VI

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Cuando llegaron al departamento de Jungkook, Taehyung sonrió, se sentía cálido y feliz, además todo el lugar olía al rubio. Aunque hay otro aroma, muy tenue, casi a punto de perderse.

—¿Por qué huele a miel?— Pregunta arrugando la nariz, escuchando como Jungkook cierra la puerta del departamento, pero no deja al rubio responder porque vuelve a hacer otra pregunta.—¿Tienes ramen?— El menor lo ve caminar hacía la cocina como si nada.

—Hyung...—Lo llama mientras lo sigue.

—Al rato te como a ti, Jungkook, primero permíteme comer un bote de ramen—Pide sacando los fideos para después calentar agua.

—No, sólo... quiero hablar—Murmura sentándose en una silla de la cocina.

—Dime—Le da la palabra al rubio, verificando el agua para su ramen.—¿Te preparó uno? Sí, claro que sí, Jungkook no rechaza comida— Se pregunta y se responde solo, lo que lo hace sonreír levemente, viendo como agrega más agua a la ollita, lo suficiente para ambos botes de ramen.

—Estabas triste...—Su voz es baja.—Hoy cuando llegue al parqué. Habías llorado, te- te sentí triste, hyung, ¿pasa algo?— Vio al alfa fruncir el ceño, para girar a mirarlo confundido.

—¿Llorar? Yo no lloró Jungkook, soy un alfa—Responde.

Y el mencionado no ve ni una pizca de mentira en su afirmación, no le miente, pero es imposible porque él lo vio llorar.

—Yo- yo te vi—Taehyung se acerca rápidamente hasta él, tomándolo de la barbilla, el olor a pomelo y sándalo marea a Jungkook.

Los ojos de Taehyung son profundos, como el mar azul, igual de infinitos que este, dejándole ver un alma inexplorada, un alma peligrosa e incierta. Así como el mar puede estar en calma un día al siguiente sus aguas pueden ser turbias.

Jungkook debe tantear el terreno, con que Taehyung esta hablando, porque hay uno que es dulce, tranquilo, alegre, hay otro dominante e intenso, coexistiendo en el mismo cuerpo.
Ambos le gustan, pero ahora necesita respuestas, necesita saber que sucede.

—Oh, pequeño cachorro, claro que no. Jamás lloraria —Taehyung le toma el mentón con sus largos dedos, apretando un poco, mirándolo directamente a los ojos.

El rostro de ambos esta demasiado cerca, el aura de Kim Taehyung es lo más cercano a un terremoto, devastador, atroz y Jungkook siente la tensión sexual emanar de ambos, su lobo de nuevo se muestra sumiso, raro tomando en cuenta que no siente al lobo del pelinegro.

—Déjame darte un beso, Jungkook— Pide mirando los labios rosados del más chico, quien sólo atina a asentir con ma cabeza, perdido en la intensa respiración de Taehyung.

Quien sin pensarlo estampa sus labios contra los de Jungkook, en un beso fuerte intenso, como si fuera el epicentro de aquel terremoto que es Taehyung, ese alfa dominante.

Sus labios se mueven bruscos, es un beso hambriento, lleno de necesidad, el lobo dentro del rubio aúlla gustoso, los ojos de ambos se cierran, para concentrarse en la sensación de sus labios juntos.

La lengua del mayor se abre paso dentro de la boca de Jungkook, demasiado intenso para ser la primera vez que se besan, pero era algo que no podían esperar, algo que habían ansiado.

El rubio gime, cuando los dientes del alfa le muerden el labio inferior, su saliva sabe a Taehyung, esta intoxicado con la esencia del mayor.

Las manos de Jungkook van a la nuca del otro, presionando para profundizar aquel beso, haciendo a Taehyung gruñir gustoso, sonido que hace despertar el pene del más chico.

Evanescente •Omegaverse• [TaeKook/KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora