Capítulo Dos
Un Sendero hacia las Puertas
No digas: "¡Oh, es solo imaginación! " El momento de comprobarlo llegará más tarde...
Aleister Crowley, Magick in Theory and Practice.
En el negocio de la publicidad, se emplea a muchos hombres y mujeres como visualizadores, trabajo generalmente muy bien remunerado. La mayoría de los que lo realizan tienen talento para el diseño y los gráficos, pero básicamente ganan sus salarios gracias a su capacidad para ver claramente en sus mentes cómo quedará un anuncio publicitario una vez terminado.
Con la excepción de pocas personas, como mi esposa, la capacidad para crear imágenes mentales es muy corriente. No ocurre lo mismo con la capacidad para verlas claramente; la mayoría de las fantasías diurnas son muy frágiles, chatas y confusas, como una fotografía fuera de foco. Sus colores resultan anémicos.
Es una situación que debe modificarse si el lector desea realizar una exploración razonable del Plano Astral. Las imágenes mentales deben volverse nítidas y claras, sus colores deben ser vigorosos y vivos.
Una vez logrado esto, debe irse aún más allá para desarrollar la capacidad de imaginar sonidos y olores, gustos y sensaciones. Mientras mejor pueda hacerse esto, más gratificantes se volverán estos viajes.
También es importante desarrollar el poder de concen- tración. El uso de las Puertas exige la capacidad de mantener la mente fija en un objeto durante un lapso determinado. El período rara vez es breve, así que, sin concentración, las Puertas permanecerán cerradas.
Resulta perfectamente posible desarrollar al mismo tiempo la capacidad de concentración y la de visualización. Ambas tienden a crecer a partir del ejercicio que describimos en este capítulo; pero la capacidad para concentrarse es tan valiosa que intentaré brindar algunas pautas sobre su evolución particular. A pesar del hecho de que no están directamente relacionadas con las operaciones astrales, probará ser muy útil un entrenamiento previo en estas técnicas antes de pasar a los ejercicios de visualización.
Es posible creer en la capacidad que uno tiene de concentrarse con efectividad. Mucha gente lo cree. Sin embargo, existe una simple prueba que ayudará a descubrir el grado de aptitud personal. Recuérdese que concentración es la capacidad para mantener la mente fija en una sola cosa, con exclusión de todo otro pensamiento. Pasemos ahora a la prueba.
Debe tomarse una silla confortable, en un ambiente tranquilo donde no sea probable que le molesten. Siéntese, relájese, y cierre los ojos. Ahora comience a contar mentalmente. No debe hacer nada excepto contar. Toda la atención debe estar concentrada en los números.
Obsérvese cuidadosamente mientras realiza esta prueba: en en el instante en que cualquier pensamiento externo llegue a la mente, deje de contar.
¿Qué tal le fue? A menos que tenga una mente entrenada, en general los resultados de esta prueba son sorprendentes. La mayoría de las personas deja de contar al llegar a cuatro o a cinco. Sólo unos pocos individuos pueden llegar hasta diez. Cualquier cosa más allá de quince o veinte parece completamente imposible.
La trampa más común consiste en pensamientos tales como "Esto es demasiado fácil". Pero una vez que el pensamiento surge, la prueba de concentración ha terminado. Otra trampa sutil aparece con el pensamiento "Qué bien voy". Si ambas trampas pudieron ser evitadas existe todavía la posibilidad de caer en el aburrimiento. La concentración será interrumpida por el pensamiento "Bien, de todos modos ésta es una prueba muy tonta; no necesito hacerla para probar que soy capaz de concentrarme."
El asunto es simplemente que muy pocas personas pueden concentrarse plenamente por un espacio de cinco minutos. Si pudieran, el puntaje promedio de esta prueba superaría el centenar.
Los yogis orientales desarrollan la capacidad para mantener un pensamiento en sus mentes durante horas. Para nuestros fines, no es necesario llegar tan lejos. Pero a menos que la concentración supere el promedio de Occidente, deberá hacerse algo para mejorarla antes de que uno pueda hacer mucho uso de las Puertas.
Una buena manera de comenzar consiste en disponer de un período diario de práctica. No es necesario que este supere los quince minutos, y, de hecho, no debiera hacerlo; lo que es absolutamente esencial, es la regularidad de la práctica. La concentración es un hábito, y la única manera de desarrollar cualquier hábito es seguir con él.
Practicar todos los días a la misma hora contribuirá a forjar el hábito. Es cuestión de no engañarse uno mismo con argumentos tales como que resultará imposible debido al trabajo o a los compromisos sociales. Sugiero colocar la alarma del despertador unos quince minutos más temprano y utilizarlos para practicar; un buen ejercicio de concentración resultará mucho mejor que los minutos de sueño perdidos.
Existe otra razón para elegir las horas de la mañana para la práctica: la mente opondrá una resistencia masiva al entrena- miento; una serie de "razones" se presentarán por las cuales el período de concentración podría dejarse de lado "sólo por esta vez". Este tipo de resistencias es mucho más difícil de superar por las noches, cuando uno está más cansado, que por la mañana cuando uno se encuentra fresco.
Y si ocurre que si se es el primero de la familia en levantarse, obviamente existen muchas menos oportunidades de que sea perturbado por los demás. Lo mismo vale para otras fuentes de perturbación, como por ejemplo, las llamadas telefónicas.
Una vez establecidos el momento y el lugar, el próximo paso es el de la relajación. A pesar de la imagen corriente de intensidad esforzada y ceño fruncido, la concentración se logra más fácilmente en un estado de relajación. Cuando uno se dispone a realizar un ejercicio mental, no desea que el cuerpo le distraiga. Para superar una jaqueca, basta una aspirina. Si se siente incómodo, tómese el tiempo necesario para encontrar una posición confortable. Luego deje relajar sus músculos. El cuerpo no le molestará si está flojo. Y luego terminará el ejercicio sintiéndose fresco.
Al principio, una buena técnica consistirá en tomar un tema y concentrarse sobre la cadena de pensamientos que surgen de él. No fuerce nada. Mantenga el tema en su mente y deje que sus pensamientos giren en torno a él. Esta es una forma de meditación y la información que surge puede resultar útil en sí misma.
Pronto descubrirá que, como en la prueba anterior, este ejercicio no es tan sencillo como parece. Se filtran otros pensamientos. Se producen perturbaciones. Esto nos ocurre a todos al principio y no debe ser causa de preocupación.
Es una buena idea anotar cada interrupción de la cadena de pensamientos, a pedida que vayan ocurriendo. Bastará con un simple tilde bajo encabezamientos tales como "Divagaciones de la Mente", "Ruidos " y ''Otras Interrupciones". Un registro de este tipo brindará una base para futuras comparaciones y permitirá medir de una sola mirada los progresos de la concentración a medida que trascurren las semanas.
No deben esperarse resultados inmediatos. Para decirlo sin rodeos, se encontrará en una situación similar a la de un obeso y blando hombre de negocios que comienza un curso de entrenamiento muscular. El desarrollo de los músculos mentales también necesita su tiempo.
Pero con el trascurso del tiempo, notará los progresos. Más adelante será capaz de pasar todo el período de quince minutos con muy escasas interrupciones, o ninguna en absoluto. En esta etapa puede aumentar el tiempo permitido a veinte minutos y pasar a un primer ejercicio de visualización.
Lo mejor es comenzar con algo simple. Durante las primeras dos semanas, concéntrese en formas geométricas básicas, tales como un cuadrado, un círculo o un triángulo. Elija una, cierre los ojos y trate de representarla en su mente. Nuevamente, no trate de esforzarse. Y no desespere si las cosas resultan lentas al principio. Inténtelo dibujando de antemano la figura sobre un trozo de papel, a la que mirará con atención antes de cerrar los ojos.
Hacia el final de la segunda semana, cuando ya haya realizado ciertos progresos en la visualización de una sola forma simple, trate de visualizar dos a la vez.
Tal como lo hiciera durante los ejercicios de concentración, tome nota de cualquier dificultad especial. En este caso, también las notas resultarán útiles como registro de los progresos alcanzados.
Continúe trabajando en este ejercicio todos los días hasta que se haya convertido en un experto. Con esto quiero decir que la imagen mental de, digamos, el círculo, le llegue en forma rápida, clara y fácil.
Es importante que vea únicamente aquello que desea ver. Si el círculo se deforma, se mueve, aumenta o disminuye de tamaño mientras lo observa con su ojo mental, entonces significa que aún no ha logrado un control suficiente sobre su mente.
Si este ejercicio le lleva más de un mes de práctica diaria regular, pudiera ocurrir que sea uno de esos raros individuos que experimentan grandes dificultades con las formas simples.
En ese caso, la solución consistirá en pasar al próximo ejercicio para volver a las figuras geométricas más adelante.
Bajo ninguna circunstancia deberá intentar prolongar el período de veinte minutos. Hacerlo no le reportará progresos más veloces. Estos ejercicios, simples en sí mismos, representan el primer contacto deliberado con el Plano Astral. Mis advertencias anteriores acerca de la fascinación son tan relevantes ahora como lo serán más adelante.
No es por medio del esfuerzo que se obtienen beneficios, sino a través del trabajo regular y a un ritmo propio. Hay tiempo de sobra. No dedique menos de dos semanas a cada uno de los ejercicios, no importa cuan sencillo lo encuentre. Pero no se preocupe si a alguno debe dedicarle más de dos semanas; con ciertos ejercicios, mucho tiempo más. Solo podrá evolucionar a su propio ritmo y los resultados compensarán la espera.
El próximo ejercicio puede parecerle un gran paso a partir de las simples figuras geométricas. Pero existen muchas posibilidades de que realmente le resulte más sencillo. Esto se debe parcialmente a que el nuevo tema es mucho más conocido.
Siéntese y relájese como en el caso anterior. Eche una buena mirada en torno de la habitación, luego cierre los ojos y trate de visualizarla.
Pasado más o menos un minuto, abra los ojos nuevamente y compruebe la exactitud de su imagen mental.
Este ejercicio está estrechamente relacionado con el poder individual de observación. Será sorprendente comprobar cuántas cosas olvida en el instante que media entre el cierre de los ojos y el comienzo de la visualización.
Ahora vuelva a cerrar los ojos e inténtelo nuevamente.
Probablemente le resultará bastante fácil - incluso de primera intención - visualizar la habitación a grandes rasgos. Sin embargo, deberá tratar de lograr mucho más que eso. Deberá intentar fijar todos los detalles. Ahora tampoco es preciso apurarse ni esforzarse. Los detalles vendrán a su debido tiempo.
Inicialmente, será suficiente visualizar solo la parte de la habitación que es posible ver antes de cerrar los ojos. Insista en eso hasta que pueda retener los más mínimos detalles, incluyendo los colores.
Una vez que domine esta parte del ejercicio, imagínese caminando alrededor de la habitación, y notando los detalles a medida que camina. Dedique algunos de estos períodos de entrenamiento a hacer esto solo en un sentido. Es decir, imagínese comenzando ante la puerta y caminando en círculo por la habitación en el sentido de las agujas del reloj, hasta hallarse de regreso frente a la puerta. Después, controle su visualización haciendo lo mismo en forma física.
Tomarle la mano a esto puede requerir cierto tiempo, pero persista en ello. Una vez que la visualización sea decidida y fácil, trate de caminar mentalmente en dirección opuesta. Continúe con este ejercicio hasta que caminar imaginariamente por la habitación le resulte tan sencillo como hacerlo físicamente.
En este ejercicio es posible que note la ausencia reiterada de un determinado objeto de la habitación. Si esto ocurre, a menudo, resultará útil realizar un poco de autoanálisis. ¿Por qué ése y no otro es el objeto que le causa problemas? ¿Cuáles son, en general, sus sentimientos para con él? ¿Y a qué obedecen esos senti- mientos? Puede llegar a descubrir que la razón para sus fallas de memoria sea alguna asociación desagradable para con dicho objeto, que conscientemente haya olvidado.
El próximo ejercicio es muy semejante al anterior. Nuevamente incluye el examen imaginario de una habitación, pero esta vez se trata de una que se halla en otra parte de la casa. Haga exactamente lo mismo que hizo con la habitación en la que se encuentra sentado.
Es sumamente importante que en ninguno de estos ejercicios visualice personas y especialmente personas que conozca.
Una vez lograda la visualización de la nueva habitación, trate de desarrollar el tacto imaginario. Trate de "sentir" la textura de las cortinas, la superficie de una mesa o cualquier otra cosa. Hágalo hasta que la sensación le llegue en forma poderosa.
El próximo paso es también de carácter análogo. Esta vez elija una habitación en la casa de un amigo. Debe ser una habitación que conozca muy bien por haberla visitado con frecuencia. Pero, obviamente, le resultará menos familiar que las habitaciones de su propia casa. Trate a esa habitación de la misma forma que las anteriores, incluyendo el ejercicio del tacto.
Gracias a la práctica regular, las visualizaciones no sólo se habrán vuelto más vívidas, sino también más fáciles. Ahora se encontrará preparado para intentar algo más complicado.
Para su próximo ejercicio, compre un libro de cuentos cortos de algún autor al que encuentra particularmente entretenido. Lea uno de ellos antes de comenzar su período de visualización. Luego intente "ver" la historia tal como ocurrió y siga a los personajes a través de las diversas escenas del relato, construyendo sus aspectos y sus modales con tanto detalle como le sea posible. Trate de oír los diálogos con su oído interior. Cuando haya logrado dominar este ejercicio, el próximo paso será inventar una historia propia. No se preocupe demasiado por la trama: eso es algo que conviene dejar en manos de profesionales. Solo trate de crear diversos personajes y escenas. Los primeros deben ser imaginarios, nunca personas conocidas. También es importante que dedique un breve período a pensar en su historia de antemano. A menos que lo haga, el ejercicio puede
resultar tan solo un ensueño inútil.
Un peligro leve pero real puede llegar a manifestarse en esta
etapa. Algunos individuos desarrollan sus poderes de visualización a un nivel muy elevado. Sus imágenes asumen un tono definido de realidad sin que medie ninguna cuestión de trance. Obviamente, es esencial que nunca surja confusión alguna entre los niveles interiores y los exteriores. Para evitarlo, los ocultistas utilizan por lo general ciertos gestos rituales, con el objeto de marcar con claridad el comienzo y el final de cada sesión de visualización. Las personas de formación religiosa quizá deseen emplear la Señal de la Cruz. Para otras resultará efectivo simplemente abrir y cerrar una cortina. Lo importante es llevar a cabo los gestos físicamente y hacerlo siempre.
En caso de haber seguido hasta aquí puntillosamente con su entrenamiento, estará ahora en condiciones de hacer uso de las Puertas. Debe encontrarse en condiciones de realizar frecuentes viajes de inspección al Plano Astral y habrá llegado en ocasiones aún más lejos, estableciendo bases para operaciones más complejas, tales como el trabajo con el Sendero Cabalístico.
Sin embargo, es posible que desee ir todavía más allá. De ser así, el siguiente ejercicio, si bien es extremadamente difícil de dominar, dará buenos resultados en el futuro.
Para realizarlo, retorne a las figuras geométricas, pero esta vez en tres dimensiones. Comience con un simple cubo. Visualícelo decididamente e imagínese tocándolo y percibiendo la textura de su superficie.
Ahora trate de imaginar cómo se ve desde diversos ángulos. No se limite a caminar en torno del cubo, como pudo hacerlo con las habitaciones imaginarias. Trate de hallar nuevos puntos de enfoque. Por ejemplo, puede tratar de verlo desde abajo, o desde arriba, o desde un poco a la derecha. Cambie a menudo de perspectiva, de modo tal que, al finalizar, pueda ver al cubo desde todos los ángulos tal como si observara un cuerpo sólido.
Esto no es fácil, y la próxima etapa será más difícil todavía. Debe tratar de visualizar todo el cubo de una sola vez, e intente ver los seis lados simultáneamente. Rodee a todo el cuerpo del cubo con su visión astral, de manera que, cuando lo vea desde todos los ángulos no sufra distorsión alguna.
Solo la práctica le ayudará a lograr esto. Bien realizado, no requiere mucho más talento que cualquier otra destreza. De muchas maneras es similar a aprender a andar en bicicleta o a jugar al golf: en un momento parece imposible, pero de inmediato ya lo estará haciendo.
De ningún modo deberá excederse en la práctica de este ejercicio. Algunas personas jamás llegan a dominarlo. A los que lo logran, se les aconseja felicitarse primero para luego detenerse. Si se lo practica por un tiempo demasiado prolongado, la paradoja inherente a la experiencia puede causar efectos mentales perturbadores.

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BRUJERIA
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