Capítulo Tres
La Última Protección
Capítulo Tres
La Última ProtecciónOh, bien nacido, estos dominios no provienen de ninguna parte ajena a ti. Vienen de las cuatro divisiones de tu corazón que, incluyendo su centro, señalan las cinco direcciones. Se forman allí dentro y brillan sobre ti. Las deidades tampoco provienen de ninguna otra parte: existen eternamente formando parte de las facultades de tu propio intelecto. Conócelas, para ser de esa misma naturaleza.
El Libro de los Muertos del Tíbet.
La magia sobresale como un diamante en la cúspide de un montón de residuos. Es cierto que se podrá encontrar algo valioso en este tema. Pero antes de encontrarlo, deberá uno buscar entre gran cantidad de cosas desechadas. Mientras escribo, frente a mí tengo una gran cantidad de libros llenos de hechizos y conjuros inútiles. Mientras prometen toda suerte de ventajas, no llegan a entregar nada. Existe un algo de manía con que se los involucra. Son los textos mágicos medievales los que parecen haber sido especialmente escritos por psicópatas.
La raíz del problema parecería ser que mucha gente no encuentra el diamante entre tantos desechos. O, lo que es peor aún, muchos confunden ambas cosas.
La magia es una ciencia interior, un antiguo sistema de psicología. Vista así la cosa, los resultados no dejarán de producirse. Existen ciertas evidencias que sugieren un paralelismo entre los procesos psíquicos y los hechos físicos. De este modo, existe una posibilidad de que la magia pueda influir sobre el mundo físico.
Pero el demonio no aparecerá para construir catedrales. Ningún conjuro producirá una lluvia de oro. Estas cosas son cuentos de hadas, no magia. Señalo esto porque la mayor parte de las ideal acerca de la magia se hallan condicionadas por los cuentos de hadas. Al crecer, cada uno decide con pena que la magia no funciona. Cuando un ocultista afirma que los resultados mágicos son posibles, se le exige una demostración dentro del mareo de referencia provisto por los cuentos de hadas. Pero si la prueba da resultados puede asegurarse sin duda que lo que se tiene por delante no es magia, sino una inteligente conjuración.
Durante siglos, las verdaderas técnicas mágicas han sido celosamente conservadas en secreto. La razón para este hermetismo es la misma que la que anima la advertencia que figura en la primera página de este libro: las técnicas son peligrosas.
En gran medida los secretos fueron bien guardados. Pero ningún sistema de seguridad es completamente inviolable. Con el trascurso del tiempo, algunas cosas se filtraron, o bien fueron descubiertas independientemente. La hipnosis constituye un ejemplo, y otro es la aplicación psicológica de la alquimia.
Estos temas, junto con otros tales como la telepatía, la precognición y la clarividencia, se estudian con inteligencia fuera de las fraternidades ocultistas. Sin embargo, otros se conocen solo a través de una filtración parcial. El resultado es que se los ha englobado en el vasto campo universal de las supersticiones.
¿Cuándo fue la última vez que pasó por debajo de una escalera sin sentirse incómodo? Esta superstición se remonta al antiguo Egipto. Existen ciertas circunstancias en las cuales no es aconsejable romper un triángulo. Es sabido que la escalera forma un triángulo con la pared y el suelo. Nadie sabe por qué romper un triángulo trae mala suerte, pero de todos modos todos tendemos a evitarlo.
Debiera uno armarse de coraje y pasar por debajo de la escalera, que nada va a ocurrirle. Ni siquiera es probable que le caiga a uno una maceta sobre la cabeza. Razonablemente, se llegaría entonces a la conclusión de que esta superstición carece de sentido. Y se tendría toda la razón.
Pero si suponemos al mismo tiempo que los sacerdotes del antiguo Egipto eran tontos, entonces la equivocación sería nuestra, porque en ciertas ceremonias ocultistas, la destrucción de un triángulo puede producir un desastre.
Todo esto parece situarse lejos de los experimentos psicológicos con las Puertas Astrales, pero no es así. Ocurre que las únicas personas que han estudiado este campo en profundidad son los ocultistas. Y las únicas técnicas de protección para el viajero astral son las técnicas ocultistas.
Examinemos ahora una de ellas. De acuerdo con lo que pude saber, fue desarrollada en el siglo pasado por la Orden Hermética del Amanecer Dorado, y se la denomina "Ritual menor de destierro del pentagrama".
Póngase de pie, mirando hacia el Este y visualice una esfera de luz blanca, justamente sobre su cabeza.
Levante la mano derecha hasta tocar esta esfera. Luego bajará la misma mano para tocar su frente. Al mismo tiempo visualice un haz de luz que penetrará en su cuerpo. Diga "A-teh".
Baje la mano hasta tocarse el pecho, mientras visualiza el haz de luz que se expande por su cuerpo, llegando hasta sus pies. Diga "Malkut".
Tóquese el hombro derecho, en el cual visualizará otra esfera de poder. Diga "Ve-Gueburah".
Cruzando su mano izquierda para tocarse el hombro izquierdo, visualizará un segundo haz de luz que le cruza el cuerpo. Diga "Ve-Guedulah".
Con las manos cruzadas sobre el pecho visualice decididamente la Cruz de Luz en su cuerpo. Diga "Le Olahim. Amen".
Con esto se completa la primera etapa del ritual, conocida como la Cruz Cabalística. Las palabras empleadas son hebreas. Probablemente las reconocerá en su traducción: "A Tí el Reino, el Poder y la Gloria, para siempre. Amen."
Ahora, con la mano derecha extendida hacia adelante, el índice y el mayor apuntando al frente, trace en el aire una estrella de cinco puntas tal como aparece en la figura 3.
Dibuje con la mano una figura grande, comenzando a la altura de la cadera izquierda, desplazándola luego suavemente hacia arriba hasta el límite natural más elevado. Visualice las lineas de la figura como un fuego blanco.
Una vez que haya completado la figura, separe la mano de la figura para luego clavar los dedos extendidos en el centro, diciendo "Iod-jeh-vav-jeh".
Con el brazo extendido, camine hacia un punto al Sur, trazando una línea de fuego a su paso. Dibuje una segunda estrella y clávela mientras dice: "A-do-nai".
Camine hacia el Oeste y repita diciendo "Eh-je-ieh".
Camine hacia el Norte y repita diciendo "Ah-gue-lah". Regrese al Este, cerrando el imaginario círculo de fuego en
el centro de la primera estrella y extienda sus brazos para formar una Cruz.
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BRUJERIA
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