VIII

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Después de acompañar a Jungkook a su departamento, a quien no dejo entrar a su hogar hasta después de haberle robado unos cuantos besos, camino media hora hasta llegar a su casa, o la casa Taehyung, con el animal en su interior dormido -más enfermo que sano- se ánimo a entrar, no porque tuviera miedo del alfa de terrible olor, sino porque no deseaba tener contacto con nadie.

Pudo ver su bonito auto negro en la cochera, tenía que admitir que la construcción era bonita, elegante y ostentosa, en una de las mejores calles del recinto, no era exclusiva, pero si algo costosa, tenía árboles adornando las calles, sin duda un lugar tranquilo y hermoso, para familias felices.

Lastimosamente ese no era su caso, ni siquiera podía considerar tener una familia, su única y verdadera familia era Jungkook, ese alfa de exquisito olor a limón, de mandíbula perfecta con ese llamativo lunar debajo de su labio.

Sin darse cuenta, por estar perdido con la imagen de ese chico en su cabeza, ya estaba dentro de la casa.

El olor a fuego era intenso y asqueroso, ese olor tan acompañado de malos recuerdos, hizo una mueca de asco inconscientemente, se hubiera quedado en el departamento de Jungkook, deseaba mil veces tener ese delicioso aroma a limón rozando su nariz.

—Al fin te dignas a aparecer—Es la voz de DongYul, su padre.

¿Cómo lo pudo aguantar tantos años? Estaba seguro que ese alfa era detestable desde que Taehyung era un cachorro.

—No quería verlos—Responde el pelinegro, viéndolo apretar la mandíbula, lo golpearía en cualquier momento.

—No eres nadie para hablarme así —Le da risa lo rápido que se enoja DongYul, es tan predecible, tan alfa, sea cual sea su definición de alfa.

Una muy estupida seguramente.

—No permitiré que alguién como tú me responda de esa manera—Si lo llega a golpear no sería nada nuevo, no sería la primera vez que lo haga.

—Tampoco eres nadie para decirme que hacer—La mirada del alfa pelinegro se encuentra con la del alfa de fuego, siente el lobo del mayor rasguñar, pidiéndole autorización para lanzarse a su yugular y matarlo, por lo insolente que es tomando en cuenta su condición. Pero DongYul no quiere ser procesado por asesinato, no cuando unos buenos golpes sirven para corregir las pésimas actitudes de su hijo.

Por eso se acerca, dispuesto a darle un puñetazo en el rostro, su lobo queriendo matar al chico que tantos problemas le ha dado y su animal interno le recrimina no haberlo asesinado cuando era un cachorro. Si tan sólo hubiera sabido todo lo que acarrearía ese pequeño cachorro...

Ve los ojos oscuros de su hijo, sin miedo alguno, con la mirada levantada y firme, con esas actitudes que el mismo alfa de fuego le enseño a tener. Justo cuando su puño esta por golpear el cuerpo de Taehyung, alguién interrumpe.

— Señor Kim— Es la voz de SunHye, la prometida de su hijo.— Su esposa me pidió que lo llamara, los necesitan en su trabajo ahora— Murmura con la voz tranquila, aún con lo que estuvo a punto de presenciar.

Y hay algo en ella que a Taehyung no le gusta.

—Gracias, SunHye— Responde mientras se gira a verla. La chica asiente con la cabeza, mientras sube las escaleras para ir a la habitación que se le ha sido asignada dentro de la casa de los Kim. Cuando DongYul ve que vuelven a estar solos no se priva de amenazar a su único hijo.— Más te vale que te comportes, Taehyung. Déjate de juegos y sirve de algo una vez en tu vida— Esas palabras crueles nunca dolieron, porque está aquí solamente para ser un soporte, el soporté de una persona que no aguantaría algo así.

Y como buen alfa, Taehyung no se amedrenta, más bien reta a DongYul con la vista, una mirada feroz, sí él tuviera un lobo posiblemente éste gruñiaria enojado. No responde, porque eso echaría más leña al fuego, que es lo que quiere evitar, porque su lobo no puede estar más tiempo oculto, necesita emerger a un ambiente tranquilo, donde no lo alteren.

El alfa mayor sale del lugar, caminando hacía el cuarto que comparte con su esposa.

Taehyung suspira, necesita mermar las cosas para que él pueda regresar y siga siendo esa persona de la que Jungkook esta enamorado, pero con forme pasa el tiempo y sigue compartiendo con esa familia su alma se siente más pesada -sí es que tiene una- desea asesinarlos, a cada uno, desea escapar de esa cárcel, nació como prisionero, pero no piensa pasar toda su vida condenado, o más bien, no dejará que Taehyung lo haga.

Sube las escaleras, a penas preguntándose... ¿qué hacía SunHye aquí?

—Taehyung— Lo llama esa bonita voz femenina y ese olor a laurel y grosella que no causa nada en él.

—¿Qué haces aquí?— SunHye nota que no es el mismo Taehyung que conoció, se ve cansado... desolado.

—Yo... ¿podemos hablar?— Pregunta, queriendo llevar las cosas en paz con el alfa. Con el pensamiento de que si se van a casar deben tener al menos una buena relación amistosa, más adelante si surge el romance podría ser aún mejor.

— SunHye, tú y yo no tenemos nada que hablar, tampoco nos vamos a casar, no te preocupes— Explica, encaminándose a su habitación.

¿No puede tener un poco de paz? No le interesa ningún tipo de amistad con la chica, no la quiere cerca, no desea nada de ella. Y definitivamente no piensa casarse con ella, así eso le traiga un poco de dificultades a Taehyung no piensa renunciar al amor que sienten por Jungkook.

Abre la puerta de su habitación, entrando siendo seguido por la alfa, quien cierra la puerta detrás de ella.

—Escúchame, yo tampoco quiero casarme. Pero como te han dicho, no importa lo que nosotros queramos. Ahora, es mejor llevarnos bien— La paciencia de la alfa es muy poca, no acepta negativas nunca, porque la han criado para obtener todo lo que desea.

Y por alguna razón la actitud difícil de Taehyung le llama la atención.

— No me interesa nada de ti, SunHye— El chico quiere ser sincero.— Me gusta otra persona— Y a su mente viene la imaginen sonriente de Jungkook.

Con esos bonitos ojos brillantes que nadie más posee, esa actitud bonita y encantadora, con la firmeza de seguir sus sueños.

La alfa por su parte no puede evitar sentirse ofendida por las palabras del azabache frente a ella.

Ellos van a casarse, porque claro que lo harán y él sin ningún remordimiento se atreve a decirle que le gusta otra persona, el animal de su interior gruñe furioso ante el rechazo.

—Lastima por esa persona. Tú y yo nos vamos a casar— La alfa tiene como objetivo a Kim Taehyung desde ahora y no piensa soltarlo, porque incluso sí él no la quiere ella es su prometida.

—Retírate—Ordena molesto, sintiendo el aroma fuerte a laurel y grosella, un olor que de ahora en adelante es tan detestable como el aroma a fuego que mancha todos sus recuerdos.

—Es mejor que te alejes de esa omega, Taehyung, porque nuestro compromiso pronto se hará público y no planeo que me hagas quedar en ridículo— Gruñe SunHye.

Y hay otro problema en todo esto, que es si su compromiso se hace público, Jungkook se va a enterar.

—Retírate— Impera de nuevo, lanzándole una mirada fuerte a la alfa. Ella sale del cuarto.

Taehyung se apresura a llenar una maleta con ropa, hoy siendo viernes no planeaba pasar todo el fin de semana en una casa tan turbia como esa, no era sano.

Sólo quería estar en un lugar, en un sitio con olor a limón y eucalipto, donde se le abrazara con amor, aunque posiblemente él ni siquiera pudiera sentirlo directamente.

Pues tal Taehyung decidía regresar en cuanto se sintiera seguro, lo que ocurría con regularidad al estar en compañía de Jungkook. Su alfa.

Evanescente •Omegaverse• [TaeKook/KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora