Capítulo 1

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Tropezó con una roca de la calle. Quería llegar cuanto antes a esa casa y lo que menos necesitaba era contratiempos. Se sacudió el pantalón una vez de pie y siguió su camino, no faltaba mucho. Era de noche; recién bajaba del autobús. La universidad ese día había sido de verdad agotadora, no obstante, esa no era la razón por la que llegaba al anochecer. Además, últimamente tomaba el autobús solo porque aún no tenía coche, y la idea de usar transporte público le repudiaba.

Estaba irritada por caminar con los zapatos de plataforma puestos, pero ella jamás se quitaría el calzado para sentirse más cómoda.

Pensó que escuchar música haría más ameno el trayecto, y estaba colocando los auriculares a su reproductor de música cuando logró distinguir un movimiento no tan ligero como para pasar desapercibido. Puso la vista a la derecha, pero la oscuridad no le permitía observar más allá de los arbustos fuera de las casas.

Puso sus auriculares en sus oídos y siguió el camino al ritmo de su canción favorita, ignorando aquel movimiento que, pensaba, era producto de su cansancio.

*

**

Existe diferencia entre mirar y observar; no solo tenía la vista en ella, sino que la fijaba en cada movimiento suyo: la observaba caminar por la calle; oscuridad completa. Sabía que era la protegida de Ría. La había estado observando muy de cerca en otras ocasiones, no solo, sino con su compañero de vida terrestre, quien, precisamente en ese momento, no estaba con él.

Estaba oculto detrás de unos muy poblados arbustos. Su esencia oscura hacía de su camuflaje uno excelente, pero el ruido que podían causar sus movimientos no lograba pasar del todo inadvertido.

Cuando vio a la chica ponerse los auriculares y seguir caminando, sintió un gran alivio. Fue un momento crucial cuando sintió que ella lo veía, lo que le parecía imposible, y no se equivocaba.

Avanzó con cautela hacia la dirección en que la chica iba, siguiendo sus pasos a cierta distancia, aún oculto.

Arthen le decía una y otra vez que era peligroso observarla, y más si lo hacía solo, pero lo que planeaba no podía esperar más. El espíritu de la chica no era tan puro, estaba opacado por una pizca de tristeza, odio e intolerancia, antivalores que podían seguir desarrollándose y dar magníficos frutos si se aprovechaban bien, y eso es lo que él quería a pesar de las advertencias de Arthen. Solo así, su número de reclutas podía seguir creciendo y, ¿quién sabía?, aquel espíritu tal vez llegaría a ser un buen líder.

―Te dije que es peligroso.

Daniel volteó su rostro para ver a Arthen. Ambos tenían sus formas demoniacas, por lo que el sonido de su voz solo era audible para ellos, pues estaba en una frecuencia distinta a la de la voz humana. No podía sentir escalofríos como ser oscuro que era, pero sí podía sorprenderse como en ese momento; no esperaba la llegada de Arthen.

Daniel no respondió. Sabía que había ido en contra de aquella aclaración. No le importaba si era peligroso o no, pero sabía que su compañero solo se preocupaba por él; no por bienintencionado sino porque, sin él, no podrían terminar de cumplir su propósito, aquel que diecisiete años atrás se habían fijado.

Arthen le ordenó que cambiara su forma para poder regresar a casa y Daniel obedeció, transformándose físicamente en humano.

―Vamos, Dailén, las cosas saldrán bien ―dijo Arthen, cambiando también a su forma humana.

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