Frígida, más conocido como rígida o sin ningún movimiento, eso era Kin YeongHee cuando se trataba del sexo en general, era una tiesa en la cama.
Solo que... No estaría más aprender del que más sabe.
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Histo...
Era de día, apenas y eran las dos de la tarde y la noche aún no caía, pero aquel bar ya contenía mas de diez personas dentro. Estaba mucho mas nerviosa que cuando tuve a Jungkook debajo de mí diciéndome que lo había hecho bien hace dos días. El Playboy se estaba cogiendo esto muy enserio y lo digo por las reglas.
Me colocó reglas que debía cumplir y si las cumplía era que estaba teniendo éxitos para dejar de ser una frígida, la segunda regla era seducir a alguien del sexo contrario, o mejor dicho a otro hombre, a uno que no conozca en lo absoluto, a uno que lo vea por primera vez aquí y que pueda llamarle la atención con algún movimiento mio.
Quería irme, y lo haría si no fuera porque Jungkook estaba a mi lado para observar cada uno de mis movimiento, incluso dejé que él escogiera mi ropa, que tengo que admitir que tiene muy buenos gustos, o tal vez esto lo había hecho antes. La blusa blanca corta y descotada era bastante sexy, y sin hablar de la falda negra por encima de mi cintura y mucho mas arriba de mis rodillas, me sorprendió a mi misma verme tan bien.
—Adelante bebé —me dijo, haciendo que mis vellos se erizaran por su contacto en mi cuello —¿Estás nerviosa? —me preguntó ¿Era tan obvia?
Me convencí a mi misma de que debía de estar relajada para esto o sino no saldría bien. Solté todo el aire que tenía dentro tratando de relajarme aunque sea un poco. Me senté en un taburete redondo que estaba pegado a la barra, justo al lado de Jungkook. Miré al chico que atiende detrás de la barra, pedí un trago para que al menos me ayude con esto. Unos minutos después, lo tomé de una sola vez haciendo que hiciera mueca al rasparme la garganta de una manera que hasta hubiera llorado. Sentí la risa de Jungkook a mi lado claramente burlándose de mí.
—Estoy esperando tus movimientos —comentó, me giré quedando pegada de espalda a la barra y teniendo la.vista de todo el bar.
Las personas hablaban, bebían y parecían en un ambiente cómodo, todo lo que yo no tenía en esos momentos. Justo al pasar mi vista por todos los presentes, distinguí a un chico solo, bebía de un vaso de cristal, era guapo, bastante páramo gusto, su cabello era negro e iba peinado hacia un costado dejando su frente descubierta haciéndolo ver mucho mas hermoso, tenía un rostro que parecía tallado por los mismos dioses, además de una mirada seductora sin ni siquiera seducir. Sus labios no eran ni tan carnosos ni tan finos. Era de contextura delgado pero bien musculoso, joder, era un sueño, sin quitarle que el otro sueño mucho más jodedor lo tenía a mi lado, esperando que hiciera algo.
El único problema de esto era que el chico no me estaba mirando, aumentando la dificultad ¿Cómo mierda llamaba su atención? Trague saliva, tenía que relajarme.
Ví mi oportunidad cuando el chico giró su vista a la barra, tenía que aprovechar esto, me mordí mi labio inferior pasando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y mirándolo seductoramente. Tuve suerte cuando capté su mirada en mí, claramente llamándole la antención, si ni fuera porque me lo ordenó Jungkook, yo pensaría automáticamente que estaba haciendo el ridículo.
Me crucé de piernas pasando una por encima de la otra lentamente, el chico miró a los costados removiéndose un tanto nervioso y volvió a mirarme, le había llamado la entención demasiado rápido y demasiado sencillo para lo que pensé que sería.
—Lo estás haciendo bien Yeong —sentí la voz de Jungkook en mi oído, ronco y sexy de sobremanera, aumentando mi ritmo cardiaco d una manera descontrolada, todo este asunto se estaba saliendo de control y se sentía excitante.
No despegué mi vista del pelinegro, tampoco era que quería hacerlo. El chico se relamió los labios, estaba claro que yo era de su gusto. Pasó su vista por todo mi cuerpo, pasando por mis pechos hasta recorrer mis piernas, poniéndome más nerviosa. En movimiento casi voluntario, mi mano fue a la separación de mis senos, pasandola por ahí suavemente mientras lo seguía mirando. Él sujeto tragó saliva deleitándose.
—Parece que el chico le gusta la vista —nuevamente escuche a Jeon —Tocame —y aunque quería preguntarle en que ayudaría eso, si quitaba la mirada del chico, se cortaría el momento y no me apetecía eso.
Conseguí coger con mi mano el muslo de Jungkook. Esto si se sentía bien. Sonreí maliciosamente pasando mi mano por el.
—Hecha tu cuello hacia tu izquierda bebé —me ordenó y yo simplemente cumplí, dejándole el lado que estaba a su alcance libre.
Sentí su nariz rosar con mi piel, abrí mi boca sintiendo que me faltaba el aire, y por lo que pude ver, al chico este espectáculo le gustaba mucho más. La boca de Jeon se abrió chupando esa zona, un frío me recorrió todo el vientre hasta llegar mas abajo.
Remoje mis labios y trague saliva.
—¿Te sigue mirando? —preguntó en mi oído mordiendo luego el lóbulo.
—Y de que manera lo hace —respondí.
Jungkook volvió a abrir su boca agarrando mi cuello en ella como si quisiera comerme, mi mano aún continuaba en su muslo. Quería cerrar los ojos porque era lo que mi cuerpo me pedía, pero mi mente se concentraba en la figura del pelinegro a unos metros de mí, se había recostado en su silla pasando sus manos por sus labios y sin siquiera hacer el intento de despegar su vista de la mía.
Giré mi rostro hacia Jungkook agarrando su cuello con mi boca al igual que él. Miré de reojo al chico que se pasó su lengua por sus labios.
—¿Quieres que te folle aquí mismo? —reí de lado.
—No estaría mal, creo que eso le gustaría a nuestro espectador —le seguí su juego.
—No pareces una frígida con todo lo que has hecho hasta ahora —comentó.
—¿Eso es un cumplido? —rió por lo bajo.
—Eso es un: me estoy poniendo caliente —mi sonrisa no podía ser más de satisfacción.
Nos despegamos de nuestra charla tan cerca, mis mejillas estaban calientes y Jungkook parecía muy excitado. Por un momento me olvidé del chico, simplemente me importaba el que tenía a mi lado, Jeon Jungkook.
—Te dará su número, atenta —caí en cuenta de sus palabras cuando el chico al que estaba seduciendo venía hacia mí.
No me dijo nada, simplemente me tendió una servilleta blanca con números escritos, me sonrió lindamente y me guiñó un ojo para después verlo salir del bar. Pensé quedarme con el número, pero cuando pretendí meterlo en mi blusa Jungkook lo agarró, lo hizo una bolita en sus manos y lo lanzó lejos.
—¿Qué...?
—Él hombre que necesitas ya lo tienes aquí, no necesitas a ese —nos miramos fijamente —Ahora vamos, quiero probar que tal besas bebé —me dio su mano para que yo la cogiera y salir del bar.
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