaron a hablar de cosas que solo ellos entendían, en palabras claves, como si fueran un matrimonio de cincuenta años que se conocían hasta la palma de sus manos.
Tres. La tensión era... demasiado palpable. Desde la forma en la que Dazai no parecía poder quitar sus ojos del abdomen del pelirrojo, o cómo Chuuya se relamía los labios cada que Dazai se pasaba un mechón de cabello por detrás de su oreja. Era todo muy... intenso.
Y cuatro. Las indirectas que cada vez se hacían más directas.
Justo como ahora, que prácticamente se estaban retando a besarse y ninguno de los dos parecía poder dar el primer paso. Lo cual era cansado de ver para alguien como Akutagawa que es observador, porque, Dios, ¿cuánto tiempo llevaban así? ¿Dos horas? ¿Tres? ¿Cuándo se iban a dar cuenta?
Oh. Al diablo la discreción.
—Joder, ¿hasta cuándo van a seguir así? —empezó el azabache, alzando la voz para que ambos le escucharan, cosa que sirvió porque ahora tenía ambas miradas sobre él —. Llevan tres horas comiéndose con los ojos, tirándose indirectas y hablando como un matrimonio que parece que quiere el divorcio, pero no pueden hacerlo porque aún quieren coger. Solo bésense y ya.
Con eso dicho, Akutagawa sintió haberse quitado un gran peso de encima. Observando cómo sus dos senpais le veían con los ojos abiertos y las caras tornándose poco a poco en un carmesí que no se notaba tanto por la poca luz en la casa. Suspiró, agarró su bebida y se levantó de su asiento.
—El cuarto de arriba a la izquierda en el fondo está libre —dijo a lo último, alejándose de ambos jóvenes que parecían haber recibido una bala en el estómago.
Su trabajo aquí terminó, está en ellos si lo quieren continuar.
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Amén por Akutagawa.
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Soukoku Fluff Week 2021
Fanfiction7 días de Dazai y Chuuya simplemente siendo ellos, la pareja más explosiva y divertida de BSD. Ninguno de los personajes me pertenece, créditos a Asagiri Kafka y equipo❣️ Créditos a la hermosa imagen de la portada a @HiChuya (Ecru) en Twitter, vayan...