Arthen y Dailén estaban discutiendo sobre qué hacer con Frida. Tenían que convencerla de alguna manera para que se uniera a ellos, que los ayudara a hacer más poderoso su pequeño ejército, reclutar a más personas y así lograr su objetivo de crear su propia población, una que no dependiera del creador.
—No va a ser tan fácil, Arthen.
—Frederick siempre nos puede hacer las cosas fácil.
Dailén dudó por un instante, pero, de inmediato, la comprensión la golpeó: Arthen quería usar a Frederick para atraer a Frida.
—Haz todo lo posible para que ella esté de nuestro lado.
Ella empezó a sopesar sus opciones. Si quería conseguir resultados, debía empezar cuanto antes; aprovechando que Frida se encontraba ahí, no desperdiciaría la oportunidad.
*
**
Dailén volvió a su forma demoniaca y se dirigió a Frida.
«Tus padres solo piensan en ellos, no les importas.» «¿Por qué compartir el mismo espacio con dos personas que no se interesan en ti?»
Para Ría era demasiado que la que una vez fue su compañera estuviera haciendo aquello. De inmediato, comenzó a modificar aquellos malos pensamientos en ella por otros con una interpretación mejor, más optimista.
Esperaba que con eso Frida contrarrestara su oscuridad mental, despejándola de los pensamientos de Dailén.
Al final, bastó una semana para que terminaran esa maqueta y la entregaran. El esfuerzo había valido la pena después de todo. Y durante esa semana, Ría estuvo todo el tiempo cuidando que Dailén no osara urgar en la mente de su protegida.
**
***
—No puedo convencer a Frida. Es imposible con Ría sobre ella…
—Ya se me ocurrirá algo. Por ahora, sigue trabajando con Frederick, también te ayudaré en eso.
***
****
Frederick, bajo la influencia de Dailén, era un chico frío y arrogante, pero una extraña sensación tiraba de él, y era más fuerte que la oscuridad misma que le era inculcada por medio de su subconsciente. Y esa extraña sensación aparecía justo cuando estaba con Frida.
Le parecía raro, pues era algo nuevo para él. Toda su vida había sido normal hasta que entró a la carrera de Arquitectura y conoció a su vecina.
Sin embargo, la influencia de Dailén, y posteriormente la de Arthen, hacía de su actitud una muy fría ante ella, y eso provocaba en Frida un rechazo automático al saber que no era bien recibida en su entorno.
****
*****
Ría no podía hacer mucho contra los pensamientos que le hacía tener a Frida aquel demonio.
Todo había empezado con Sabath, cuyo pobre ángel estaba entre la espada y la pared gracias a Dailén. Ella lo trataba de persuadir para unirse a ella y a Arthen, pero siempre se negaba y usaba todo su autocontrol para evitar caer en esas redes; por eso, la última vez que había visto a Sabath, parecía una marioneta, un títere con falsedad; Sabath había perdido su verdadera escencia y su ángel estaba cansándose, hartándose de tanta oscuridad.
No obstante, Ría no se daría por vencida. Estaba comprometida y dispuesta a hacer todo lo que estaba en sus manos por llevar a Frida por el camino correcto, tenía que cumplir su propósito.
«No me daré por vencida.»
****
*****
Esa tarde, Frederick estaba ansioso. Frida iría a su casa, pero esta vez no por trabajo.
Si antes se extrañaba por las raras sensaciones, ahora más, y había una explicación que él desconocía.
Frida había estado muy sonriente en presencia del chico, y todo era gracias a Ría. Pensamientos como: «Ese chico te atrae, ¡date cuenta!» y «¡Sonríe! No te es indiferente» pasaron de ángel protector a protegida.
Los cambios eran tan drásticos que ambos se sorprendían de sus acciones. Frida nunca pensó que le sonreiría a aquel chico, y tampoco él a ella. Pero se sentía bien.
Cuando llegó a casa de Fred —como había empezado a llamarlo desde la última vez que se vieron—, él la recibió con una enorme sonrisa. Ría también rebosaba de felicidad al verlos así.
Los pensamientos de Frida estaban iluminándose; toda ella estaba iluminándose.
Frederick parecía pasar por el mismo cambio, incluso a Dailén y a Sabath les parecía extraño su comportamiento; a Sabath le parecía bien, pero a Dailén y a Arthen…
«Está enamorado», pensaba su papá.
Ría se había puesto de acuerdo con los ángeles protectores de los padres de Frida. Pensaba que si unían sus fuerzas de luz podrían traer positividad, y no se equivocaban.
Los padres de Frida empezaron a preguntarle a su hija cómo le había ido el día, ya no solo la miraban entrar ni fingían estar conformes.
También el ángel protector de Sabath había progresado mucho; Fred y su padre, por lo tanto, se llevaban mucho mejor que antes —por no decir que al menos ahora hablaban.
Frida estaba aprendiendo muchas cosas, estaba aceptando la creencia de las personas que estaban a su alrededor, sus amigos y compañeros. Incluso se sentía curiosa por el tema de los ángeles. Ahora se arrepentía por no asistir a aquella exposición de ángeles de la que John les había hablado, aunque Fred sí había asistido.
—¿Y tus zapatos? —había preguntado Fred al ver a Frida unos centímetros menos alta.
—Me deshice de ellos. Los zapatos deportivos son más cómodos —dijo alzando las cejas y señalando su calzado.
Fred sonrió y no preguntó más.
*****
******
—No está funcionando. Todo se está yendo a la basura, Arthen.
—Te dije que yo me encargaría.
ESTÁS LEYENDO
Conexión espiritual
Fantasy[Concurso literario: ángeles y demonios] Los seres oscuros y seres de luz han estado en constante lucha. Siempre han existido, pero notarlos es el problema de los humanos; sin embargo, buscan los medios para lograrlo. Influyen en nuestras acciones c...