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Resumen:
"No pertenezco a la prisión, no pertenezco al infierno, ¿a dónde pertenezco, Red?"

Resumen:"No pertenezco a la prisión, no pertenezco al infierno, ¿a dónde pertenezco, Red?"

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Matt sabía que estaba gritando, sabía que estaba entrando en pánico, pero no podía parar. Sintió la pared de la cocina detrás de él y se sentó agachado contra ella, con las rodillas contra el pecho como para protegerse de cualquier cosa incognoscible que pudiera rodearlo. No tenía idea de cuánto tiempo había pasado. Sus sentidos restantes no podían transmitir el tiempo de la misma forma que su oído. Durante un tiempo se había quedado dormido, con la cabeza de rodillas después de obligarse a respirar y relajarse, pero había vuelto a despertar preso del pánico. A ese miedo abrumador de perderse en la oscuridad total.

No estaba seguro de que estaba gritando exactamente, pero podía sentirlo en su garganta, sus cuerdas vocales tensándose mientras su respiración se convertía en gritos. Estaba en su apartamento ¿verdad? ¿No era él? Frank le había hecho esto, Frank había ido tras él; no, había rescatado a Frank, pero Frank se había soltado y atacado. Matt había terminado encima de él, presionado repentinamente contra su musculoso pecho, había bajado la guardia cuando, por un momento, sintió como si Frank pudiera sujetar sus piernas alrededor de él y acercarlo más… ¿realmente había sucedido?

No importaba, Frank se había ido ahora. Matt estaba solo en un universo vacío.

Algo le tocó el hombro y su cuerpo reaccionó de inmediato, lo golpeó con la mano y luego se alejó por el suelo. Algo pesado golpeó la pared, sintió las vibraciones del impacto por sus brazos y espalda. 

¿Foggy?

Aún podía sentirse gritando en pequeños estallidos de pánico, pero no podía detenerse. Incluso para Foggy. Se acercó a él.

Una mano grande y áspera tocó la suya. No era Foggy.

Se apartó de un tirón, pero Frank le agarró la mano y apretó los dedos. De repente sintió el aliento caliente de Frank en su rostro, oliendo a metal y sangre, y las manos de Frank lo agarraron por los hombros. Estaba diciendo algo, gritando algo, Matt podía sentirlo en las bocanadas de aire en su piel.

De alguna manera se había quitado las esposas.

Frank le tapó la boca con una mano, y con la otra encontró la parte posterior de su cuello donde la agarró con fuerza. Incluso mientras Matt intentaba apartarse, sus manos encontraron los antebrazos de Frank y se aferraron como a un salvavidas.

Respira, se dijo a sí mismo, y pensó que Frank podría estar diciendo lo mismo. Sólo respira. Lo hizo, por dentro y por fuera, por la nariz mientras Frank mantenía la boca cerrada. De alguna manera ayudó, estar atrapado bajo sus grandes manos. Ya no flotaba sin sentido por el espacio. El tiempo también regresó, como si el pulso que sentía en la palma de Frank fuera un reloj.

Sintió que los gritos incontrolables se desvanecían en apenas gemidos. Sabía que si podía oírlos, se avergonzaría de los sonidos que salían de su boca.

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