La fecha en que Zoro conoció a Sanji, se prometió que iba a ser el marido de Vinsmoke.
Sanji era de esas personas que con compañía eran felices, con libertad y paz pero que una vez solos no podían con la ansiedad. Era una persona maravillosa, amable y por supuesto que lindo, aunque él dijera lo contrario. No es como si tuviera una autoestima tan baja, pero tampoco era alta.
Fue una infancia triste con la que creció, al ser su padre alguien violento, no pudo conocer lo que era el afecto
, un hombre al cuál decirle padre, contar su día, jugar; por lo cual quizás por esa misma situación su personalidad era tan tímida. Y, sin embargo, obtuvo amistades fantásticas con su actitud positiva.El rubio se hallaba en el Arcade, lugar donde todos sus amigos iban a jugar Galaga y Pac-Man, donde él y Zoro se hicieron mejores amigos.
La relación interpersonal que el moreno logró con Sanji fue gracias a su gran apoyo y el pasar del tiempo, comprendiendo los sentimientos de «sus cejas bonitas», uno de los apodos tan dulces que él le daba y una manera en cómo Zoro recalcaba su bien parecido porque le parecían encantadoras. El susodicho de la forma más suave y sutil conquistó al ojiazul, no con regalos, no con flores; fueron sus sentimientos y acciones que hicieron a Sanji confiar en el otro. Todos los días le mandaba los buenos días y siempre le preguntaba cómo había dormido, si ya había desayunado o si ya se había levantado de la cama.
Ese sentimiento de ser querido era tan bonito, tan cálido...
-Sanji.
-¿E-eh? -Se asustó, pues se encontraba tan absorto en su cabeza que se había olvidado de Zoro.
-Tu helado se está cayendo, amor -Sacó una servilleta y la extendió para dársela al contrario, aprovechando para darle un besito en su frente.
-Ah, perdón... -Se empezó a limpiar los dedos mientras Zoro le sostenía el helado -Es que estaba pensando qué hacer de almorzar mañana -Rió, pues sus dedos ahora estaban todos pegajosos.
-¿Onigiris otra vez? -Dijo eso viendo con tanta ilusión a Sanji, como si viese un enorme cúmulo de estrellas, sonriéndole a su novio.
-¡No puedes comer onigiris todos los días, marimo! -Era claro que era su platillo favorito, pero había que tener una alimentación variada y se carcajeó.
-Es que saben tan rico -Excusó mientras se reía con el otro, viéndolo tan feliz, tan precioso y lindo -Amor...
-¿Sí? -Preguntó Sanji, sintiendo la mano del peliverde en su mano izquierda.
-¿Te casarías conmigo?
💚💙
A «Mamá Sora», como el peliverde llamaba a su ahora suegra, le fascinaba ver a su hijo tan feliz, tan contento, desde que se habían separado del desgraciado de su exmarido Sanji podía expresarse mucho más sin ser juzgado o seguir teniendo temor de que alguien se burlase de él por su relación con Zoro.
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Mi Amor
Hayran KurguSanji quería sentir el amor, vivir el amor. Y no podía creer como una familia con Zoro podría brindarle tanta felicidad.